Este
verano del 2012, será recordado por muchas cosas, como por ejemplo las
“presiones” de Rajoy a la Unión Europea para el rescate del sistema financiero
español, por los vaivenes de la prima de
riesgo, el euribor, etc… pero sobre todo será recordado por los incendios
devastadores que han asolado miles de hectáreas a lo largo y ancho del estado
español.
También
por las tierras valencianas sufrimos el aciago acontecimiento de unos incendios
voraces que calcinaron kilómetros y kilómetros de bosques, zonas de cultivo,
etc… afectando a más de una veintena de términos municipales y causando grandes
daños materiales, además de los ecológicos. Siendo lo peor, la muerte de varios
trabajadores en las operaciones de extinción del fuego.
En
la ciudad de Valencia todo el mundo se enteró de lo que ocurría ya que la
“lluvia” de cenizas sobre la capital del Turia duró varios días, incluso uno de
ellos el día se hizo noche por lo espeso de las nubes de humo…
Valencia bajo la nube de humo
¿Cuanto
costarían las labores de extinción? Estoy seguro que mucho más que las labores
de prevención, algo escribí por entonces sobre este tema:
(http://blogdeoscarpardodelasalud.blogspot.com.es/2012/07/los-incendios-forestales-se-apagan-en.html)
Han
pasado casi dos meses de los incendios de Cortes de Pallás y de Andilla y en
este mundo donde impera la rabiosa actualidad, el estado y la situación de
estos parajes ya no es noticia.
El
pasado domingo estuve por la zona de Alcublas, convocados por un grupo de
personas comprometidas, que preocupados por la inacción de la administración
han llevado a cabo trabajos de cuidado, mantenimiento y prevención que ahora
después os contaré.
La
llegada a la zona afectada por el incendio fue impresionante, me sentí en mitad de un lugar inhóspito, que
más que un bosque era un cementerio vegetal donde no se oía ni siquiera el piar
de un pájaro.
El
punto de encuentro era la balsa de la Pedrosa en el término municipal de Alcublas;
una balsa natural ubicada en mitad de una ladera y que es muy rica en fauna,
sobre todo en anfibios, siendo uno de sus
más ilustres habitantes el gallipato (en peligro de extinción.)
Pues
bien este grupo de voluntarios ecologistas, pensaron que era imprescindible
salvar a la balsa de la ceniza que podría llegar hasta ella cuando llegasen las
lluvias. Contaron que la abundante ceniza en el agua se transforma en una
especie de cloro o lejía que envenena las aguas siendo letal para la
fauna. Por eso, con los permisos
pertinentes y en connivencia con el Ayuntamiento de Alcublas y su alcalde
Manuel Civera, realizaron unos trabajos cuya finalidad era ralentizar las
correntías para evitar la erosión, y desviar los aportes hídricos que estas
podían proporcionar fruto de las lluvias.
Proyecto en el que basaron sus trabajos
Para ello hicieron zanjas, presas con
piedras y palos, fajinas de madera, diques, etc… de esta manera se conseguirían
varias cosas: que el agua con ceniza no fuese a parar a la balsa, y que la
ceniza fuese depositándose en esos filtradores naturales, saliendo el agua más
pura.
El
30 de agosto, cayeron en la zona 30 litros por metro cuadrado, y el trabajo
realizado dio el resultado deseado, recayendo en la balsa solamente el agua que
cogiese su propia cubeta.
La
intención es que allá por enero o febrero cuando ya se haya limpiado esa ceniza
fruto de las lluvias, revertir la situación para que de nuevo la balsa vuelva a
obtener el agua de las escorrentías y vaguadas que de forma natural la nutren.
Fue
gratificante ver la pasión, la sabiduría y el empeño que desprendían cuando
contaban como habían podido salvar la balsa del envenenamiento de sus aguas.
Pero
además de esta acción ha surgido el movimiento de unos vecinos de Lliria que
pretenden hacer trabajos en un barranco
cercano a la aldea de las bodegas para evitar la erosión y con ello la
desertificación de terreno quemado.
Quiero
acabar este post felicitando la labor a este grupo de “Quijotes”, que tan buen
ejemplo de concienciación y de civismo han dado.
En
este enlace podéis saber algo más de ellos; un voluntario un árbol:
Y
mostrándoos esta imagen de una flor brotada de un bulbo en mitad de la zona
quemada que sin lugar a dudas llama a la esperanza.