89 aniversario de Consuelo de la Salud |
Hola tía, cuando era pequeño y en el colegio me enseñaban a
cómo redactar una carta, me acuerdo que siempre la hacía dirigiéndoosla al tío
Antonio y a ti, y recuerdo perfectamente cómo luego iba con mi madre a correos
para madárosla. A los pocos días llamabas por teléfono para decirnos que te
había llegado; hoy te vuelvo a escribir.
Recuerdo lo nervioso que me ponía cuando me decía mi madre
que el tío y tú veníais a Molina a pasar unos días, a coger hongos, a cazar, a
una boda…; vuestra arribada a casa era siempre sinónimo de alegría y de fiesta.
Pues tanto el tío como tú, habéis sido tanto para mis padres
como para mis hermanos como otros grandes padres, que siempre teníais un
consejo que dar, o un hombro en el que apoyarnos.
En lo personal querida tía te estoy eternamente agradecido
por todo lo que siempre me has ayudado, por tu preocupación continua, por
cuando bajabas a casa de tu amiga Lola a ponerle velas a San Nicolás porque
tenía un examen, por tantos y tantos sábados de paella y natillas con ralladura
de limón. Y por el eterno cariño que
siempre me has dado y procesado
Qué recuerdos más divertidos tengo de contigo buscando
hongos; sobre todo recuerdo la anécdota de hace unos diez años cuando ya de
noche mi padre nos iluminaba con los faros del coche, porque en mitad de una
camino por detrás de la Torre de Aragón habíamos encontrado un abundante rodal…
O cuando reñías al tío Antonio porque fumaba y éste como un
adolescente de quince años se escondía en cualquier rincón…
Que risa me daba cuando al poco de sacarme el carnet de
conducir te llevaba a dar paseos por Valencia, para ver la Ciudad de la
Ciencias, o ver las calles iluminadas en fallas y siempre me preguntabas si
tenía una cinta del Fary.
En fin tía que hoy estoy triste por tu partida, pero a su vez
contento por el gran privilegio que he tenido de compartir tiempo y espacio con
una persona tan excepcional, y que tanto ha aportado en mi vida.
Me gusta pensar en eso de las energías, ya sabes eso de que
la energía no se crea ni se destruye, sino que simplemente se transforma. Y
estoy seguro que tu energía ya estará junto a la del tío Antonio, el tío Jesús,
el tío Miguel, la tía Mari, el tío Ramón, etc… y que allá donde estéis
seguiréis haciendo de éste, un mundo mejor; igual que lo hicisteis en vida.
Un beso gigante y hasta siempre.
Tu sobrino Óscar.