Imaginad estar en una de las zonas de mayor altitud habitadas
de España, me estoy refiriendo a la comarca de Molina de Aragón, en la
desconocida provincia de Guadalajara; imaginad así mismo que vamos caminando
por un espeso y frondoso bosque de sabinas centenarias, y que en mitad de un
pequeño barranco y en la espesura del mismo te encuentras con una edificación
de más de ochocientos años de antiguedad…; pues bien eso es lo que nos pasó a
mi padre y a mí, el pasado sábado, cuando ambos dos decidimos ir en busca de una de las joyas del
románico rural que alberga nuestro país, y que no es otra sino la ermita de
Santa Catalina en el término municipal de Hinojosa.
De siempre el arte románico me ha llamado mucho la atención;
influencia que me acrecentó tras haber hecho varias rutas del Camino de
Santiago, ver la majestuosa obra del Maestro Mateo en la propia Santiago de
Compostela, o tras leer los numerosos ejemplares del arquitecto, dibujante y periodista José María Pérez “Peridis”.
De ahí que desde hacía mucho tiempo tuviese la intención de
visitar esta construcción, que a la postre no es la única de este estilo que
albergan los vastos territorios del antiguo Señorío de Molina; la Iglesia de la
Buenafuente del Siltal, de Santa Clara en Molina, la portada de la Iglesia de
Labros, o la ermita de la Virgen de la Carrasca en Castellar de la Muela, son
algunos ejemplos más, del románico rural de la provincia de Guadalajara.
Como os decía al principio, en mitad de un gran sabinar, y
muy próxima a la carretera comarcal que une los pueblos de Anquela del Ducado y
Milmarcos, se levanta esta construcción del siglo XII, y que es sin lugar a
dudas uno de las mejores muestras del románico porticado de Castilla la Mancha.
A caballo entre la historia documentada y la leyenda se
cuenta que en este paraje existía una pequeña población de nombre Torrealbilla,
y de la cual la actual ermita no era otra cosa sino la Iglesia Parroquial, allá
por la alta edad media.
Y digo lo de leyenda, porque se cuenta por la zona que antes
de la reconquista, allí había una mezquita cuyas campanas eran de oro, y que los
morunos enterraron para que los cristianos no encontrasen…
De igual manera también se relata que la aldea tuvo que ser
desalojada por culpa de una feroz plaga de
termitas, que como la marabunta desolaba todo por donde pasaba; aunque
tampoco se descarta que la despoblación deviniese por la falta de agua del
lugar en cuestión.
Los habitantes de Torrealbilla se dispersaron entre las
vecinas localidades de Milmarcos e Hinojosa, utilizándose las piedras de las
edificaciones para las nuevas viviendas sobre todo en el pueblo de Hinojosa; de
ahí que apenas queden restos de esta aldea, que parece ser lo fue hasta
principios del siglo XVII.
El carácter religioso de la construcción de lo que hoy se
denomina Santa Catalina, fue lo que la salvó de su demolición; y su pervivencia
sigue siendo a día de hoy motivo de cierto conflicto entre los dos pueblos vecinos
de Hinojosa y Milmarcos; los cuales ambos dos la reivindican como suyas al
estar prácticamente a mitad de camino, aunque realmente lo está en el término
municipal de Hinojosa.
A comienzos de la democracia el estado de la ermita era
práctimente ruinoso, pero el valor arquitectónica de la misma, hicieron que las
administraciones Estatal y Autonómica se pusieran de acuerdo para realizar una
meticulosa y a mi juicio acertada restauración, que finalizó en la primavera
del año 1990; siendo reinaugurada el 17 de agosto de ese mismo año.
La ermita de dimensiones proporcionadas, está compuesta por
una sola nave, y un atrio porticado adosado al muro meridional, orientado al medio
día para protegerse de los vientos del norte que por esta zona se denominan
cierzo; y que sólo su nombre provoca escalofríos; pues los días de invierno en
el que el cierzo es el protagonista, la comarca de Molina se convierte en una
gigante nevera “no frost”.
El atrio porticado, contiene seis arquillos de medio punto
con columnas que rematan sus respectivos capiteles de sencilla decoración
vegetal.
Me cuentan en el vecino pueblo de Hinojosa, que la ermita
llegó a tener campanario; pero que los sillares que comprendían el mismo,
fueron utilizados a principios del siglo XX para la construcción de las
escuelas de esta vecina población.
Bajo el alero del tejado destacan los característicos
canecillos románicos, y una superficie tallada con temas vegetales y el tan
extendido arte del ajedrezado jaqués. El cual es muy típico a lo largo de los
templos del Camino de Santiago, y cuyo origen lo es en la Catedral de Jaca
(Huesca).
Al visitar la ermita, ésta estaba cerrada, lo que me impide
ver su interior; pero me cuentan que la misma está vacía, que su suelo lo
componen grandes losas de piedra, y que la techumbre de madera de sabina llama
la atención.
Antiguamante no existían las tarjetas de representación, y
así mismo para cobrar por la piedras labradas, los maestros canteros hacían en
las piedras unas pequeñas muescas; de esta manera, además de hacer publicidad
sobre su taller “picapedrero”, tenían la prueba de lo realizado siendo ésta la
garantía para el cobro. A estas incisiones en las rocas se les denomina marcas
de cantero.
marca de cantero
De hecho a la entada del atrio porticado observo el tallado
de una pequeña Virgen, que de seguida pienso que puede ser una de estas marcas,
pero que viendo su elaboriosidad descarto al instante, enterándome también en
la vecina Hinojosa, que esta Vigen la talló un pastor a principios del siglo
XX, cuando éste se refugiaba con el ganado bajo el tejado de este atrio, ya que
además los arquillos estaban tapiados,
haciendo el porche la funciones de una estupenda paridera orientada al sur.
Me cuentan igualmente en Hinojosa que todos los años para las
fiestas patronales de la localidad entorno al 16 de agosto; se hace una romería
desde el pueblo hasta la ermita, donde no falta la música, el vino, la
diversión y el buen rollito.
Para saber más sobre el tema os remito a la fantástica página
web de la Asociación cultural de Hinojosa: http://www.hinojosaguadalajara.es/
Y por último como no podía ser de otra manera recomendaros la
visita a este bello paraje que estoy seguro no os dejará indiferentes, ya me
contaréis.
Abracico ;)
3 comentarios:
Hola Óscar! Tuve la suerte de visitar esta maravilla del románico justo al poco tiempo de ser restaurada y me maravilló. Desde Anquela, con mis amigos, en esa desconocida pero preciosa comarca del señorío de Molina... ¡Qué suerte el ser de allí...!!! Un abrazo.
Hola Óscar, estupenda entrada sobre un pequeño edificio pero gran lugar, ciertamente la restauración ha quedado genial no conocía esa leyenda sobre la ermita me ha encantado su lectura. En mi caso la conocí a través de un libro de Antonio Herrera Casado GADALAJARA PASO A PASO que me regalo Mariano Canfran el cincelador de Sigüenza, me hizo gracia el título del libro ya que como sabes era el mismo que yo había puesto en mi blog (curiosa coincidencia) pues en nuestras charlas le había comentado mi interés por recorrer la zona. En fin, hacía tiempo que no pasaba por tu blog y como siempre ha sido un placer, eres un pozo de conocimiento en el cual me gusta mirar y aprender.
Recibe un cordial saludo desde Barcelona.
Yo me casé en esta ermita el 18 de octubre de 2003. Hacía siglos que nadie se casaba allí. Fue un capricho de mi mujer. Mi suegro se llama Cecilio Eladio Alonso y es de Hinojosa. Que curioso!!
Publicar un comentario