Pese a vivir en una ciudad con mar, y ser muy aficionado a todo
lo que tiene que ver con éste, desde muy niño soy pescador de agua dulce, sin
bien es cierto al principio donde mejor pescaba era en el plato…; recuerdo que
tal vez porque soy muy inquieto, o directamente por ser un patoso descomunal,
me pasaba los ratos deshaciendo enredos del hilo o desenganchando el cebo de
las ramas de los árboles…
Pero mi padre que se había aficionado a la pesca fluvial por
la influencia de mi hermano Antonio, se empeñaba en llevarme a pescar una y
otra vez, siendo ésta la manera por la que fui aprendiendo y entusiasmándome
por el tema.
Y casi siempre era al mismo sitio donde íbamos a pescar, al
río Gallo en el término municipal de Cuevas Labradas.
Cuevas Labradas es un pequeño pueblo de la comarca del
Señorío de Molina (Guadalajara), situado sobre una colina a unos 1159 msm y que
desde luego supone todo un icono para eso que llamamos la desconexión del
mundanar ruido.
La última vez que visité Cuevas, fue el pasado 27 de abril
del presente 2013; era una mañana soleada, pero de temperatura más bien fresca
para la época del año en la que estábamos, sin bien tampoco es extraño para las
tierras de Molina que la climatología sea un tanto fresquita, de hecho al otro
día cayó una copiosa nevada.
La carretera que va desde Molina de Aragón hasta Cuevas es
estrecha con curvas y ciertamente tortuosa, pero sin lugar a dudas los paisajes
que la envuelven, la convierten en un placer para los sentidos, en los casi 24
kilómetros que hay desde Molina hasta Cuevas; en todo el trayecto sólo me crucé
con un coche…
Cuevas Labradas está rodeado de excepcionales bosques de
pinares, sabinas, robles y encinas; y desde la colina en la que está enclavado
el caserío, se observa a la perfección el cañón del río Gallo, con sus
característicos pliegues geológicos.
Según el padrón del Ayuntamiento de Corduente, administración
a la que pertenece la pedanía de Cuevas Labradas, en la localidad tan sólo viven
diecinueve personas, aunque una mujer muy amable que estaba tendiendo la ropa,
me dijo que durante el año tan sólo viven dos familias; y que sin embargo en
verano apenas si se cabía.
Esta señora me contó que los sábados subían el pan desde
Molina, y que en verano venían vendedores ambulantes, con fruta y pescado
congelado; pero para cualquier gestión tenían que acudir a la capital del
Señorío.
Mala cosa esta de la despoblación que no sólo afecta a la
comarca de Molina, sino a la práctica ruralidad del interior peninsular…
Me sorprendió ver decenas de antenas parabólicas a lo largo y
ancho del pueblo, hasta que un señor que paseaba, me contó que era porque
debido a la orografía la señal de televisión llegaba débil y por ello el hecho
de tanta antena, que desde luego pegan poco y desdibuja en gran manera la
fisionomía del pueblo.
La plaza del pueblo lo constituye como en muchos pueblos del
Señorío de Molina, el juego del trinquete, y es que según cuenta la historia
cuando se constituye el Señorío de Molina allá por el año 1320, se puebla a
éste con personas traídas del País Vasco, las cuales gran aficionadas a la
pelota vasca, importan sus tradiciones ociosas y levantan en cada pueblo y
aldea de la zona grandes frontones, los cuales aunque remozados y transformados
han llegado hasta nuestros días.
Justo debajo de la plaza y tras la iglesia un curioso asadero
público, que imagino sobre todo en la época estival, como centro de encuentro
culinario, para probar los excelentes embutidos y carnes que se producen en
estas tierras.
Nada más arribar a
Cuevas te sorprenden las grandes dimensiones de la vetusta iglesia, cuya
torre alberga dos grandes campanas, y conforma la cabeza de la gran nave
central a dos aguas que supone el resto
del edificio, al cual se accede por un patio y una puerta orientados al este,
buscando la zona abriga, menos ventosa y soleada del edificio.
Y otro edificio destaca sobre el caserío, tratándose éste de
una gran torre con reloj incluido. Un reloj este que se puede percibir desde
cualquier punto del pueblo y que a lo
largo de las décadas ha ido marcando las horas de las gentes de Cuevas, y hablo
en pasado, porque el mismo está en estos momentos parado…; y lo está no por
falta de medios materiales sino personales.
El reloj es de cuerda y al no haber
gente para mantenerlo, y darle cuerda su viejo engranaje se ha quedado parado
en el tiempo, casi a la vez que el mismo pueblo
Esta torre se construyó igual que la del vecino pueblo de
Torete, allá por los años sesenta del pasado siglo XX; y desde su ubicación hay
una panorámica fantástica de toda la población, así como de los bellos parajes
que la circundan.
También destaca la edificación que alberga el horno y que
según reza en una placa a la entrada del mismo dejó de utilizarse a finales del
pasado siglo XX, también por la falta de población y por la arribada de estos
servicios desde Molina.
Tras un largo paseo por el pueblo y llenar una botella con el
agua cristalina y fresca que surtía de la fuente a los pies de la iglesia,
decidí acercarme hasta el refugio y fuente del Hontanar.
Para ello hay que tomar la pista forestal que sale desde
Cuevas, prácticamente en frente de la torre de la iglesia, y tras pasar campos
de labranza, bosques de grandiosas sabinas, y pinares frondosos, se llega hasta
este refugio; antes de llegar al mismo, se encuentran en el camino los
característicos chozones o parideras de barda, tan característicos de esta
tierra, los cuales se construían aprovechando el tronco de una sabina como
pilar central y un muro de piedra circular, donde apoyar las vigas, que eran
cubiertas con las mismas ramas de la sabina, cambiando todos los años el
techado para garantizar la impermeabilización y la protección del espacio.
El refugio y la fuente del Hontanar, están ubicados en la cima del barranco del río
Gallo, en la margen izquierda de éste, sobre un promontorio rocoso y cuyas
panorámicas permiten contemplar la confluencia de los cañones del río Gallo y
del Tajo, el castillo de Alpetea desde la otra orilla del Gallo, la
desembocadura del Arandilla en el Gallo, y
kilómetros y kilómetros de bellos parajes que te atrapan y te hacen inapetente la marcha de este lugar.
Paseando tranquilamente por los alrededores escuché un sonido
entre la maleza, al girarme por tal motivo me encontré con el colega:
Desde luego Cuevas Labradas no tiene playa, ni castillo, ni
catedral, y tampoco está incluido como pueblo a visitar en la guías de turismo,
pero el encanto de su fisionomía y el patrimonio natural que lo rodean, lo
hacen un lugar más que apto para reconciliarse con el mundo.
Si lo visitáis ya me contaréis.
4 comentarios:
Como siempre, sorpendiéndonos gratamente con nuevos paisajes del Alto Tajo. Muy chulo.
Consol.
Hola Óscar, hacía tiempo que no pasaba por el blog y tengo que decir que me has dado trabajo adicional, pues he leído las entradas que has publicado desde hace meses. El no entrar no es por falta de interés que sabes me gusta todo lo que sueles publicar, pero en mi blog no sé porque las entradas últimas no las he visto, es más creo recordar que la última que se ve en el recuadro de los blogs que sigo es la PELIGROSIDAD DE UNA CAMISETA por consiguiente hace tanto que pensé que por motivos laborales o personales no publicabas. Así qué tomo nota y miraré de solucionarlo, si es mi problema y no de tu blog.
Estupendo reportaje sobre Cuevas Labradas y de más. Estos pueblos no tienen quizás el encanto de la historia, pero si de una naturaleza en estado puro (sin diseñar) que pienso es digna de apreciar. A veces me pregunto si no se echara todo a perder, si se conoce demasiado ya que el turismo mal gestionado, luego no tiene remedio. Algo así como con el tema de las setas, que es una pena lo que está ocurriendo en esta zona y en otras.
Recibe un cordial saludo desde esta Barcelona, que también nos trae de cabeza con esto del turismo en masa, los que vivimos aquí no estamos muy contentos con la masificación de ciertos lugares emblemáticos de la ciudad.
Genial Oscar. Me ha encantado la descripción de Cuevas, el pueblo de mi madre. Buen trabajo enseñando lo bonito de nuestra tierra.
Hay vivía la familia de mi abuela, recuerdo haberlo visitado mucho de pequeña, Puri,su marido Pepe, su hermano Ireneo. Precioso lugar.
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