domingo, 17 de septiembre de 2023

¿Por qué un Señor de Molina tiene una estatua, en un puente de Burgos?. (Algunas pinceladas sobre la Molina árabe).

 




          Por la ciudad de Burgos, pasa el río Arlazón, y sobre el mismo allá por el siglo XIII, se construyó un puente al que se le denominó de San Pablo, por la proximidad a un convento dedicado al apóstol.


Fotografía de la web:structurae.net

          A mediados del siglo XX, por el hecho de que el tráfico había aumentado, y el puente se había quedado pequeño, el Ayuntamiento de Burgos decidió ensancharlo; y coincidiendo con una época de gran efervescencia cidiana, se colocaron esculturas varias, y todas ellas tenían que ver con personajes aparecidos en el poema del mío Cid.

          Una de las primeras esculturas está dedicada a un tal “Ben Galbón”; y la cosa es; ¿quién era este tal Ben Galbón, y qué tiene que ver con el Cid?


Fotografía propiedad de: https://www.pinterest.com/


          Pues bien, todo deriva de los tiempos en los que en la Península Ibérica vivían gentes que procesaban religiones diferentes, y que eso a priori, porque luego no era tan así, los convertía en enemigos irreconciliables.

          Conforme los cristianos iban arrebatando territorio a los árabes, lo conquistado cada vez era más grande, y con ello más difícil de gobernar; es por lo que la incipiente “nación” que estaba naciendo, Castilla, necesitaba adornarse de héroes, bajo los cuáles, los pobladores de ese territorio, sintieran orgullo  y como sentimiento de descendencia común, de esta manera surgió el “cantar del mío Cid”.

        


  Un poema de anónima creación, y que los juglares (artistas ambulantes en la edad media), iban relatando y cantando, villa por villa, aldea por aldea.

          El Cantar del Mío Cid, relata la vida y mil hazañas, del tal Rodrigo de Vivar, la cuáles según los historiadores, se parecen a la realidad de su vida, como un huevo a una castaña…; pero bueno eso da para otro post, que algún día escribiremos.



          La cuestión que en ese poemario que, se recitaba con instrumentos de cuerda y percusión, en todas las plazas de la vetusta Castilla, hay un pasaje en el que viene de decir que:

“Por Santa María iréis a pasar, id a Molina, que queda más adelante, la gobierna Abengalbón, que es mi amigo de paz, con otros cien caballeros bien os escoltará”.  (Versos 1462 y ss. Cantar del Mío Cid) 


          Y es que, según esta obra literaria, Rodrigo Díaz (el Cid); tras asentarse en el valle del Jiloca (Teruel), concretamente en el denominado Poyo del Cid, impuso un tributo al señor musulmán de Molina; y es a partir de ahí, cuando el molinés, de nombre Avengalvón, se convierte en un fiel aliado y amigo de paz.



Según el cantar, se dice de él, que es de noble y hospitalario carácter, y hace de la Molina islámica una plaza segura para Jimena, sus hijas -Elvira y Sol-, Álvar Fáñez y otros caballeros del Cid.



Así mismo dice el cantar que, en Molina pernoctan en varias ocasiones e incluso son escoltados por guerreros musulmanes molineses en sus viajes entre Castilla y Valencia.

Y de ahí que el señor molinés esté en una de las esculturas del puente burgalés.

Al respecto de Abengalbón, poca información ha llegado a nuestros días, porque así mismo poquísima información hay de la Molina árabe.

 Se sabe que hubo tres reyes árabes molineses; sus nombres fueron: Hucalao, Aben-Hamar y Abengalbón, y algunos escritos cuentan que hubo un cuarto de nombre Bucanlo.





Estos señores, se sucedieron en el reinado de Molina, a lo largo de un siglo del año 1036 hasta aproximadamente el año 1129, siendo por tanto contemporáneos con el tal Rodrigo Díaz de Vivar.


Parece ser que lo que se refleja en el cantar del mío Cid, en cuanto a que Molina pagase un tributo al Cid, es porque éste, con una serie de guerreros, a cambio de dinero ejercía de protector, y el rey moro de Molina, pidió al Cid que lo protegiera del monarca que los almorávides, (otros árabes), habían puesto en la ciudad de València, y que con gran crueldad hacían incursiones por todo el territorio, devastando allá por donde pasaban.



Los terrenos que ocupaban la taifa molinesa no están muy bien definidos, pero por los vestigios arquitectónicos que quedan, en cuanto a torreones y atalayas, diríamos que son las tierras que vienen desde Maranchón hasta el Pedregal, o lo que es lo mismo, las rutas que venían de Castilla en dirección hacia el Mediterráneo; hagamos un símil con la actual carretera nacional 211.


En la capital de la taifa, Molina, había un alcázar, construido con muros de mampostería, y sobre el cual, tras la conquista cristiana, los señores de Lara, construirían el actual castillo que preside Molina.



De aquel viejo alcázar árabe, sólo queda en pie el tapial de una torre, que, a simple vista, muestra un material de construcción, totalmente distinto al del resto del castillo.

Restos del alcázar árabe
Restos del alcázar árabe.

Y así es la cosa de que un señor de Molina tenga estatua sobre un puente de Burgos. FINEM.


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