Nunca he sido partidario de aplicar la ley del Talión, basada en el principio jurídico de Justicia Retributiva, en el que la norma imponía un castigo que se identificaba con el crimen cometido, es decir una pena idéntica a la acción delictiva. La expresión más famosa de esta ley es la de “ojo por ojo y diente por diente”.
Y tampoco soy partidario de que cada uno de nosotros nos tomemos la justicia por nuestra mano; para eso nos hemos dado un sistema constitucional y político donde se determine un ordenamiento jurídico en el que sea posible la convivencia civilizada entre todos.
Y os preguntaréis, ¿toda esta declaración de principios para qué? Pues para argumentar entorno a los acontecimientos acaecidos en la población vasca de Lazkao, en la que un joven (Emilio) se dejó llevar por la ira y destrozó una herrico taberna, es decir un bar donde suelen reunirse la mal llamada izquierda aberchale.
Todo sucedió, debido a que los radicales habían puesto un artefacto explosivo ante la sede del Partido socialista de Lazkao, y como daño colateral, se destrozaron decenas de viviendas entre otras la de este joven; en consecuencia de ello, Emilio con una maza destrozó el bar donde se reunían los partidarios de estas prácticas. Todo esto lo hizo a cara descubierta, y dando muestra del hartazgo que tenemos todos los españoles de esta clase de gentuza, que no son capaces de mostrar sus ideas a través de la democracia y la tienen que hacer expresar a través de la violencia y de las armas.
Y hasta donde llega la burrez de esta gente, que se atreven a llamar fascistas a todos aquellos que no comparten sus macabras prácticas entre ellos a este joven. Pues bien deben saber, que una de las principales características del concepto Fascismo, es su cualidad autoritaria, justo lo que ellos hacen, ya que o estás con ellos, o te extorsionan, o te exilias. Así que creo que deben aplicarse ellos este calificativo.
Y volviendo a repetir que estoy en contra de tomar la justicia por nuestra mano, muestro ante Emilio todos mis respetos, y le agradezco su valentía, ya que sus acciones a mi juicio, ha sido un balón de oxígeno para las miles de personas que viven con miedo en el País Vasco, y un complejo vitamínico para la democracia.