Los valencianos desde hace varios años vivimos sumidos bajo el yugo de eso que se suele llamar vergüenza ajena; y es que cuando sales de esta tierra a otras partes de España en todos los sitios te preguntan: “¿pero cómo tenéis esos políticos?” cosa que yo contesto: - mira te prometo que por mi culpa no es.
Y es que desde hace varios años la Comunidad Valenciana se ha convertido en el ejemplo de lo que nunca debe ser una administración autonómica, donde el Partido Popular ha hecho un corralito creando una enorme y tupida red clientelar, con la creación de entidades, asociaciones, fundaciones, etc… sufragadas con dinero público y que se han convertido en verdaderas agencias de colocación, dígase la Fundación Agua y Progreso, o las distintas empresas públicas.
De igual manera tiene atenazados a los medios de comunicación, a los privados bajo la amenaza de retirar la publicidad institucional, y las subvenciones, y los públicos como Radiotelevisión Valenciana, los cuales son todo un ejemplo de propaganda, tergiversación y manipulación informativa.
Junto a todo lo anterior, y por la mezquindad humana surge el tráfico de influencias y las amistades peligrosas, arribando así a los presuntos múltiples casos de corrupción que abarcan la administración valenciana de norte a sur y de este y oeste, con un común denominador, que es el Partido Popular.
Unido a todo ello hay que destacar la nefasta gestión: la Comunidad Valenciana, es la Autonomía en términos absolutos más endeudada del Estado español; pero esa deuda no ha surgido de aplicar políticas sociales, o en materia educativa o en sanidad, ya que en estos tres campos somos el vagón de cola de todo el país, sino que ese dinero se ha gastado en grandes fastos, en enormes sobre costes de cualquier obra, y en el presunto reparto entre amigachos según se desprende de los casos Fabra, Gürtel, o Brugal entre otros.
Así pues hartos de esta situación parece ser que la adormecida sociedad valenciana comienza a despertar y el pasado sábado 26 de marzo miles y miles de personas llenaron las calles de la ciudad de Valencia, para pedir dignidad, transparencia, buena gestión y políticos honrados.
AMBIENTE FESTIVO EN LA MANIFESTACIÓN
Parece ser que los dirigentes del Partido Popular valenciano entendieron que ellos ni compartían ni tenían tales cualidades y como son tan demócratas (por eso se niegan a condenar el Franquismo), raudos y veloces se dirigieron a la ciudad de la Justicia a denunciar a los organizadores de tal manifestación entendiendo que mancillaban el honor del Presidente Camps.
Desde luego una forma sibilina de intentar atenazar, y amedrentar a los ciudadanos; pero les salió el tiro por la culata pues creo que eso fue un revulsivo más, para salir a las calles.
Pero estaría bien que se preguntaran estos dirigentes conservadores, que Camps honorable dejó de serlo hace mucho, por ejemplo desde el momento que se negó a recibir a las víctimas del metro o a cumplir con lo que dice la Ley de la Dependencia, pero que además son las instituciones valencianas, y con ello los valencianos los que estamos siendo atacados en nuestro honor por unos dirigentes como estos.
LECTURA MANIFIESTO A LAS PUERTAS DEL TSJ DE VALENCIA
Concluyo este artículo, diciendo que soy valenciano, que amo esta tierra, y que yo no voto ni a corruptos, ni a los carentes de principios y valores, así pues señor Camps, no cuente con mi papeleta.