Laguna de Setiles
Tras la sobremesa y el descanso de la abundante y excesiva
comida de navidad, un par amigas (Susi y Laura) y el que os escribe.
Decidimos
ir a dar un paseo por un paraje de sencilla belleza, ubicada junto al pueblo de
Setiles, (Guadalajara); a los pies de la
Sierra Menera, esa de la que a lo largo
de los siglos tanto hierro se ha extraído y que divide los términos
entre Castilla y Aragón.
El monte principal de esta Sierra es el de San Ginés, del que en cierto día os hablé en este blog.
La laguna de Setiles, tiene la peculiaridad que está en lo
alto de un cerro, de hecho, para acudir a la misma desde el núcleo urbano hay
que subir por un camino, hasta arribar a la pequeña depresión ubicada en lo
alto de la colina.
Conformada de aguas pluviales, recoge toda la precipitación
que cae en la cara oeste de la Sierra y que por su transcurrir natural irá a
parar al río Gallo, al Tajo y si el trasvase (Tajo-Segura) está cerrado acabar
pasando por los grandes puentes de hierro en la capital portuguesa de Lisboa…
Las precipitaciones que caen en la cara este de la Sierra
irán al río Jiloca, al Jalón, al Ebro y al Mediterráneo.
Las aguas de la laguna tienen gran cantidad de compuesto
ferruginoso, de ahí su color cobrizo incluso negruzco en algunas partes de la
misma.
La laguna está partida en dos mitades, partida por una dársena de piedra que a modo de adarve divide las aguas, haciendo de presa y muro de contención, para el caso de grandes lluvias, deshielos, etc…
La laguna está partida en dos mitades, partida por una dársena de piedra que a modo de adarve divide las aguas, haciendo de presa y muro de contención, para el caso de grandes lluvias, deshielos, etc…
Nos contaban unos lugareños que por allí paseaban, que en la
época estival es muy común subir al merendero que hay junto a la laguna a
almorzar, comer o merendar, y que se cuentan por decenas los bañistas que pasan
las horas centrales de mayor canícula.
Desde el paraje de la laguna se aprecia con total perfección
además de la Sierra Menera, la Sierra de Caldereros con su guardián Castillo de
Zafra, la Sierra de Aragoncillo, y Sierra Molina, con los montes del Tremedal
en primera instancia.
Tras visitar la laguna dimos un paseo por Setiles; el pueblo
está dispuesto a mitad de colina orientado hacia el este, siendo sus casas la
mayoría de piedra rojiza de rodeno, extraída la mayor de ella en las grandes
canteras del vecino pueblo turolense de Ródenas.
Tras pasar por la Casa Fuerte de los Malo de Marcilla,
(familia noble del Antiguo Señorío de Molina); nos encontramos con un hombre
que de manera extrovertida y con mucho sentimiento nos hablaba de los encantos
de Setiles.
Casa Fuerte de los Malo de Marcilla
Respondía al nombre de Manuel López, y tras estar hablando con él
más de media hora nos confesó que era Alcalde y Socialista. Aludiendo a que
eran unos tiempos complicados para a la primera de cambio declararse político y
de izquierdas…
Manuel nos contó con gran entusiasmo algunos de los proyectos
que está llevando a cabo en estos momento, como la ampliación de la biblioteca,
la creación de un museo, y copia de unos
murales – retablo que habían en una ermita y que por el mal estado de ésta, y
el valor de las pinturas el Obispado de Sigüenza hace unos años había decidido
trasladar a la Sede del Obispado en la ciudad del Doncel.
Así pues en la compañía de tan ilustre guía accedimos al
edificio del Ayuntamiento, un viejo caserón de piedra, que según parece una
familia rica del pueblo, dejó en herencia para estos menesteres.
Manuel, nos enseñó la sala que está convertida en museo, y
donde hay toda clase de elementos, instrumentos y cachivaches varios de un
tiempo pasado no muy lejano que los setileños están donando de forma voluntaria
y altruista en aras de este proyecto incipiente de museo.
Uno de los elementos más valiosos de toda la colección es un
viejo carrillón, que no era otra cosa sino el reloj que ha presidido la antigua
Casa Consistorial del pueblo durante decenas de años, y que el mismo funcionaba
y funciona a modo tradicional de cuerda.
Después como os he dicho vimos la ampliación de la
biblioteca, y la doble copia del aquel antiguo retablo; uno de ellos se volverá
a poner en la ermita donde estaba el original, y el otro presidiendo la pared
de la escalera en torno a la cual se distribuyen las dependencias del
Ayuntamiento.
Sin lugar a dudas fue una muy agradable visita y recorrido,
por supuesto por la buena compañía, y también por ver que pese a la grave
crisis económica y social, sigue habiendo políticos, de esos que el cargo les
cuesta dinero, con ilusión, vocación y muchas ganas de hacer cosas buenas por sus
vecinos, y que poniendo la cultura como pretexto ha implicado a todo su pueblo
en crear un museo, y sentir orgullo de lo que han sido y son.
Si pasáis por Setiles y veis, su laguna y su museo, ya me
contaréis.
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