Debido al fervor que en la ciudad molinesa se procesaba hacia la Virgen Inmaculada, el Papa León X concedió Dispensa Papal o Bula, por la cual autorizaba al cabildo de Clérigos de Molina a celebrar una misa capitular en la media noche del día 7 al 8; es decir una Misa de Gallo análoga a la de Nochebuena.
Desde entonces son tradición una serie de ritos católicos y paganos que año tras año se van desarrollando.
A eso de las 19:00, tras el disparo de varias carcasas, se prende fuego a una gran hoguera instalada en el Cerro de Santa Lucía, (un monte situado frente a la ciudad de Molina), cuya ubicación la hace visible desde cualquier punto de la ciudad, y donde jóvenes y mayores suben a calentarse, contar anécdotas, charlar y a disfrutar de esta original fiesta. Muchos son los que suben con botellas de sidra y productos navideños que son compartidos por todos en total armonía.
Esta hoguera es un preludio de las grandes hogueras que se encienden en los diversos barrios de la ciudad de Molina en la Nochebuena.
Tras la hoguera las familias molinesas se reúnen para cenar al mismo estilo de la Nochebuena, con suculentos platos, donde el cordero y cabritillo molinés son el plato más típico.
Después a eso de las 24.00 horas, muchos son los que acuden a la Misa de Gallo, en la parroquia de Santa María la Mayor de San Gil. Esta Misa de Gallo, también se celebra en la localidad murciana de Mula, y en el Vaticano.
Así pues sirva esta sencilla explicación para animar a tod@s aquell@s que no conozcáis esta preciosa tierra a realizar una visita.
Acabo diciendo feliz navidad molinesa y… que me voy a la hoguera, que ya están tirando las carcasas.