CARTA ABIERTA AL CONSELLER SR. COTINO.

Sr. Cotino, hace tiempo tuve oportunidad de conocerle, cuando usted era Conseller de Agricultura, en las múltiples veces que usted vino al Rincón de Ademuz a pegarse unas buenas hartadas de comer, pagado eso sí con la tarjeta que sufragan los contribuyentes, le entregué varias cartas donde le explicaba de los problemas de inundaciones que sufríamos en un barrio de la pequeña localidad de Torrebaja, y que tras la realización de unas obras de su departamento, los perjuicios y problemas en este aspecto fueron mayores. Su contestación… todavía la estoy esperando, su actuación ninguna aquellos problemas siguen igual. Ya había oído que su actuación en Agricultura había sido lamentable, yo lo comprobé con mi propia experiencia.
Repasando las hemerotecas y las encuestas se puede comprobar que cuando usted fue Delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, los delitos alcanzaron su máximo exponente por estas latitudes.
Pero sin lugar a dudas la medalla de oro se la lleva usted en la aplicación a la Ley de Dependencia, como en todo usted y sus compañeros de Gobierno dirán que es culpa de Zapatero, que si no nos da dinero, que si no nos quiere, etc… pero resulta que en todas las Comunidades se está percibiendo las ayudas excepto en la valenciana; no me creo que no tengan dinero, puesto que para la fórmula uno ustedes han aportado muchos de millones de euros en tiempo record, así pues si se tiene dinero para lo uno, se tendrá para lo otro ¿no?
Pienso que la religión es algo que entra dentro de la esfera privada de cada persona, pero usted que hace ostentación de su religiosidad, me pregunto si no choca frontal mente el perjudicar a los más desfavorecidos con lo que dice la Biblia.
De verdad Sr. Cotino cuanto poder tendrá usted en el PP, para que siendo un político tan mediocre y lamentable, lo sigan manteniendo, no sólo como Conseller, sino además como Vicepresidente.
Debería pedirle su dimisión, pero como sé que eso no ocurrirá, le pido que: menos rezar y más trabajar por las personas que necesitan de todas las ayudas del mundo. En sus manos está hacerles la vida un poquito más cómoda y a la vez más feliz. Haga examen de conciencia y no sólo para confesar, y rectifique, pues ya sabe lo que dice el refrán con respecto a los que rectifican...