La semana pasada, nos enteramos a través de los medios de comunicación, que el gobierno de Esperanza Aguirre y el cardenal Rouco Varela habían firmado un convenio para la asistencia religiosa en los hospitales que amplía las funciones de los sacerdotes y les permitirá decidir sobre los cuidados paliativos en enfermos terminales. A partir de ahora, los curas no sólo visitarán a los enfermos y les asesorarán religiosamente, sino que además podrán tomar decisiones que, hasta ahora, eran competencia de los médicos.
He querido esperar unos días, antes de hacer ningún juicio de valor, por si esta noticia conllevaba una información errónea, o se matizaba la situación. Pero el devenir de los acontecimientos, me han mostrado que la noticia reflejaba tal cual la realidad.
Me parece bien que los sacerdotes, hagan funciones religiosas en los hospitales, atendiendo a los practicantes cristianos, y a todo aquel que necesite su intervención, pero al igual que para diseñar una casa, yo buscaría a un arquitecto y no a un sacerdote, considero que para la decisión de aplicar un tratamiento u otro también lo deberían de hacer los profesionales de la materia es decir los médicos.
En relación a esto, escuché por la radio a un sacerdote, condenando el uso de los tratamientos paliativos, es decir aquellos que se aplican a los pacientes terminales para que no sufran en el tránsito a su defunción; este sacerdote argumentaba, que se debería morir con dolor y sufrimiento como lo hizo Cristo.
Esta reflexión, me provocó tal escalofrío, que no podía creer que se estuviese diciendo esto en serio; atendiendo a lo que dicen las Sagradas Escrituras, se puede decir que Cristo, fue asesinado de forma cruel.
No entiendo que este sector tan de otros tiempos (de la edad media por lo menos) esté en contra de la epidural (anestesia local que alivia los dolores del parto), o que prefieran que una persona en sus últimas horas, sufra de dolor, así como los familiares que observen el padecimiento y la agonía.
De verdad que no lo entiendo por muchas vueltas que le de, incluso intento buscar alguna justificación pero no la encuentro.
No me extraña que la Iglesia, cada vez tenga menos adeptos, pues muchos de sus miembros están en la España de la Santa Inquisición.
Eso sí, yo les pediría a estos señores que tanta defensa del dolor hacen, que se sometieran a la extracción de un par de muelas, pero eso sí, sin anestesia alguna, pues como ellos dicen el dolor dignifica.
He querido esperar unos días, antes de hacer ningún juicio de valor, por si esta noticia conllevaba una información errónea, o se matizaba la situación. Pero el devenir de los acontecimientos, me han mostrado que la noticia reflejaba tal cual la realidad.
Me parece bien que los sacerdotes, hagan funciones religiosas en los hospitales, atendiendo a los practicantes cristianos, y a todo aquel que necesite su intervención, pero al igual que para diseñar una casa, yo buscaría a un arquitecto y no a un sacerdote, considero que para la decisión de aplicar un tratamiento u otro también lo deberían de hacer los profesionales de la materia es decir los médicos.
En relación a esto, escuché por la radio a un sacerdote, condenando el uso de los tratamientos paliativos, es decir aquellos que se aplican a los pacientes terminales para que no sufran en el tránsito a su defunción; este sacerdote argumentaba, que se debería morir con dolor y sufrimiento como lo hizo Cristo.
Esta reflexión, me provocó tal escalofrío, que no podía creer que se estuviese diciendo esto en serio; atendiendo a lo que dicen las Sagradas Escrituras, se puede decir que Cristo, fue asesinado de forma cruel.
No entiendo que este sector tan de otros tiempos (de la edad media por lo menos) esté en contra de la epidural (anestesia local que alivia los dolores del parto), o que prefieran que una persona en sus últimas horas, sufra de dolor, así como los familiares que observen el padecimiento y la agonía.
De verdad que no lo entiendo por muchas vueltas que le de, incluso intento buscar alguna justificación pero no la encuentro.
No me extraña que la Iglesia, cada vez tenga menos adeptos, pues muchos de sus miembros están en la España de la Santa Inquisición.
Eso sí, yo les pediría a estos señores que tanta defensa del dolor hacen, que se sometieran a la extracción de un par de muelas, pero eso sí, sin anestesia alguna, pues como ellos dicen el dolor dignifica.
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