Y algo así pasó con la historia que hoy os voy relatar, que a caballo entre la tradición oral y la leyenda, cuentan los turolenses que, ocurrió allá por el siglo XIII, en la pequeña y tranquila ciudad del Torico.
domingo, 18 de febrero de 2024
LOS AMANTES DE TERUEL. Una bella y triste historia de amor.
Y algo así pasó con la historia que hoy os voy relatar, que a caballo entre la tradición oral y la leyenda, cuentan los turolenses que, ocurrió allá por el siglo XIII, en la pequeña y tranquila ciudad del Torico.
domingo, 14 de enero de 2024
Mariana Pineda la gran heroína granadina.
Retrato con uniforme de capitán general, por Vicente López (Museo del Prado). |
Cuadro de Francisco de Goya, titulado "el 2 de mayo". |
Tal fue la lucha que, por
primera vez, las tropas de Napoleón, sufrieron una derrota, y España clamaba
por la vuelta de su rey Fernando, de ahí el apodo del deseado.
Mientras tanto surgieron
las Cortes de Cádiz, la constitución de 1812, “la pepa”, y decena de héroes y
heroínas, que defendían la libertad y la independencia de España.
Cuando Fernando VII, ese
rey tan deseado regresa al país, lo primero que hace es cargarse todo lo que
suena a liberalismo, a constitución, a modernidad o a avance social; y con ello
a las personas que tanto habían luchado por su vuelta, entre otros Juan Martín
Díez “el empecinado”.
Y algo parecido le pasó a
la protagonista de este artículo, a la granadina: Mariana Rafaela
Gila Judas Tadea Francisca de Paula Benita Bernarda Cecilia de Pineda Muñoz, conocida popularmente como Mariana Pineda.
Un chivatazo dado
por un sacerdote; contó que dos hermanas bordadoras del barrio del Albaicín,
estaban llevando a cabo un encargo hecho por Mariana Pineda, y que no era otra
cosa, sino una bandera morada, con un triángulo verde en medio y sobre cuyos
lados pusiera las siguientes palabras: libertad, igualdad y ley.
El problema es
que la bandera no estaba en casa de Mariana, y que no había pruebas del
encargo, así pues el plan que los absolutistas urdieron fue el siguiente: el comisario
jefe de Granada, (como veis lo de Villarejo no es un invento del siglo XXI), pidió a las bordadoras que llevasen la bandera
a la casa de Mariana Pineda, y justo en el momento que la estaban entregando apareció
la policía, y acusando a Pineda de ser
responsable de esa bandera, de ese lema y de intento de rebelión contra el
orden y el monarca.
A las bordadoras
por esta labor, “el Villarejo” granadino les pagó 400 reales.
La defensa de
Pineda argumentó, que ella no sabía bordar, que la bandera en si no lo era,
pues estaba a medias, y que la misma tenía más que ver con la masonería que,
con una supuesta revolución liberal; pero todos los argumentos de nada servían,
la sentencia ya estaba puesta antes de empezar el juicio.
Dibujo de: https://historia.nationalgeographic.com.es/ |
Pero no todo
estaba perdido, Pineda tenía una oportunidad de salvar su vida; y es que, desde
el Ministerio de Justicia, le dijeron que la indultarían, si ella delataba a sus
compañeros liberales.
Pineda no lo pensó ni dos segundos, contestando que: “Nunca una palabra indiscreta escapará de mis labios"
Tras cuatro
días de juicio se dictó sentencia, concretamente en fecha de 26 de abril de
1831, firmada por el infame Fernando VII.
Y el amanecer
del 26 de mayo de 1831, a lomos de una mula, ya que había sido condenada a
garrote noble, fue trasladada hasta el denominado campo del triunfo, frente a
la puerta de Elvira.
Iba vestida con
las ropas que se vestía a los ajusticiados, pero ella muy digna pidió a los
verdugos que, no le quitasen las ligas, pues era feo eso de ir a patíbulos con
las medias caídas, al alba la arrebataron la vida, contaba con 26 años.
Después
trasladaron sus restos al cementerio, a una tumba discreta y sin identificar;
pero unas personas que habían presenciado el mismo, esa noche clavaron una
cruz, para identificar el lugar del enterramiento; años después, cuando
Fernando VII había dejado este mundo, los restos se exhumaron y se dejaron en
el Ayuntamiento de la capital granadina, en el cual se custodiaban, y cada 26
de mayo los mismos se paseaban en procesión por las calles de Granada.
Posteriormente
en el año 1856, la heroína de la libertad, fue enterrada en la cripta de la
catedral de Granada, donde sus restos reposan desde entonces.
Casi cien años
después de su ajusticiamiento, otro granadino universal, el poeta Federico
García Lora, escribió la obra de teatro “Mariana Pineda”, en la cual destaca
una frase que ha quedado como un canto a la esperanza. “en la bandera de la
libertad, bordé el amor más grande de mi vida”. FINEM.
domingo, 12 de noviembre de 2023
De paseo por el templo de Zeus olímpico.
Cuando no puedo conciliar
el sueño, siempre utilizo la misma técnica, y como si de un funcionario del “ministerio
del tiempo” se tratara, me gusta imaginar que viajo en el tiempo.
El último viaje mental,
antes de pillar el sueño, fue ir a visitar un templo, un templo dedicado al dios
Zeus, en la ciudad de Olimpia.
Todas las religiones, han
buscado y buscan lugares con energía especial, sitios que por las razones que
sean, te invitan a la tranquilidad, a la reflexión, al sosiego…, y desde luego
la antigua ciudad de Olimpia cuenta con esas características.
En el mismo lugar, ya se
habían dedicado templos a otras deidades; pero con plena mitología griega en
desarrollo, los habitantes de la zona entre los años 470 a 456 antes de Cristo,
decidieron dedicar un templo a Zeus, (el padre de los dioses y de los hombres).
Así pues, en mi paseo por
el tiempo viajé hasta el 430 antes de Cristo, no me percaté en la ropa con la
que iba vestido, ni se hacía frío o calor, sólo se que era un día por la tarde,
pues vi atardecer entre los robles y encinas que rodeaban el templo.
Llegué caminando, siguiendo
un curso de un arroyo, aguas abajo; y a lo lejos observé un edificio de enormes
dimensiones, piedra caliza lo componía, lo que le daba un color muy
característico.
Antes de entrar, al
templo pregunté (en perfecto griego de la época), por el taller de Fidias; éste
había sido el autor que había esculpido la gran talla de Zeus, que había dentro
del templo; me indicaron por donde era y hasta allí que fui.
Entre cinceles y
cortafríos, allí me encontré con Fidias, su apariencia me la imaginé tal cual
el señor mayor de “érase una vez la vida”.
Le conté que venía de
tierras muy lejanas, y que era un honor para mi conocerle, éste me contó que
estaba muy cansado, pues tras hacer la estatua del Zeus olímpico, no paraban de
encargarle nuevas obras, y las dimensiones de las piezas, y la dureza de los
materiales, le llevaban mucho trabajo.
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Templo de Zeus olímpico (imagen https://vivoz-gbo.ru/) |
Así mismo me dijo que, el
templo era blanco, no sólo por la piedra caliza, sino por una capa delgada de estuco,
que conllevaba a que las columnas pareciesen de mármol.
Aunque mármol había y
mucho, lo habían traído en barcos desde la isla de Paros, las esculturas, todas
eran de este noble material; que luego se utilizó en la construcción del otro
templo, el dedicado a Atenea, situado en la ciudad de Atenas, y que es conocido
como Partenón.
El
templo así mismo, contaba con un techo, que estaba elaborado por tejas igualmente
de mármol, hecho tan fino, que la luz del sol penetraba, iluminando el
interior, como si miles de bombillas led se hubiesen colocado.
Ante
mi interés, Fideas me dijo si quería que fuésemos a ver el interior del templo;
lo que no dudé ni un ápice.
El
templo de frente impresiona, por la grandeza y la decoración que acompaña al
friso, y me hizo reflexionar en la involución que posterior a Grecia y Roma
sufrió la humanidad también en lo arquitectónico, pues después de estos templos
impresionantes, hasta el siglo XI, no vino el arte románico, es decir 1.100 años
después; que de nuevo empezó a revolucionar la arquitectura, pero con dimensiones
mucho más modestas.
Tras pasar la puerta,
entre las columnas, te sientes pequeño, sobre todo ante la escultura del dios
Zeus; la cual según me contó Fidias, estaba hecha de madera, y recubierta de
oro y marfil.
Tenía una altura de doce
metros, y el dios aparecía sentado en un trono, con el torso desnudo, y el
manto en torno a
las piernas, llevaba la cabeza coronada de olivo y la mirada, dirigida hacia
abajo, confiriéndole un gesto paternal.
En la mano derecha, tenía a la
diosa de la victoria, de nombre Niké, y en la mano izquierda un cetro rematado
con un águila.
El manto estaba adornado con
flores, y las sandalias también de oro, descansaban los pies sobre un escabel.
Todo el trono en sí, era igualmente
una obra de arte.
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Escultura Zeus olímpico. (Imagen de: https://travel.sygic.com/ |
Le dije a Fidias que
enhorabuena, que me había encantado ver la escultura, y que no me extrañaba que
aquella se considerara como una de las siete maravillas del mundo clásico; el
puso cara extraña, como diciendo, “pero ¿qué me estás contando?”
Ante mi interés, Fidias sacó de
una especia de bolsa de tela que llevaba, lo que hoy en día llamamos, “tote bag”,
unos bocetos, estaba ya en marcha la que sería su última gran obra maestra, la Atenea
Pártenos, que presidía el Partenón de Atenas.
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Atenea Pártenos. Foto wikipedia.org |
Impresionado ante el boceto, me mordí
la lengua y no quise decirle nada acerca de que tuviese cuidado con Pericles y
la corrupción…; pues la regla de oro en estos viajes es que nada de la historia
cambie.
Tras lo anterior, agradecí a
Fidias sus explicaciones, y me salí del templo, la tarde estaba cayendo, y a
los dos minutos dormía plácidamente. FINEM.
jueves, 2 de noviembre de 2023
Una historia de moros y cristianos en la montaña valenciana
Corría el año 1238, el
último rey musulmán de València Zayyan Ibn
Mardanix, tras comprobar que nada más se podía hacer, por mantener la ciudad del
Turia, pacta con el rey de Aragón, Jaume I, que éste entre en la ciudad el 9 de
octubre de ese mismo año.
A partir de ahí la ciudad seguía siendo mora, pero sus
dirigentes procesaban una religión distinta, nueva en estos lares; acababa de
darse la conquista de València por las tropas cristianas.
Una vez conquistada la ciudad de València, los cristianos
pensaban que la conquista de los territorios al sur de la ciudad, sería un paseo
en barca; pero nada más lejos de la realidad, no contaban con el impresionante sistema montañoso que había pasado el
Júcar hacia el sur, y la astucia de visir Al-Azraq.
Al-Azraq era
un caudillo musulmán que controlaba el territorio desde Xàtiva hasta Alcoi y
hasta la costa mediterránea; en lo que hoy vienen a ser la comarcas de la Vall de Abaida, el Contat y la Marina Alta.
Le puso las
cosas tan difíciles a Jaume I, que incluso casi logra apresarlo en una
emboscada que, junto a sus hombres le organizaron en la zona de Rugat, cuando el
aragonés iba desde Xàtiva hacia Denia.
Uno de los hombres de confianza de Al-Azraq lo
traicionó y contó el plan a los cristianos, haciendo fracasar la idea de apresar
al rey que estaba sometiendo a su pueblo, y al que los des de Al-Azraq,
llamaban el perro infiel.
Esta escaramuza, puso en consciencia a los
cristianos de que, no estaban ante un aficionado y que la conquista de este
territorio no iba a ser tan fácil.
La división interna de los sarracenos,
contrastaba con la unión y fuerza de los cristianos, y el visir consciente de
ello, decidió pactar con el enemigo.
El pacto se haría en la Vall de Gallinera, junto
a un pozo que alimentaba una alberca, cercano al castillo de Alcalá; de ahí el
nombre del pacto, el del “pouet”; era abril del año 1245, es decir, casi ocho
años después de la entrada triunfal de Jaume I en la ciudad de València.
Lo pactado no era otra cosa, sino una tregua de
tes años, en la cual el visir, se declara vasallo de Jaime I, a cambio de la
permanencia y soberanía sobre sus territorios, y la entrega progresiva a los
cristianos de varios castillos de la montaña y de sus rentas.
Así mismo pacta una serie de condiciones para
los habitantes de la zona, y que no es otra, sino la de que sigan viviendo
según sus ritos y costumbres.
A Jaume I le viene bien esa tregua, pues ya
puede ir a la conquista del territorio alicantino, y ya se encargaría más tarde de la montaña y del visir.
La cosa es que los cristianos no cumplen con lo
pactado, y los abusos sobre el pueblo musulmán hacen que entre 1247 y 1258, se
produzcan una serie de revueltas.
La situación toma dimensiones importantes, pues gran
parte de ejército de Aragón, está ayudando a Castilla en la conquista de
Sevilla, pero a su vez el rey castellano Alfonso X el sabio, que no quiere a un
Aragón fuerte, de forma secreta pacta con Al-Arzaq, y le ayuda en estas revueltas;
de pronto el recién creado Reino de Valencia, se queda sin los territorios al
sur del Júcar: Xàtiva, Denia y Alicante.
Jaume I, desesperado, solicita ayuda económica
para conformar nuevos ejércitos al Papa Clemente IV, el cual le dice que a
cambio debe expulsar a todos los árabes del territorio de la Corona de Aragón;
al rey no le queda más remedio que cumplir con lo pedido por el sucesor de San
Pedro, pero eso sumó al reino, es una situación de guerra generalizada.
En 1258, de nuevo Al-Azraq fue traicionado por
uno de sus consejeros, el cual informa a los cristianos que el sarraceno tenía
acumulada gran cantidad de grano de uno de los castillos, y que la venta de ese
grano, iba a darle importantes ganancias, para poder pagar a soldados y seguir
guerreando.
Las tropas cristianas asaltaron dicho depósito,
llevando al traste los planes del visir, el cual a los pocos días se rinde, y
es obligado a exiliarse.
Los pocos dominios que le quedan, estarán bajo
el gobierno de un hermano y un tío los cuáles están sometidos a las continuas
presiones de los señores feudales cristianos.
Al-Azraq marchó a Granada, y aunque en la corte
nazarí es muy bien tratado; echaba de menos el Mediterráneo, la montaña, la
sierra del Benicadell y el enigmático castillo de Perputxen; así es que en
cuento se produjo otra revuelta, por el abuso de los cristianos, el visir de la
montaña valenciana, raudo regresó al territorio para ayudar a los suyos; los combates
se produjeron en las puertas de la ciudad de Alcoi, los sarracenos tuvieron que
salir huyendo.
Desde la
ciudad de los puentes algunos cristianos les persiguieron, cayendo en una
emboscada, en lo que la historia ha denominado el desastre de la canal, por la
gran matanza que en este paraje se produjo.
Lo cierto es que antes de esa emboscada y a las
puertas de la ciudad alcoyana, el visir de la montaña perdió su vida, fruto de
una flecha que le alcanzó en el pecho, era el 5 de mayo de 1276; pasando su
personaje y leyenda a la eternidad.
Dos meses más tarde, en 27 de julio de 1276, moriría
su archienemigo Jaume I, entre Alzira y Algemesí.
Y en conmemoración de aquellos avatares, todos los
años en torno al 23 de abril Alcoi celebra, sus fiestas de moros y cristianos.
Mientras algunos cuentan que, por Perputxen, a
veces se ve la silueta de aquel visir, caminando entre los bancales y los
roquedales del Benicadell. FINEM.
La Cruz de los Tres Reinos, en Arroyo Cerezo.
Un arroyo cruzando el término y lo que parece ser que en su día fue, la abundancia de cerezos, seguramente para utilizar su madera, puesto...
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Dice el refranero español que, “de noche todos los gatos son pardos”, refiriéndose a que en la oscuridad es difícil distinguir las cualida...
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