Río Gallo a su paso por Molina de Aragón |
En estos primeros días de invierno por fin ha llegado el frío
que tanto se ha hecho esperar; y sus rigores se notan sobre todo en la alta
montaña, por ello por estas tierras del antiguo Señorío de Molina, Uller el
dios del invierno se merodea como Pedro por su casa haciendo estragos con sus
efectos frigoríficos.
Ayer tras una larga caminata y al caer ya la tarde, el cuerpo
nos pedía calentarse por fuera y por dentro; así pues nos cobijamos bajo techo
junto a una potente chimenea, cuya candela estaba encendida…; allí nos quedamos
embelesados escuchando el craquear de la madera al arder y pensábamos en voz
alta en lo bello que es un fuego controlado.
De ahí que desde que el hombre descubriese el fuego, muchas
fiestas se erigieren en torno a una buena fogata; con este elemento se daba la bienvenida
a las cosechas, al verano, al invierno, etc…; posteriormente con la arribada
del cristianismo, aquellas tradiciones paganas se revistieron de festividad
religiosa y así hasta nuestros días llegan aquellas arcaicas costumbres,
tomando un poco de todos los matices.
Todo esto para contaros que hacemos en la Nochebuena por las
tierras de Molina de Aragón en Guadalajara.
Antes de que se denominase navidad, parece ser que las
diversas civilizaciones celebraban la llegada del solsticio de invierno con
grandes comidas, encuentros familiares, y el intercambio de regalos; pues en cierta manera era como la forma de
iniciar las tareas agrícolas de nuevo, justo en el tiempo que menos actividad
en el campo había.
Luego como os decía
antes, con la religión, ya vino el celebrar el nacimiento de Jesús, la
epifanía, etc…
En nuestro país la celebración de la Nochebuena consiste
básicamente en la reunión de las familias, alrededor de una mesa, con buenos
manjares y elaboradas comidas, panderetas, villancicos, e incluso en los
últimos años la visita de Papá Noel, restándolo protagonismo a los Reyes de
Oriente…; después en torno a la media noche en las grandes ciudades y pueblos
con sacerdote la tradicional misa del gallo.
Con respecto a la peculiar nomenclatura de esta misa, muchas
y variadas son las teorías acerca del porqué de este curioso nombre para
denominar una misa; la teoría mayoritaria alude a que viene de los tiempos del
Papa Sixto III, el cual en el siglo V, instauró la costumbre de celebrar una
misa en la medianoche del día de celebración del nacimiento de Jesús, tras la
entrada al nuevo día, es decir al canto del gallo; de ahí su deriva hasta
nuestros días.
En muchas poblaciones del interior peninsular se le añade
otro elemento que es el fuego.
Así pues en pueblos de la Rioja, del norte de Castilla y León, y
en toda la comarca del antiguo Señorío de Molina, en la tarde noche de la
Nochebuena, se encienden grandes hogueras.
En la comarca de Molina de Aragón como os decía al principio
del texto, los rigores del invierno son intensos a estas alturas del calendario,
por lo que la única manera de aguantar en la calle y fomentar de esta manera el
reencuentro, y la sociabilidad entre los vecinos es alrededor de una buena
fogata.
Por eso los días previos a la Nochebuena, todos los pueblos
habitados de la comarca y diversos barrios de la ciudad de Molina, van
rejuntando cepellones, tablas, ramas, podas, e incluso muebles viejos para ir
conformando una gran pira, que será sin lugar a dudas la gran protagonista de
la Nochebuena.
A eso de las 19:00 horas cuando el termómetro ya está bajo
cero, los vecinos de los pueblos del Señorío, y de la propia Molina se
arremolinan en torno a estas montañas de leña, acompañados de panderetas,
zambombas, sidra, polvorones, turrón y sobre todo ganas de pasarlo bien.
Llega el momento de encender, y tras las primeras llamas
comienzan los cantos, los recuerdos, las conversaciones, los reencuentros, los
abrazos, incluso los sollozos por los que ya no están…; y de esta manera van
pasando las horas...
Tras la cena y la misa muchos son los vecinos que regresan a
las hogueras, pues la consistencia de las mismas dan para toda la noche,
incluso para hacer un buen asado en la mañana del 25.
Este año como muchos otros de nuevo en el barrio de la carretera
de Castilnuevo montamos una fogata, con ese placer de poder concentrar en un
punto a familia, amigos, vecinos, e incluso algún turista despistado y poder
disfrutar de esas pequeñas grandes cosas, que son las que verdaderamente dan
sentido a la vida.
Termino el post con el deseo de poder montar muchos años
junto a mi familia esta hoguera, y desearos a todos/as unas muy felices
fiestas.
FINEM