Todo lo anterior, para contaros que el pasado fin de semana en dicha población se celebraron unas jornadas micológicas así como una feria comarcal, a las que tuve el placer de asistir.
La jornada micológica quedó un tanto deslucida por el hecho de que apenas habían nacido setas y hongos en los entornos de la población, lo que empobreció en buena medida la recolección de los mismos, y la participación de los asistentes en la salida al campo.
Pero pese a esta vicisitud, muchos fueron los que trajeron especies de fuera, que permitieron que se hiciese una muy digna exposición sobre distintas especies tanto comestibles, como tóxicas, e incluso mortales.
EXPOSICIÓN MICOLÓGICA
Varios expertos en la materia dieron charlas sobre como recolectarlos, consejos a seguir, o las propiedades culinarias y nutritivas de las distintas especies.
Además las jornadas micológicas se habían acompañado de la celebración de una muy bien montada y organizada feria comarcal, donde se vendían productos de la tierra, desde pan y embutidos, a zurcidos, miel, esencias, jabones, etc…
Tuvimos el lujo de hablar con varios de los mercaderes, como un colmenero que nos contó que él era la cuarta generación de apicultores y que tenía más de 2.000 colmenas, vendía miel y decenas de productos derivados de
COLMENA
CESTERO
También un alfarero del propio Talayuelas que hacía botijos y jarras de arcilla como si de churros se tratara.
ALFARERO
Las amas de casa de la localidad habían hecho bolsas de pan, patucos para bebés, o cuadros elaborados con miga de pan.
La verdad es que hubo muy buen ambiente, y me pareció una estupenda iniciativa que además de generar ocio, son una fuente de riqueza y publicidad para estos pueblos con un gran potencial y que tantas cosas pueden aportar.
Como suelo hacer cuando os hablo de algún lugar o evento, recomendaros encarecidamente la visita a esta bella comarca conquense.
3 comentarios:
Está muy bien que se hagan este tipo de ferias, pues así se potencian y se dan a conocer algunos de los muchos recursos naturales y rurales que existen en nuestros pueblos.
Tiene buena pinta, pasadlo bien. wi
Una cazuela de barro con una buena cantidad de rovellons o robellones -¿a quién se le ocurrió llamarlos "rebollones"?- bailando con ajo y perejil picados, y ese aceite que coge ese color rojizo y ese sabor inigualable que invita a "sucar" uan barra de pan entera... es uan de esas visiones agradables que llevo grabadas en la cabeza para siempre...
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