En el término municipal de Castielfabib
(Valencia), y junto a la aldea de Arroyo Cerezo, en el extremo occidental de la
comarca del Rincón de Ademuz, se
encuentra el cerro de la Cruz
de los Tres Reinos, donde se abrazan Aragón, Castilla y Valencia; es una de las
últimas estribaciones de los Montes Universales en el margen derecho del río
Turia, y con una altura de 1555 metros .
Cuentan las crónicas que durante la
Edad Media , en este punto se reunían los
Monarcas de Castilla y de Aragón (que también lo era de Valencia), para
resolver los conflictos, y firmar los tratados y acuerdos, por lo que a la
belleza del lugar hay que añadirle el misticismo de la historia y las leyendas.
Y os cuento lo anterior porque en la noche del
pasado 12 de Agosto, el recién creado Club Alpino del Rincón de Ademuz había
organizado un ascenso nocturno a dicho cerro, con linternas y ropa de abrigo,
porque pese a la época estival por estos lares
las noches suelen ser frescas.
Así pues a eso de las 23:00 horas y tal como
decía la convocatoria, unas 30 personas arribamos a la plaza de la Iglesia de Arroyo Cerezo,
una pequeña aldea situada en un altiplano a
1320 metros
de altitud, de poco mas de 15 habitantes, cuyo urbanismo más que original no
deja indiferente a nadie.
Desde ahí y tras el cuarto de hora de espera de
rigor, comenzamos el ascenso al cerro, atravesando lo que se intuían como
choperas, donde de forma continua nos acompañaba el canto de algún cárabo.
Después atravesamos zonas de abrevaderos y de
ganado, donde el olor característico del los grupos masivos animales daban
testimonio de ello.
Tras este tramo “embriagador”, nos adentramos en
un frondoso bosque de grandes sabinas y pinos albares hasta llegar al punto
geodésico.
Allí estuvimos tumbados sobre el empedrado suelo
como media hora, para poder ver las estrellas fugaces que tanto se ven en esta
época del año, pero la arena en suspensión traída por los vientos del sur o
subsaharianos impidieron en cierta medida una visión más clara del cielo.
Aunque se contaron por decenas las perseidas que paseaban por el limpio cielo
del Rincón.
Desde allí observamos con cierta preocupación que
se apreciaba perfectamente la ubicación de la ciudad de Valencia y su área
metropolitana, debido a la gran contaminación lumínica de la ciudad levantina;
pese a distar más de 100
kilómetros era perfectamente visible el reflejo luminoso
en el cielo…
Tras el parón de media hora en la cumbre, y tras
contar varios chistes, comenzamos el descenso por otra ruta diferente, un
poquito más larga, la que baja por el pueblo turolense de Veguillas de la Sierra , pasando por el
mirador de Marco a 1510
metros , desde donde se aprecian diminutas las villas de
Veguillas y Alobras.
Alobras y Veguillas de la Sierra desde el Mirador de Marco
Por aquí el camino también atraviesa frondosos
bosques de pinos y sabinas; para tras un fuerte descenso después del mirador,
pasar por prados idóneos para el ganado, dando testimonio de ello, la cantidad
de abrevaderos que por la zona había.
El último tramo entre Veguillas de la Sierra y Arroyo Cerezo, se
hace por un camino de labranza entre campos de cereal y girasoles.
Llegamos de nuevo al pueblo a eso de las 2:30,
con la satisfacción de haber vivido una estupenda experiencia, donde pudimos
disfrutar de los olores a romero, espliego y labanda en muchos de los tramos,
(en algunos también a excrementos de oveja…) donde además el aire limpio y
fresco, y más en estos días de ola de calor, suponían todo un revulsivo para
los sentidos; y donde la compañía de las buenas gentes del rincón habían hecho
el resto.
Desde este humilde blog, mi felicitación y
enhorabuena al Club Alpino del Rincón de Ademuz, por su labor y trabajo, en
buscar una mayor concienciación medio ambiental, por incentivar las prácticas
deportivas en relación con el entorno natural, y por de alguna manera hacer más
y mejor Comarca.
Aquí os adjunto su dirección en Internet por si
queréis saber algo más sobre esta entidad:
http://caelrincon.blogspot.com.es/