En la carrera teníamos una asignatura
que se llamaba “historia de las constituciones y los códigos”; era optativa y
como siempre me ha encantado la historia, pues me la pillé.
El examen lo recuerdo perfectamente
fue un 24 de junio a las 9:00 de la mañana; como todos los 24 de junio, la
víspera es la noche de San Juan, así que
como al día siguiente tenía examen, decidí salir, pero con la intención de
recogerme pronto, el plan era; amig@s, bocata, una par de cervezas en la playa,
y lo típico a las 24 horas tras saltar las olas me pillo el bus y para casa…;
la cuestión es que por unas cosas o por otras, culpa de mis amigos desde luego
la noche se alargó, hasta el punto que ya dije, bueno no me vaea la pena ir a
casa, desde aquí al examen y así lo hice… que fama de golfo voy a coger, a ver
era muy joven (un poco más que ahora).
Constitución de 1812 (Imángen de Nueva Tribuna) |
El examen era
oral y la primera de las tres preguntas era “cuéntame todo lo que sepas de la
Constitución denominada la Pepa”. La verdad es que el examen me salió muy bien,
me pusieron un sobresaliente y cuando salí del aula grité un “viva la Pepa”…
La Constitución
que aprobaron las Cortes de Cádiz en 1812, en plena Guerra de la Independencia
contra los franceses, tomó ese nombre por haberse promulgado el 19 de marzo,
festividad de San José.
La actual Constitución,
la de 1978, se promulgó en 27 de diciembre, pero no entró en vigor hasta el 29
de diciembre, no fuese que se le pusiera algún mote rollo la inocentada o algo
así, si entraba en vigor el 28 de diciembre (fiesta de los Santos Inocentes).
Imagen Diario de Córdoba |
Pero el post,
no va de constitucionalismo, ni de historia de los códigos, sino de por qué a
los José o Josefa se les llama Pepe o Pepa.
Hay varias
teorías al respecto:
La primera de ellas es que Pepe o Pepa a priori son un
hipocorístico, y ¿qué es un hipocorístico?, pues según la Real Academia
Española de la Lengua: “ Dicho de un nombre, que en forma diminutiva, abreviada
o infantil, se usa como designación cariñosa, familiar o eufemística, que es la
forma diminutiva, abreviada, deformada o infantil del nombre habitual, y que se
usa como apelativo afectivo, familiar o eufemístico.
Así pues, como de Francisco es Kiko, de
Rosario es Charo o de Consuelo es Chelo de José es Pepe.
Otra teoría
indica que realmente viene del nombre de José en italiano, es de decir de
Giuseppe, Pepe.
La tercera
teoría y que a mí es la que más me convence, y así lo aseveran latinistas de
reconocido prestigio como el Profesor Emilio del Río, es que viene de los
textos litúrgicos; en los mismos aparece la expresión “Sanctus Iosephus P. P. Cristhi”
que quiere decir San José padre putativo de Cristo.
Padre putativo
según indica el diccionario de español jurídico es aquel cuya paternidad es
presunta, pero no ha sido determinada; es decir que aparentemente es el padre,
pero no está claro a ciencia cierta que lo sea.
Así pues, como la gente leía tras el José
P. P. y además no sabían latín, al Patrón de los carpinteros se le empezó a
llamar también Pepe.
Y así José y
Josefa son Pepe y Pepa.
FINEM.