Desde hace tiempo, siempre pienso que Dios nos coja confesados, en cuanto hay que hacer uso de alguno de los servicios públicos dependientes de la Generalitat Valenciana.
Y es que como dijo Enric Chulió (Expresidente de la Asociación de Víctimas del metro) “ojala no os ocurra a vosotros” hace tiempo que la Administración autonómica valenciana hace aguas por todo los frentes, con independencia o no de la percepción que de tal situación tenga la ciudadanía.
Es la Autonomía más endeudada de todo el estado español, con unas cantidades de tal importancia, que pasarán muchas legislaturas para poder sanear las cuentas públicas.
Pero lo peor es que ese gran gasto se ha invertido en grandes obras y eventos, que se han convertido en pan para ayer y hambre ya para hoy…
Nada se sabe de la ciudad de las lenguas, la del cine, qué ocurre con Terra mítica que es un pozo sin fondo de gastos, cuánto costó la visita de 24 horas de Benedicto XVI, de la que se habla de más de un millón de euros, por qué las obras de Calatrava, cuestan 15 veces más de lo presupuestado…
La fórmula uno, que se construyó a los cuatro pies y que en su segunda edición ya se está hablando de pérdidas millonarias…
Y así un largo sin fin.
Pero a cambio que tenemos los valencianos… a parte de las arcas vacías y con un agujero, que da miedo asomarse, tenemos unos servios públicos desmantelados a los que da recelo acudir, y que cada vez van hacia un mayor abismo, algunos ejemplos son el colapso en urgencias, las enormes listas de espera para una intervención quirúrgica, los últimos en camas de hospital por cada mil habitantes…
En educación, en vez de colegios e institutos, decenas de barracones, falta de profesores, y las mayores tasas de fracaso de escolar.
En bienestar social, boicot total a la aplicación de la Ley de la Dependencia, miles y miles de personas sin cobrar las ayudas…
Vivienda, cero ayudas… en la ciudad de Valencia, cero VPO.
Medio ambiente, construir y construir…
Y así un largo etcétera…
Y por si todo eso fuera poco, ahora tenemos al Presidente de la Generalitat, a varios altos cargos de la Administración, y a importantes dirigentes del PP, imputados por la presunta comisión de varios delitos de cohecho.
Así pues como decía al principio, que Dios nos coja confesados.