Se dice que en la ciudad de Valencia, el movimiento vecinal está sumido en una profunda crisis desde hace años; las Asociaciones de Vecinos cada vez pintan menos en una sociedad que día a día se hace más individualista, y donde la participación altruista comienza a ser algo extintivo.
No creo que esté mucho peor el movimiento vecinal, que otros movimientos ciudadanos, incluso los partidos políticos y los sindicatos están en una situación precaria en lo que a afiliación y participación se refiere.
Pero si que es cierto que en la ciudad de Valencia, las políticas en esta materia llevadas a cabo por el equipo de la conservadora Rita Barberá, ha diezmado en gran medida el trabajo y el hacer del movimiento vecinal.
Barberá entiende la participación ciudadana, con el ordeno y mando, bajo el pretexto de “porque lo digo yo…” con la reflexión de o estás conmigo o estás contra mí.
Así pues en muchas ocasiones desde el equipo de Barberá se compran voluntades para acallar voces discordantes, para camuflar los problemas, o para que no se perciban la falta de inversiones.
En nuestra ciudad desde el equipo de Rita Barberá se ha colocado a dirigentes vecinales, a frente de fundaciones varias próximas al Partido Popular y cuyos salarios se sufragan con dinero público, o se le ha nombrado gerentes de centros de mayores, o les han regalado caramelos varios para así comprar sus voluntades.
En otras ocasiones se han producido estrategias de afiliación masiva de militantes conservadores, para hacer caer una Junta Directiva y de esa manera acallar una asociación vecinal, aunque esto sea sinónimo de aniquilarla.
Frente a todas estas actitudes todavía resisten diversas entidades vecinales, que con mucho esfuerzo de sus componentes pueden abrir la persiana día a día para atender al vecindario y seguir trabajando por la calidad de vida de los ciudadanos.
En relación a todo esto no querría acabar este artículo, sin mostrar mi más sincera felicitación por su honestidad, valentía y coraje a María Ruiz Martos, conocida en su barrio barcelonés de la Prosperitat como Maruja; la cual a propuesta de las entidades del distrito de Nou Barris, había sido galardonada con la medalla de oro de la ciudad de Barcelona, en reconocimiento a su trayectoria en defensa de los derechos vecinales; pues bien en mitad del Salón de Plenos de Barcelona, con todo el protocolo y boato de la ceremonia, y frente al alcalde el conservador y nacionalista Xavier Trías, María Torres dijo: “personalmente no la puedo aceptar de un Gobierno, que está recortando en todo aquello por lo que yo he luchado muchos años…” ahí es nada.
1 comentario:
Esta mujer demostró tener mucho de lo que carecen otros mchos dirigentes chaqueteros y peseteros.
Desgraciadamente cuando la derecha llega al poder, de una manera u otra, siempre acaban por resentirse los derechos sociales. Es así y se ve a diario.
Menos mal que siempre habrá personas como Maruja y tu mismo, que como bien dices, de manera altruista tomais una parte de vuestro tiempo de ocio para dedicarlo a mejorar la vida de los demás en asociaciones y comunidades.
Gracias.
Un abrazo
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