Tal vez porque la habilidad con las manos nunca ha sido uno
de mis fuertes, siempre me ha maravillado observar a las personas que saben
llevar a cabo actividades, en las que se requiere pericia, destreza y maestría;
cabiendo en este grupo toda clase de maestros artesanos.
Así pues hablando de maestros y artesanos hace unos días
visité a José Ruiz, un vecino de Molina y amigo de mis hermanos de toda la
vida, al que desde siempre en casa le hemos tenido gran cariño y respeto por el
gran tipo que es.
José Ruiz, alias "el Curilla" |
A José nadie le conoce por su nombre del carné, sino que todo
el mundo le llama Curilla; la cosa viene de lejos: cuando José contaba con once
años, un familiar proveniente de Canadá le trajo un suéter con capucha y
bolsillo rollo canguro, tan habituales a día de hoy, pero extraños hace treinta
y cinco años, a José le gustaba la prenda y se la ponía a menudo, los
compañeros del colegio le empezaron a decir, que parecía un cura con ese
chambergo…; dando como resultado el apodo Curilla.
Me resulta complicado hablaros de como es el Curilla, pues como os decía al
principio es amigo de siempre, sólo os diré que honestidad, sinceridad y
nobleza absoluta, son conceptos que lo describen a la perfección.
Excursión por Sierra Molina año 1991 |
En breve el Curilla va a abrir una tienda en Molina de Aragón
(Guadalajara), donde pretende vender toda clase de productos artesanales de la
Comarca de Molina, para de esta manera dar cogida a la cantidad de talento y
maña que hay en este territorio y que
por falta de infraestructura donde darla a conocer muchas veces se queda en
espacios reducidos; siendo la idea en proyecto que todos estos maestros y
maestras artesanos puedan vivir de ese talento.
Y a todos esos productos José añadirá sus propios trabajos,
pues el Curilla es un gran maestro en lo relativo a la talla y labrado de la
madera.
Su nombre artístico en esta materia es el “mago de boj”,
haciendo mención a ese arbusto tan abundante en las riberas del alto Tajo y
cuyas ramas se utilizan en el domingo de ramos.
Me cuenta José que desde muy pequeño cuando con su familia
iban todos los domingos a pasar el día al campo, lo primero que hacía era
trepar a los árboles y lo segundo coger palos…; como el anuncio de “un palo, un
palo”… el Curilla era feliz con un madero entre las manos.
Dice que un día se juntaron en sus manos un palo y una
navaja, y que ahí empezó todo; de forma autodidacta, con mil cortes y rasguños,
José aprendió a acariciar los toscos trozos de madera para convertirlos en
verdaderas obras de arte.
Su afición fue “in crescendo” y preguntando a las personas mayores que hacían garrotes o labraban madera, mirando libros, y observando tallas realizadas, aprendió a “dialogar” con la veta y la fibra de la madera.
Me cuenta el Curilla que la naturaleza es su mejor socia y
aliada, y siempre que camina por el campo se encuentra palos retorcidos,
maderas con nudos que simulando muñones, José enseguida les observa formas
artísticas.
Así y tras un largo y profundo aprendizaje se ha ido
conformando un humilde taller, donde con las herramientas más básicas el
Curilla lleva a cabo grandiosas obras de arte.
Le pregunto al Curilla que de dónde recoge la materia prima
con la que elaborar las piezas, y me cuenta, que la mayoría de ella se la
proporcionan de los desbroces que llevan a cabo los equipos de prevención de
incendios, y también los propios ayuntamientos le avisan cuando va a cortar
algún árbol por la realización de un camino, o por la puesta de tendidos
eléctricos.
Algunas otras maderas que no las hay por zona de la comarca
de Molina las compra a proveedores de Madrid.
Con ello me habla de lo fácil que es trabajar con la madera de tilo por ser más blanda, y lo arduo complicado que es el nogal, de gran dureza.
NOGAL.
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Todos los artistas tienen especial cariño por alguna obra, así pues le pregunto por este
hecho, y sin dudarlo el Curilla me habla del “triste Don Quijote”.
La tienda se va a llamar CuraSana; ante la pregunta de tan
curioso nombre me cuenta que es la unión de su apodo Cura, con el nombre de su
pareja Ana, y la letra de inicio del hijo común Saul, de ahí CuraSana.
Y en relación a esto me cuenta el Curilla que hace unos días
llamó a la puerta un señor de avanzada edad, pidiéndole que le tocase la
espalda pues tenía muchos dolores…, José no entendía nada; la cosa es que ante
el nombre de CuraSana el buen hombre pensó que se trataba de un curandero o
chamán…
Me confesó el Curilla que tenía previsto hacer un monolito homenaje al castillo-alcázar de Molina; y que pretendía regalarlo a la ciudad de Molina, siendo además éste un reclamo para su tienda; ya tenía fichado un tronco de un viejo olmo caído hace más de veinte años, y que incluso ya había hablado con el Ayuntamiento del pueblo donde se encontraba el árbol para tal menester.
Me confesó el Curilla que tenía previsto hacer un monolito homenaje al castillo-alcázar de Molina; y que pretendía regalarlo a la ciudad de Molina, siendo además éste un reclamo para su tienda; ya tenía fichado un tronco de un viejo olmo caído hace más de veinte años, y que incluso ya había hablado con el Ayuntamiento del pueblo donde se encontraba el árbol para tal menester.
En fin amigos/as de este cajón de sastre blog, deciros que
hablar con el Curilla fue un placer como lo es siempre, por su calidad como
persona, y por su mentalidad de Espírito libre y sabio que da lecciones de
compromiso y lealtad con todo aquello que le rodea.
Ahora sólo me queda desearle suerte en esta nueva andadura de
su vida, y recomendaros a todos/as vosotros/as que paséis por su tienda.
En el siguiente enlace tenéis más información sobre la misma:
FINEM