Para mi esta noche siempre supones un estrés, en primer lugar llevas casi dos meses en la qué todo el mundo te pregunta, ¿Qué vas a hacer en noche vieja? Y luego la sensación de que estás obligado a pasártelo bien, y por supuesto a gastarte unos cuantos euros.
Y es que previo a la cena ya empieza el estrés, debes llevar unos calzoncillos rojos, algo de oro, para meterlo en la copa donde brindarás, pero si yo soy medio hippy y no tengo nada de oro… pues chavalín, ya estará alguien dispuesto para decirte: “ah pues si no pones algo de oro en la copa… ya veremos como te va el nuevo año”.
Luego el prepararte las doce uvas, que como todas son iguales, las cuentas tres veces y unas veces te salen once y otras trece. Mientras mi madre, diciendo va que se enfría la cena…, mi padre como está un poco sordo, con el especial de Noche Vieja a toda pastilla.
Y todos corriendo al soniquete de: “va que nos van a dar las uvas…”
De repente, te das cuenta que son las doce menos diez, y aún vas por el primer plato, pero observas en la tele que todos están igual de agobiados… Ana Obregón y Ramón García con su capa al aire; nos explican de todas las maneras posibles, que bajará una bola, y que sonarán los cuartos, etc… yo siempre me pregunto para qué coño sirve la bola y los cuartos, pero bueno… que nos expliquen que cuando las dos saetas marquen las doce, son las doce, dices, joer y el resto del año, la peña cuando ve esa hora, ¿no sabe qué hora es?
El viejo reloj de la Puerta del Sol de Madrid, volverá a marcar las 12 campanadas, y como dice la canción de Mecano, la mayoría de españoles haremos algo a la vez… comer doce uvas.
Cuando por fin llegan las doce, en toda España se oye lo mismo: Cla, cla, cla, cla... <> > es la bola>>: cla, cla, cla... Din-don... - ¡Ah no, que son los cuartos! Din-don... - ¡Escupid que son los cuartos! Din-don... - Pfbbbbbbbb... ¿qué son qué? Din-don... - Los cuartos... Ton... - ¡Ahora, ahora! Ton.. - ¡Una! - ¡Que no, que vamos por la segunda! Ton... - Pues me meto dos... Ton... - Seis... - ¿Cómo que seis? Ton... - A mí ya no me caben más, ¿eh? Ton..-¡Eh!, ¡deja mis uvas, cabrón! Ton... - ¡Es que se me ha caído una al suelo! Ton... - Bgrfds... Ton... - Bggggdffffff... Ton... - A mí ya no me quedan... Ton... - Bgggggdffffff.... - ¡Pues a mí me sobran cuatro! Ton... - Bfgggggggg, grounfffffff... Y cuando acaban, toda la familia con la boca llena de babas, a darse besos: - Feliz año, eeeeeeeeeh, felicidades, grfdddfd... Y suena el teléfono: ¡riiiiiiiiiing! - ¡Pero coño! ¿Ya están llamando? ¿No se pueden esperar? - Pues a mí todavía me sobran dos...
A continuación, la primera discusión del años, ¿qué preferís champán o sidra? Yo champán, yo mejor sidra, que es mas digestiva (siempre está el típico espectador de Saber vivir), así pues acabas o por no abrir ninguna, o si eres prudente, pues beber lo que te pongan.
Ya ves que manera de comenzar el año.
Pero como es Noche vieja y hay que divertirse, pues nada, nos vamos a los pubs del pueblo.
Todo el mundo va con gorros rollo David el gnomo, colgantes raros, y una narices postizas, que son parecidas a la mía real. Y ya besos y besos, y que a la gripe A, le den morcilla…
Donde vas, ocurre lo siguiente, si caben cien personas, el dueño lo ha habilitado para quinientas; te puedes quedar en la calle si quieres, pero con las lluvias que estamos teniendo todas estas navidades cualquiera se queda aguantando el tipo, así pues entras al local, lo que somos tan altos como yo, (170 cm.) parece que entramos en el cañón del colorado, o un desfiladero, todo el mundo saludándote, echándote algún perdigón, rodeado de humo, gorros de gnomo.