De nuevo la jerarquía eclesiástica, se ha pasado de la temática religiosa a la política; ya lo hicieron con el tema del matrimonio homosexual, la adopción por parte de parejas del mismo sexo, la simplificación de los trámites para la separación y el divorcio, etc… Ahora vuelven con el tema de la interrupción voluntaria del embarazo, una ley que se aprobó allá por el año 1985, y que como todo con el tiempo se ha ido quedando obsoleta.
Sin lugar a dudas es un tema un tanto controvertido, pero que debe dejarse en manos de profesionales, y apartarlo de las creencias, sentimientos, etc… hay que recordar que nadie obliga a abortar, simplemente, lo que se pretende es que una mujer no valla a la cárcel por el hecho de hacerlo.
En mi opinión, el aborto no debe de ser utilizado como un método anticonceptivo de forma generalizada, ya que para eso hay muchos otros medios, menos costosos tanto económicamente, como también para la salud.
Pero creo que una mujer tiene todo el derecho a interrumpir su embarazo de forma voluntaria, cuando esa concepción sea fruto de una violación, cuando peligre su vida, o cuando se compruebe que el bebé que viene, padecerá una grave deficiencia o enfermedad que harán inviable su supervivencia o muy dolorosa ésta.
La reforma de la Ley pretende que se realicen periódicamente campañas educativas sobre salud sexual y reproductiva, para prevenir los embarazos no deseados. De igual manera se pretende armonizar nuestra legislación al del resto de países del entorno europeo estableciendo un sistema de plazos, dentro de los cuales según las circunstancias, las mujeres puedan interrumpir libremente su embarazo.
Pero tampoco debemos rasgarnos las vestiduras, hay datos refutados que demuestran en 1976 con el aborto ilegal en todos los sentidos, se realizaron en España entorno a 100.000 interrupciones voluntarias del embarazo, en 2007 se han registrado aproximadamente 112.000.
Así pues pido respeto para todas las opciones, para los que por sus principios y moral no quieran interrumpir su embarazo, pero también para todos aquellos que por las razones que sean así decidan hacerlo. (Siempre dentro de los límites del plazo legal que se pretende configurar).
Y de nuevo a la jerarquía eclesiástica, esa que vive en suntuosos palacios, pedirle que se dediquen a predicar la palabra de Dios, a dar ejemplo de ella con sus acciones y forma de vida, y si quieren dedicarse a la política que tengan el coraje de presentarse a unas elecciones.