Castillo de Santiuste
Que en términos generales, el régimen franquista era a la cultura,
el patrimonio o la literatura lo mismo que a las libertades públicas, es algo
que a día de hoy casi nadie pone en duda.
De ahí que en sus últimos años de pervivencia la
Administración Franquista se desprendiera de mucho del Patrimonio Nacional,
para de alguna manera ingresar algunas pesetas, y al mismo tiempo despojarse de
bienes cuyo mantenimiento o recuperación le suponían al Estado un buen pico, y
sobre todo le suponían interés por su recuperación, asunto por el que no
estaban ni se les esperaba.
Por tanto en los finales de los años 60 y principios de los
70 del pasado siglo XX, fueron muchos los castillos, casas fuertes y palacetes
que el Estado enajenó para ponerlas en manos privadas, fundaciones, Ongs, etc…
Como veis eso de las privatizaciones, o la venta del patrimonio nacional, no es
algo nuevo, sino que ya viene de lejos…
Y algo así ocurrió con los Castillos de Zafra, Embid o Santiuste
en la Comarca del Señorío de Molina – Alto Tajo.
Si bien aunque la práctica a mí no me guste, es verdad que
ésta ha sido en muchas ocasiones sinónimo de recuperación, restauración y
rehabilitación de mucho de nuestro patrimonio histórico y monumental. Y algo
así ha ocurrido con la fortaleza de Santiuste.
Castillo de Santiuste
En la pasada festividad del puente de la
Constitución-Inmaculada, estuve por las tierras de Molina, y quedé con Antonio
Ruiz Alonso para visitar el Castillo de Santiuste, de su propiedad desde el año
1973, y en cuya restauración y rehabilitación ha invertido su tiempo y dinero
en estos últimos 40 años.
El Castillo de Santiuste en el término municipal de Corduente
(Guadalajara) y en la margen derecha del río Gallo, no tuvo fines belicosos,
sino que fue más bien una residencia palaciega de un nombre de la zona, allá
por el siglo XV.
Este noble respondía al nombre de Don Juan Ruiz de Molina, conocido
como el Caballero Viejo por su longeva
vida; fue hombre de leyes, caballero y Bachiller, así como Comisionado del
Señorío ante la Corona, durante el reinado de Juan II; e hizo gran fortuna
durante su época convirtiéndose en uno de los nobles más importantes del Señorío
de Molina, con títulos de Señor de
Embid, Santiuste, Guisema, la Torre de Antón Sánchez, el Pobo, Teros, la Serna
y Terzaguilla.
Juan Ruiz de Molina
Allá por el año 1434, el Rey Juan II de Castilla (padre de Isabel la Católica), le concedió
el privilegio para construir la fortaleza de Santiuste.
Juan II de Castilla
Su actual propietario Antonio Ruiz Alonso, es amigo de mi
familia desde hace muchos años, de ahí que le pidiese hacer una visita a la
fortaleza, a la cual él accedió de manera muy amable; y que realizamos en la
mañana del día 8 de diciembre de 2012, festividad de la Inmaculada Concepción;
a eso de las 10 horas, y pese a lo fresco de la mañana (unos 10 grados bajo
cero) Antonio nos esperaba junto a los cobertizos y ermita que rodean al
Castillo, y que han sido las últimas obras que Antonio ha restaurado.
El nombre de Santiuste deriva de Sant Yuste, Santijusti, o
San Justo, de ahí que la ermita de la fortaleza esté dedicada a este Santo,
también denominado “el Santillo” ya que según cuenta la hagiografía de San Justo,
éste fue un mártir de tan solo siete años.
Acceso a la ermita
Antonio Ruiz Alonso es oriundo de Molina, persona aventurera,
avezada y de gran sentido común, con mucho esfuerzo y entrega ha dedicado gran
parte de su vida a restaurar esta fortaleza que como os decía antes, adquirió
del Estado allá por el año 1973.
Adquiere el Castillo en un importante estado de ruina; ya que
en 1755 el terremoto que asoló la ciudad de Lisboa se dejó sentir por estas
tierras de Molina con gran virulencia lo que supuso la práctica destrucción de
la fortaleza. Luego el devenir de los tiempos y el uso de las ruinas como
establos para ganado bovino y caprino hicieron el resto.
El Castillo de Santiuste es de planta cuadrada, con unos cien
metros de perímetro y cuatro torres en cada una de sus esquinas; tres son
almenadas y una de ellas techada a dos
aguas. Las torres tienen cuatro pisos de altura y un sótano; y junto a los
lienzos de la muralla forman un precioso patio central que Antonio ha
reconstruido con arcos de medio punto al estilo claustro medieval y presidido
por una esbelta fuente de piedra.
La fachada principal de la fortaleza, está presidida por un
gran arco de medio punto, que sirve de acceso al castillo, mirando hacia el
este, justo en frente al Castillo de Molina, que desde allí se aprecia con
total precisión. Sobre la puerta está el escudo de los Ruiz de Molina.
Fachada principal
Torre de Aragón de Molina de Aragón
Toda la fortaleza en sí, está elaborada con una excelente
sillería, con importantes llagas de mortero, cal y arena; encontrándose en
términos generales en un magnífico estado de conservación y mantenimiento,
sobre todo gracias a lo invertido por Antonio
Ruiz; la parte occidental del Castillo es la más deteriorada, con una
torre derruida y otra muy inclinada, tanto que parece peligrar y que sea próximo
su colapso; Antonio me cuenta que eso está ocurriendo porque en esa parte del
Castillo, éste no se basa en roca viva como la parte oriental, sino que ahí es
todo relleno, y que esto junto al desnivel del terreno han hecho el resto.
El Castillo de Santiuste, es un bello edificio y claro ejemplo
de casa fuerte señorial medieval, de la Castilla del siglo XV, donde se produce
una mezcla de arquitectura de propaganda familiar, con ostentación, elementos
defensivos reales y fingidos, etc…
Otra cosa que me gustó de la restauración llevada a cabo por
Antonio, ha sido como ha ido adaptando el terreno circundante, para a base de
relleno, realizar unos bellos jardines, donde me cuenta se han hecho bodas,
banquetes, y celebraciones varias.
Jardines del Castillo
Para tener más información sobre esta bella construcción, podéis
visitar la siguiente página web, e informaros para el tema de visitas y
excursiones, que se hacen para grupos grandes o incluso autobuses.
(http://www.castillosantiuste.com/)
(http://www.castillosantiuste.com/)
Quiero terminar este post mostrando mi satisfacción frente al
hecho de que siga habiendo Quijotes que con más ilusión que recursos, no hayan
renunciado a dedicar la práctica totalidad de su vida, la de su familia y la de
su entorno más cercano, para rehabilitar monumentos, que son un reflejo de la historia viva de una
tierra, en este caso el Señorío de Molina; Las piedras de Santiuste hablan y
hablarán por muchos siglos, de un tal Antonio Ruiz Alonso, ya que de no haber
sido por él, Santiuste solamente sería una
reseña literaria en algún libro de historia.
Antonio Ruiz Alonso
3 comentarios:
Estupendo paseo por la historia.
Un abrazo, y feliz año.
Amigo Óscar:
Te agradezco la reseña que publicas sobre la visita que realizaste a Santiuste.
Sólo he de hacer la observación de que el Castillo de Santiuste no lo subastó el Estado (como, ciertamente, hizo con el de Zafra de Molina, Fuentelsaz, Pelegrina y otros muchos de la provincia de Guadalajara por los años 70). Yo lo adquirí directamente de los herederos de quienes habían comprado en 1903 toda la finca de Santiuste (coto redondo con edificios, huertos, montes, prados, etc.) al hijo del Marqués de Embid, noble que, como comentas, era descendiente directo del "Caballero Viejo", fundador del Castillo.
Antonio Ruiz Alonso
Hola Óscar, felicidades por tan magnífica entrada sobre este perdido lugar. Toda la publicidad que se pueda dar sobre los lugares de esta comarca me parecen encomiables y la labor tan exhaustiva que has realizado más. Siempre que paso por este castillo camino de Molina me da tristeza que casi no se conozcan ciertos lugares que gracias a la preocupación en este caso de su dueño no se conozcan debidamente, ya que si no fuera por estas iniciativas particulares serían unas tristes piedras recuerdo de unos tiempos pasados, que pasarían inadvertidas algo así como el de Zafra que me parece precioso, incluso diría majestuoso no por su tamaño pero si por su enclave. La ultima vez lo visite en primavera y la estampa del castillo rodeado de un prado rebosante de florecillas silvestres permanecerá en mi memoria.
Recibe un cordial saludo
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