Hoy estamos a día31 de agosto, la mayoría ya acabamos las vacaciones y aunque aún queda hasta la arribada del otoño, parece que el verano ya haya finalizado.
Atrás quedan las ilusiones que te planteas para el período estival, l@s amig@s que sólo ves de verano en verano, y que conoces de toda la vida
El final del verano llega cargado de melancolía y tristeza porque a diferencia de las canciones de verano que son alegres y divertidas las canciones del fin del verano son tristes e introspectivas.
El final del verano siempre es triste y esperamos con poca ilusión a que la primera lluvia de septiembre nos despierte en la rutina, reconciliándonos de nuevo con ese aparato denominado despertador. Es el momento de la lluvia y de la ropa de entretiempo, de los exámenes no muy bien preparados y de que tras haber estado en tu pueblo, te sientas en la gran ciudad como pez fuera del agua, como descolocado, como fuera de lugar… anhelando pasear por la orilla del río de tu pueblo, subir a la montaña, ver las estrellas frente a la ermita de San Roque, o simplemente jugar a la cartas en una mesa del merendero. Hechas de menos, las fiestas de los pueblos, l@s amig@s de verano y los reencuentros con antiguos amores, que pese al transcurso del tiempo, hacen que salten algunas chispas.
Pero toda esta melancolía hay que pasarla rápida, debe se el llamado síndrome post-vacacional, y pensar que el otoño es una estación preciosa, y que la felicidad debe buscarse en cada rincón y en cada momento, así que ánimo a tod@s y a seguir disfrutando de la vida.
Un fuerte abrazo para tod@s y ánimo para afrontar de nuevo el transcurrir normal del día a día.
1 comentario:
Pues sí Óscar, la verdad es que tienes muchísima razón. Tras haber pasado el verano en el pueblo, acompañado de tus amigos, rodeado de naturaleza y yendo a las tan esperadas fiestas de los pueblos vecinos, cuesta bastante volver a habituarse a los madrugones, las clases, los coches, el ruido... y todas estas cosas que tiene la ciudad y que nunca se echan de menos en el pueblo.
Allí todo lleva su propio ritmo, la tranquilidad se respira en el ambiente (aunque también tenemos momentos...tensos, por decirlo de algún modo,jeje)y puedes pasarte toda una tarde en la orilla del río intentando pescar, volver a casa sin haber pescado absolutamente nada, y aún así te queda la sensación de que has aprovechado la tarde al máximo.
Seguramente sea porque en el pueblo podemos captar todos esos pequeños detalles que llenan nuestra vida, esos mismos detalles que en la ciudad pasan desapercibidos, porque siempre vamos demasiado atareados como para prestarles atención.
En verano es cuando realmente desconectamos de todo y nos centramos en disfrutar de nuestra familia, nuestros amigos y de los lugares que nos rodean; lugares como por ejemplo Sesga, que, a pesar de ser un pueblecito perdido del Rincón de Ademuz, de apenas 7 habitantes, puede resultar el lugar más maravilloso del mundo.
La verdad, me siento muy afortunada de haber tenido unos abuelos que nacieran en un lugar tan maravilloso como Torrebaja, porque allí, en el Rincón de Ademuz, he vivido momentos inolvidables y he visto paisajes maravillosos. Esos lugares son la mejor herencia que me han podido dejar.
Bueno Óscar, como ves, aunque me ha costado, por fin me he decidido a escribir, jeje. Un saludo.
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