Hoy de nuevo día 3, en este caso ya del año 2013; y quería
dedicar el primer post bloguero del 2013, a unas personas a las cuales admiro
desde el primer instante que las conocí.
Me estoy refiriendo a las personas que integran la Asociación
de Víctimas del metro 3 de julio;
asociación integrada por heridos y familiares de fallecidos, que desde
aquel fatídico lunes del mes julio del
2006, luchan por saber la verdad de lo que allí ocurrió, luchan por esclarecer
por qué en la línea 1 de metro Valencia faltaban mecanismos y medios que
otorgasen mayor seguridad a los trabajadores y viajeros, luchan porque los
responsables de engañar, de mentir, de manipular a la Comisión de Investigación
tengan algún tipo de responsabilidad, luchan por la dignidad de los suyos, y
sobre todo luchan porque un acontecimiento tan aciago nunca más se vuelva a dar
.
Hoy de nuevo en la Plaza de la Virgen de Valencia, frente a
la puerta de los Apóstoles de la Catedral de Valencia, y al compás de las
campanas del Miguelete, he vuelto a ver a padres, hijos, hermanos, nietos,
amigos… de aquellos que en lo que debía ser un trayecto del suburbano entre
Valencia y Torrent, dejaron sus vidas para siempre, entre otras cosas porque no
había una baliza que pudiese frenar un convoy si éste se aceleraba más de lo
normal, porque nadie había movido un dedo ni invertido un euro en resolver los
problemas de seguridad que la curva de acceso a la Estación de Jesús denotaba a
todas luces, y que tanto usuarios como sindicatos habían denunciado en multitud
de ocasiones.
La Comunidad Valenciana en esos momentos era un parque
temático de cartón piedra, nos hacían creer que atábamos los perros con
longanizas…; al grito de “gastaremos en la visita del Papa lo que haga falta”
esos días los gobernantes valencianos derrochaban a manos llenas en flores,
pancartas y váteres químicos para recibir al Santo Padre, algunos de ellos incluso
aprovecharon la efeméride para llenarse los bolsillos de forma fraudulenta…
Eran los tiempos de la Fórmula Uno, de la Copa América, de
los Ferrari, la Ciudad de la Luz, los Aeropuertos del abuelito… pero fijaros
que cosas, ya no había dinero para los dependientes, y desde luego tampoco lo
había habido para medidas de seguridad en el metro.
De aquellos 43 fallecidos y 47 heridos, no hubo ni un solo
responsable político, parece ser que todo se había hecho perfecto.
Luego tras la tragedia vino el desprecio hacia las víctimas
intentando cambiar el nombre a la Estación de Jesús, para así de paso borrar la
memoria, se hizo un monolito escondido a centenares de metros de donde ocurrió
la tragedia, y se ponía impedimentos a las concentraciones en la Plaza de la
Virgen, porque según Barberá y cía, molestaban a las homilías de la Catedral y
la Basílica….
Gobernantes mezquinos, indignos y desde luego a todas bruces
no aptos para ostentar los cargos de responsabilidad que ostentaban y ostentan…
así está la Comunidad Valenciana, convertida en un erial y no sólo en lo
forestal (que también); arruinada por mangantes, malos administradores,
nefastos gestores, corruptos y corruptillos, curia que mira hacia otro lado, e
incluso electores poco informados o que se dejaban engañar…
La cuestión es que hoy día 3, los miembros de la Asociación de
Víctimas del metro 3 de julio, han vuelto a dar lecciones de vida, de dignidad
y de bondad; en frente en el Palacio de
la Generalitat, las luces estaban apagadas…