Yo no la conocí, puesto que nací años más tarde. He oído hablar mucho de ella, así como de lo aventurera y moderna que para la época era.
Hace unos años, leí en prensa que en el Cementerio de Valencia, había varias fosas con represaliados por la Dictadura Franquista; cual fue mi sorpresa cuando descubrí que mi yaya estaba enterrada justo, encima o al lado de una de ellas.
Lo comenté en la familia, y todos se quedaban sorprendidos puesto que nunca allí habíamos visto ningún símbolo o elemento que indicase tal hecho.
Pero tal silencio se rompió cuando el Ayuntamiento de Valencia, decidió construir hileras de nichos sobre esos terrenos; los foros por la memoria histórica, familiares de republicanos asesinados y demás afectados, pidieron al Ayuntamiento que paralizase tal obra, para respetar y no profanar los enterramientos que allí había. El resto de familiares de los enterrados en esa zona, fuimos solamente meros espectadores, ya que no formábamos parte de los familiares de los represaliados, ni tampoco el Ayuntamiento nos había informado de nada.
La cuestión es que un día cuando fuimos a poner flores, la humilde cruz de adobe y pintura blanca que coronaba la tumba de mi yaya, había desaparecido; nos dijeron que no habían movido los cuerpos pero si las cruces, para ajardinar la zona; así pues varios años en medio de la tierra repretada, poníamos en un jarro de cristal el ramo de flores; bien para su cumpleaños, navidad o todo los santos.
Pero de pronto se inició todo el conflicto de que el Ayuntamiento de Valencia, decidió alegando a que no había fosas remover la tierra, y llevarla a una cantera de Sagunto, allí se descubrió infinidad de restos óseos de origen humano, y ante aquella profanación, de nuevo se volvieron las tierras al mismo lugar de donde habían salido. Como podéis ver un despropósito en toda regla.
Esto fue junto a donde yace mi abuela, pero no donde está ella; por lo tanto sigue allí enterrada.
Desde entonces tanto PSOE, como IU, así como las asociaciones en defensa de la memoria histórica, han pedido a Rita Barberá el acondicionamiento y la decencia de la zona.
El resultado es que lleva más de tres años todo vallado, (al principio hasta con vigilancia, para que nadie hiciese ni fotos); todo abandonado, lleno de hierbas, maleza y hasta enormes ratas. Los familiares no podemos poner las flores.
Hoy de nuevo por la festividad de todos los santos, he ido con mi madre a poner flores a nuestros seres queridos difuntos, de nuevo a mi yaya, no hemos podido ponerle flores, bueno hemos puesto un sencillo ramo en un bloque de cemento. El pesar y la tristeza se han hecho más fuertes al tener que vivir esta situación.
Es indigno que el Ayuntamiento de Valencia permita esta situación, y es indigno que para Rita Barberá, también haya muertos de primera y de segunda.