El pasado día 3 de abril de 2012, de nuevo y como cada día tres de cada mes, los familiares y miembros de la Asociación de víctimas del metro del 3 de Julio se concentraron frente a la puerta de los Apóstoles de la Catedral de Valencia, para seguir clamando en ese desierto en el que se han convertido las instituciones valencianas.
En el manifiesto de esta convocatoria se hacían eco de la gran decepción que finalmente había supuesto Alberto Fabra; ya que sus primeros pasos al frente de la Generalitat, tras la dimisión del “Muy Honorable” Francisco Camps, parecían marcar distancia con su antecesor en cuestiones varias como la aplicación de la Ley de Dependencia, o el trato hacia las víctimas del metro.
Camps y Fabra
Con respectos a estas últimas, Fabra se había comprometido a mantener una política de diálogo y a potenciar tanto la transparencia como el acceso a la información.
Pero oportunidades para demostrarlo ha tenido y “el buenintencionado” de Fabra no ha hecho nada:
Poco antes de su arribada al Gobierno de la Generalitat, el diario Levante destapó la noticia de que la directora gerente de FGV Marisa Gracia, había ocultado durante cinco años un informe que revelaba que FGV incumplía la Ley de Prevención de Riesgos Laborales. Ante esta situación Alberto Fabra, no ha hecho nada.
Ya en el presenta año 2012, el jefe de Seguridad de FGV denunció a Marisa Gracia por “hachear” su ordenador para falsificar un informe y así favorecer a varias empresas de seguridad. El jefe de Seguridad tenía en su poder el informe original que probaba que se habían modificado las valoraciones de dos empresas, para que pudieran ser merecedoras de la adjudicación de los contratos. Y ante esta situación tan grave Alberto Fabra no hizo nada.
A finales del pasado mes de febrero, el Diario el Mundo, publica la noticia de que Marisa Gracia había contratado a una empresa para el adoctrinamiento de los técnicos y directivos que debían de comparecer en la Comisión de Investigación de las Cortes Valencianas. Siendo lo más importante defender sin fisuras que el siniestro fue un accidente, y que todos los miembros de FGV dijeran exactamente lo mismo.
Ante esta manipulación en la investigación del mayor accidente de metro ocurrido en nuestro país, donde resultaron heridas 47 personas y fallecidas 43, Alberto Fabra no ha hecho nada.
Pero ya sabéis lo que dice el refranero español, y es que “obras son amores y no buenas razones…” es decir que de nada sirve tanto bla, bla, bla, si no se pasa de las palabras a las acciones.
De nuevo y como vienen haciendo desde hace mucho tiempo, los gobernantes y dirigentes políticos valencianos siguen dando muestras manifiestas de no ser dignos de los cargos que ostentan.
Como siempre dicen las víctimas del metro en sus concentraciones “Seguiremos esperando respuestas…”.