Panorámica de Libros
Se pueden contar por cientos las
veces que he pasado por el pueblo de Libros desde Torrebaja (Valencia) hacia la
ciudad de Teruel y viceversa; y desde
siempre tal vez porque soy un apasionado de la lectura y por ende de los
libros, o porque el pueblo tiene una belleza pintoresca innata, siempre me ha
gustado mucho cuando he podido parar a dar un paseo por este atractivo pueblo y
contemplar con admiración el lugar donde sus antepasados decidieron edificarlo.
De Libros se puede decir que me
gusta el nombre y el pueblo; y es que el municipio de Libros situado a unos 766
metros de altitud, se encuentra ubicado en un profundo cañón del río Turia
entre grandes cordilleras montañosas; al oeste las últimas estribaciones de los
Montes Universales, y al este la Sierra de Javalambre; esta circunstancia
conlleva a que Libros, de unos 150 habitantes se aprecie angosto entre grandes
farallones de roca que lo protegen de los vientos, y lo hacen invisible hasta que la carretera no
llega a sus primeras casas.
Según tengo entendido el nombre
de Libros deviene del término “libre”, y es que parece ser que en los tiempos
de la reconquista, el Reino de Aragón para repoblar las zonas fronterizas con
el sarraceno dejó a este pueblo libre de impuestos y de esta manera afianzar el
asentamiento de nuevos pobladores.
El pueblo tiene una conformación
irregular como en forma de curva, la misma que hace el río Turia a su paso por
el municipio y que en paralelo lleva a cabo la carretera nacional 330, esa que
une Alicante con Francia, pasando por Zaragoza.
El Turia ha dado más de un susto
al pueblo de Libros, sobre todo en el puente de hormigón, ya que en el machón
del medio las riadas dejan grandes troncos, que en las crecidas ejercen de
presa, provocando pequeños desbordamientos. Unos metros antes, y para cruzar
desde el casco urbano a la zona deportiva, de ocio y esparcimiento hay un
esbelto puente colgante de hierro, que pintado de verde hace un original
contraste con el entorno que lo rodea.
Junto a la carretera, hay un olmo
rodeado de un banco y una fuente que dan acceso a la plaza mayor del pueblo,
presidida por la Iglesia abocada a San Juan Bautista; un templo de estilo neoclásico
de principios del siglo XIX, con una esbelta torre a los pies de la nave
principal. Las características más destacables de esta torre además de su
altura, son el hecho de que tenga un reloj que marque el devenir del tiempo, una
techumbre con tejas pintadas, y una bella veleta.
El día que visitamos Libros, el
pueblo estaba lleno, pues era la festividad de la Virgen del Pilar, patrona del
municipio, y a la cual le tienen dedicado un pequeño ermitorio al otro lado del
río a los pies de la montaña; lugar donde se venera durante todo el año,
excepto en los días grandes de las fiestas los cuales tienen a su patrona en la
Iglesia.
Ermitorio dedicado a la Virgen del Pilar
La orilla del río opuesta a la
carretera, es decir su margen izquierdo, es todo un conglomerado de pequeños
huertos, que por la fertilidad de las tierras de aluvión y la facilidad del
riego, son verdaderas industrias de hortalizas, tubérculos, etc…
Las gentes de Libros tienen fama
de ser buenos hortelanos y no es raro ver a algún agricultor vendiendo alguno
de estos frutos a las orillas de la carretera que cruza el pueblo de un extremo
a otro. También es famoso por la zona el buen pan y la repostería que se hacen
en el horno de Libros, en una angosta calle a espaldas de la Iglesia.
El conjunto del caserío muestra a
grandes rasgos las estructuras y edificaciones tradicionales de la zona,
estando muy deteriorado en la zona trasera del pueblo, la que da a un pequeño
valle encerrado también por grandes roquedales; en esta zona se contemplan
viviendas abandonadas y muy dañadas por el paso del tiempo. Rincones que son
testigos mudos de lo que fueron los pueblos, y que por ese mal endémico llamado
despoblación han ido deviniendo en ruina y abandono.
Viniendo desde Teruel y antes de
llegar a Libros, en la margen izquierda del río y de la carretera nacional 330,
se encuentra la denominada Peña del Cid, llamada así por la documentación que
asegura la presencia de un importante campamento del guerrero castellano en la
zona; no es raro ver a grupos de expertos escaladores trepando por dicho y
legendario risco.
Peña del Cid
Así mismo también en el término
municipal de Libros, y camino del pueblo de Riodeva, se encuentran los restos
de las antiguas minas de azufre, que funcionaron desde el siglo XVIII hasta
mediados del siglo XX. Allí se pueden
observar las formas de vida por los restos de casas que quedan, hornos,
edificios comunales, cuevas habilitadas como casas y una gran ermita en forma
de cripta.
El poblado de las minas lo
enseñan pidiéndolo en el Ayuntamiento de Libros
Dirección del Ayuntamiento:
Paseo del Turia, 58
44132 Libros |
Teléfono del Ayuntamiento: 978784001
|
Fax del Ayuntamiento: 978784001
|
E-mail del Ayuntamiento: ayuntamientolibros@hotmail.com
|
De igual manera con respecto a
este tema, querría nombrar a mi buen amigo Julián Martínez Vilanait, vecino de
Torrebaja y conocido popularmente como el francés, que con su gran habilidad y
maestría ha restaurado varias de estas cuevas,
y las muestra con gran orgullo y satisfacción.
Julián Martínez (fotografía obtenida del Blog de Alfredo Sánchez Garzón)
Quiero terminar este post
bloguero a parte de recomendando la visita a este bello pueblo turolense,
dedicándoselo a una libreña de excepción, a la que además quiero mucho; mi
buena amiga Elisabeth Millán Gómez.
Elis Millán |