Castillo - Alcázar de Molina de Aragón |
Desde la Torre vigía de Molina de Aragón, esa que en lo alto
del monte coincide con el apellido de la villa, se vislumbra a lo lejos,
mirando hacia el oeste un enorme farallón de roca.
Torre de Aragón |
Sobre ese farallón se alzaba antaño un imponente castillo de
tapial y piedra, un castillo temido en la comarca, pues allí vivía un
gobernador árabe de nombre Montesinos, que sembraba el terror por la comarca en
tiempos de la reconquista.
Torre de Aragón desde Alpetea |
Castillo de Alpetea |
A unos 1300 metros de altitud sobre el nivel del mar; y
presidiendo el lugar de insólita belleza donde el río Gallo vierte sus aguas al
padre Tajo, se ubicaba este castillo denominado de Alpetea, del cual a día de
hoy a penas quedan restos; algunas de sus piedras se utilizaron siglos después
para construir trincheras, utilizadas para vigilar el Puente de San Pedro,
tanto en tiempos de las guerras carlistas, como en tiempos de la guerra civil.
Al poco de morir don Rodrigo Díaz de Vivar (El Cid), y de que las tropas del aragonés Alfonso I el batallador entrasen en la villa de Molina, comenzó a fraguarse el Señorío de Molina, cuyo primer Señor sería don Manrique de Lara; pero la arribada a las tierras del Tajo no fueron fáciles; hordas sarracenas rodeaban las tierras conquistadas, y las incursiones y batallas eran continuas, eso y la climatología del lugar, no hacían atractivo el residir en la zona, por lo que la población era más bien escasa.
Al poco de morir don Rodrigo Díaz de Vivar (El Cid), y de que las tropas del aragonés Alfonso I el batallador entrasen en la villa de Molina, comenzó a fraguarse el Señorío de Molina, cuyo primer Señor sería don Manrique de Lara; pero la arribada a las tierras del Tajo no fueron fáciles; hordas sarracenas rodeaban las tierras conquistadas, y las incursiones y batallas eran continuas, eso y la climatología del lugar, no hacían atractivo el residir en la zona, por lo que la población era más bien escasa.
Las luchas y batallas con el moro Montesinos eran continuas; su fama de bravura y crueldad llegaba a todos los rincones del recién creado Señorío; y no fueron las armas sino otras circunstancias las que pusieron fin a aquel conflicto con el moro.
Cuenta la leyenda que todos los días proveía el castillo de leche de cabra, una pastora que venía andando desde la cercana localidad de Villar de Cobeta; la muchacha desde nacimiento tenía una dolorosa úlcera en su mano derecha, la cual la dejaba prácticamente manca.
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La familia de la cabrera había venido de tierras del norte,
animadas por las prebendas y derechos que otorgaba el nuevo Fuero dictado por
Manrique de Lara con la intención de repoblar aquellas inhóspitas tierras;
todos estos pobladores eran cristianos.
Fuero de Molina http://herreracasado.com |
La lechera era una mujer valiente y con coraje, y no temía al
gobernador Montesinos, de hecho le echaba en cara sus desmanes e incursiones en
los pueblos y aldeas de la comarca en pos de la religión árabe.
Panorámicas desde el castillo de Alpetea |
Panorámicas desde el castillo de Alpetea |
Panorámicas desde el castillo de Alpetea |
Un día de verano, la cabrera se marchó de buena mañana con el
ganado a las riberas del río Arandilla, junto al pueblo de Cobeta; después de
comer, el sol de justicia dio paso a una gran tormenta, la lluvia caía
torrencialmente, y los truenos retumbaban en el valle de forma sobrecogedora…;
esta situación hizo que el rebaño de cabras se asustara, y muchas despavoridas
corriesen río arriba, en busca de refugio bajo las rocas areniscas.
Tras el tormentón, la cabrera muy preocupada se puso a buscar
a las cabras, cuando estaba perdida entre la espesura del bosque vio aparecer
de lado a lado del barranco un inmenso arco iris y a continuación una gran luz
sobre una roca; se trataba de la Virgen.
Río Arandilla |
La cabrera quedó paralizada ante aquel hecho; y cuenta la
leyenda que la Virgen le dijo: “ ves a buscar al moro de Alpetea, y dile que te
acompañe hasta este lugar, pues quiero hablar con él”.
La Cabrera le contestó: “¿y cómo haré para convencerlo, es
altivo y testarudo?; a lo que la Virgen le dijo: “enséñale tu mano derecha”; la
cual al momento sanó de aquella terrible úlcera.
Al otro día la lechera como hacía cada dos días, fue a
proveer el castillo de leche de cabra; pero algo había cambiado portaba un
cántaro sobre su mano derecha apoyada en su pecho.
Montesinos asombrado preguntó sobre aquella repentina
curación, y la cabrera le contó lo sucedido, y la petición de la Virgen;
Montesinos carcajeó con cierto desdén y burla ante la historia contada, pero
fuera como fuese, es que a los dos días montado en su corcel blanco acompañó a
la pastora.
Era un día de verano de suaves temperaturas, el río Arandilla
venía un poco desbordado por las lluvias de hacía dos días, el campo rezumaba
aroma y vida por doquier; al final la cabrera y Montesinos llegaron al punto
donde la Virgen le había dicho a la cabrera que acudieran.
Allí nada pasaba, y enfadado Montesinos increpó a la pastora
aludiendo a cómo se atrevía a burlarse así de un Gobernador moro…; cuando la
ira de Montesinos hacía retumbar en el eco del barranco su enojo, las copas de los altos chopos del lugar
comenzaron a moverse de lado a lado, con un estruendoso ruido.
Ermita de Montesinos |
Al momento allí se apareció la Virgen de nuevo; Montesinos
asombrado, tiró su cimitarra al suelo, y se postró ante ella, mostrando su
arrepentimiento por los desmanes cometidos; y prometiendo hacer el bien a todo
el mundo.
A los pocos días las huestes de Montesinos comenzaron a
construir una ermita, y una pequeña casa, a la cual el gobernador se
trasladaría, para vivir dedicado por entero a la contemplación, la oración y la
penitencia, siendo éste el origen de la ermita de Nuestra Señora de Montesinos.
Ermita de Nuestra Señora de Montesinos |
Ocho siglos después haría lo mismo Francisco Checa Concha, el
Santero de Montesinos, el cual como la cabrera de la historia también era
pastor, lo había sido durante más de cincuenta años, dedicando sus últimos
treinta años de vida a cuidar la ermita y el entorno de Montesinos.
El 14 de marzo del 2014 a punto de cumplir los noventa y dos
años, sus ojos cansados se cerraron para
siempre; pero nos dejó el recuerdo de su sabiduría popular, y bondad infinita…;
y aún parece cuando paseas por el entorno que se escucha en la lejanía sus
coplillas y cantos, con los que deleitaba a todo aquel que se acercaba hasta el
ermitorio.
FRANCISCO CHECA http://www.guadaque.com |
Ahora ya, no entrando a valorar sobre el grado de realidad o no de la historia, o sobre el
hecho de que por la magia del lugar, tras
los tiempos de lo pagano, pasara el lugar a lo sagrado; no me queda otra sino
recomendaros la visita al lugar, para notar la magia y el contacto con la madre
naturaleza.