Ayer por la tarde en diversas ciudades españolas, se llevaron a cabo concentraciones y manifestaciones en señal de repulsa y rechazo a la masacre que se está llevando a cabo en la denominada franja de Gaza.
Y es que el conflicto palestino-israelí viene de lejos; el día de navidad, apareció en las noticias que había sido una de las noche buenas más tranquilas de los últimos años, donde en la ciudad de Belén se habían realizado actos religiosos y litúrgicos con total normalidad. Me dio alegría escuchar aquella noticia… dos días después el 27 de diciembre el ejército israelí respondía a unos cohetes lanzados desde los territorios palestinos; no voy a entrar a valorar el origen del conflicto, pues creo que todos tienen culpa. El grupo de “hamas” también asesina personas inocentes por lo tanto no puedo de ninguna manera legitimar su acción.
Pero lo que si es verdad que la desproporción y el abuso de Israel sobre el pueblo palestino es una realidad que no deja cabida a la duda o la discusión. A día de hoy la masacre contra el pueblo palestino ha dejado un saldo de destrucción desolador; los muertos se cuentan por centenares y los heridos por miles; la inmensa mayoría civiles indefensos y en buena medida niños. La brutalidad de los ataques está destruyendo hospitales, colegios, fábricas, cultivos… en una zona azotada por la miseria.
En segundo de carrera estudié Derecho Internacional Público, una asignatura, larga y apasionante que después he comprobado que es simple teoría, ya que no se aplica, el papel de la ONU está siendo irrisorio y la comunidad internacional parece no querer implicarse mucho.
Lo que si es cierto es que todo esto genera una fractura social, muy difícil de enmendar, que todo ello genera odio, rencillas y confrontación, y que una vez los humanos demostramos que se nos queda grande la categoría de animales racionales, ya que la razón y la inteligencia no están siendo elementos en este conflicto.
Espero que por sentido común, y sobre todo por encima de todo por humanidad, se pare esta masacre. Hoy más que nunca se puede citar al autor del siglo XVII Thomas Hobbes cuando decía aquello de “el hombre es un lobo para el hombre”.