El pasado domingo y tras un importante episodio de lluvia,
varios fuimos los curiosos que nos acercamos a los amplios puentes que cruzan
el río Turia a su paso por la ciudad de Valencia, absortos viendo con qué
caudal bajaba el río llamado por las tierras de Teruel Guadalaviar, comenzamos
a hablar de las comarcas y pueblos por los que pasa…
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Río Turia crecido a su paso por Valencia
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Río Turia crecido a su paso por Valencia |
Tal vez por añoranza, tal vez por orgullo patrio pues en esas
tierras se encarnan las raíces de mi
familia materna, raudo les hablé del Rincón de Ademuz.
Os aseguro que no es fácil en pocas palabras describir cómo
es el Rincón de Ademuz, pues hay que explicar cómo es el tintineo de las
estrellas en una noche de verano, cómo son sus ríos, sus valles, cual
majestuosas son sus montañas, que tramas urbanísticas tienen sus pueblos, cuál
es el grado de nobleza de sus gentes, o cuántos ingredientes tiene su plato
estrella… de nombre las gachas.
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Río Bohilgues |
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Valle del río Turia entre Torrebaja y Ademuz |
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Castielfabib y Ademuz |
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Río Ebrón en Torrebaja |
En esta improvisada tertulia como en los chistes de un
inglés, un alemán y un español, nos encontrábamos una variada representación de
las regiones españolas, comprobando que las gachas, no eran exclusivas del
Rincón de Ademuz, y que bajo el mismo nombre había una amplia variedad de
recetario y elaboración, incluso de ingredientes, mostrando que no tenían nada
que ver las gachas rinconademucenses con la manchegas, las andaluzas, o las
navarras…
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Gachas Rincón de Ademuz
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Torrebaja |
Hablando de los paisajes, les conté que sucede en esta época
del año en las tierras del Rincón, y es que pasear por la riberas de los ríos,
o por los páramos de sus cumbres es una gran experiencia todo el año, pero en
otoño además de sus colores típicos ocurre otra cosa…; y es que el Rincón de
Ademuz se impregna de un aroma intenso y suave a la vez, que recuerda al hogar
materno y a tiempos pretéritos; en otoño el Rincón de Ademuz huele a manzana.
Una buena orografía, fuerte tierra, abundante agua, y sabias
manos de los agricultores de la zona, hacen que se críe una variedad de
manzano, que casi es exclusivo de estas tierras; me estoy refiriendo a los
manzanas esperiegas, y que según la tradición reciben este nombre porque
derivan directamente del jardín de las Hespérides, ese gran jardín regalado por
Gea a Hera tras su boda con Zeus, y que según la mitología griega daba manzanas
doradas, que proporcionaban la inmortalidad…
De aquel huerto de las Hespérides, llegaron las esperiegas,
que en otro jardín paradisiaco llamado Rincón de Ademuz florecen en la
primavera, para en el otoño convertirse en deliciosos frutos que gracias a sus
propiedades, también conllevan a la inmortalidad.
Se recolectan desde finales de octubre hasta diciembre,
debiendo guardarse en las bodegas y en los garajes unos días, para que éstas
cojan un mayor grado de maduración, cuando esto ocurre su piel se ablanda y su
sabor se intensifica; durante esos días de almacenamiento en las casas, los
pueblos desprenden un aroma típico, que como el flautista en Hamelin, te hipnotiza
y te engancha para siempre.
Así pues amig@s de este cajón de sastre blog, os recomiendo
muy mucho la visita a esta desconocida y bella comarca; porque además el
carácter sencillo y noble de sus gentes, os hará que os sintáis como en vuestra
propia casa.
Y si podéis disfrutar del sabor de la alta montaña,
degustando las manzanas del jardín de Hera. FINEM