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domingo, 7 de noviembre de 2010

VALENCIA Y LAS BICILETAS


Al estilo como hacen los padres con lo de “ya te lo dije yo que ocurriría algo así…” pues bien algo parecido advertí yo hace unos meses con el tema de la puesta en marcha del servicio público de “Valenbisi”.

Hasta antes de ponerse en marcha este proyecto, éramos pocos los ciclistas que nos atrevíamos a desplazarnos por Valencia con este ecológico, barato y silencioso medio de transporte; de esta forma aunque el carril bici era igualmente escaso, y la concienciación o educación vial era igual de exigua, a ser menos apenas se sucedían problemas.

La cuestión es que ahora desde el centro de la ciudad hasta los poblados marítimos, Valencia cuenta con este servicio lo que ha multiplicado por mucho el número de ciclistas por las calles de nuestra ciudad, con la complicaciones que eso acarrea, si no hay infraestructura, costumbre y cultura del uso habitual de bicicletas.

Una ciudad donde las distancias no son muy grandes, el clima es muy benévolo y la orografía totalmente plana, hacen de Valencia una ciudad ideal para moverse y desplazarse a través de las dos ruedas.

Pero desde el Ayuntamiento dirigido por la muy conservadora Rita Barberá se sigue apostando por diseñar una ciudad meramente para los coches, en detrimento de los peatones y ciclistas, haciendo que tengamos el triste honor de ser una de las ciudades más ruidosas de España, y de tener grandes índices de contaminación en muchas calles y avenidas.

Ante este uso masivo de bicicletas, el Ayuntamiento ha escogido el camino más rápido, una ordenanza dura y básicamente sancionadora, donde el mayor perjudicado es sin lugar a dudas el ciclista, y con ello toda la población, ya que de nuevo se apoya de forma indirecta el uso del vehículo en detrimento de la bicicleta.

Este verano se han multado a miles de valencianos por circular en bici por el paseo marítimo, (recordemos que Rita Barberá, ha dejado al Ayuntamiento de Valencia al borde del abismo económico, siendo el segundo más endeudado de España), por eso estas cuantiosas multas vienen muy bien para las malogradas arcas.

Todo menos hacer una firme campaña de concienciación vial y medio ambiental, todo menos crear nuevas infraestructuras de carril bici, todo menor habilitar calles, o carriles para el uso de la bicicleta, todo menos permitir que Valencia sea una ciudad más silenciosa, menos contaminada y en definitiva más habitable.


lunes, 27 de septiembre de 2010

VALENCIA NO ES CIUDAD PARA BICICLETAS



Desde varias instituciones europeas, y asociaciones ecológicas, han calificado a la ciudad de Valencia como una de las más contaminadas de España, y la más ruidosa de Europa.

Galardones todos ellos, que no han desmerecido ya que el tráfico rodado, y la estructura de los nuevos barrios contribuyen a ello.

La ciudad de Valencia totalmente llana, con un clima tan benévolo, y donde las distancias no son excesivamente largas es una ciudad ideal para desplazarse en bicicleta.

Pero ni existe concienciación para ello, ni tampoco las administraciones públicas están por la labor.

Desde el Ayuntamiento de Valencia se ha contratado a una empresa francesa, para poner en macha el denominado servicio de “Valenbisi” que facilita los desplazamientos a través del préstamo de bicis; pero este servicio se ha quedado “cojo” al estar solamente por una parte de la ciudad, y por apenas contar con infraestructuras para la circulación de bicicletas.

A todo esto hay que añadirle la nueva ordenanza de Circulación que el Ayuntamiento de Valencia aprobó el pasado 12 de julio de 2010, que califica de graves infracciones, circular en bicicleta por aceras y calles peatonales.

Así pues nos encontramos con apenas kilómetros de carril bici, muchos de éstos desembocan en calles peatonales como son la calle del Hospital, el entorno de la Plaza del Ayuntamiento o la Plaza de la Virgen; si vas por la calzada no te respeta nadie, y si vas por la acera, además de los improperios de algún peatón, te encuentras con la Policía que impone sanciones de 200 euros, para de paso ayudar a las arruinadas arcas municipales.

Por lo tanto mientras no exista esta concienciación, y mientras desde el Ayuntamiento y la Generalitat Valenciana (administraciones competentes en la materia), no se decidan de forma determinante a aplicar medidas y políticas en esta materia, Valencia seguirá siendo una ciudad muy ruidosa y muy contaminante, y con ello con una peor calidad de vida para sus ciudadanos y visitantes.


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