Hace tan sólo unos días, tuve el enorme placer de conocer la
ciudad de Gandía, y en ésta además de admirar sus playas, o su buen hacer
urbanístico.
Pude visitar el Palacio Ducal, ese Palacio donde a lo largo de
los siglos vivieron los Duques de Gandía, siendo la familia Borja la más
destacada en este título nobiliario.
Tres han sido los nombres que por su relevancia han pasado a
la historia con más fuerza que los demás, estos son Alfons de Borja, (Papa
Calixto III), Rodrigo de Borja (Papa Alejandro VI), y Francisco de Borja, al
cual lo canonizaron e hicieron Santo en 1671, bajo el Papado de Clemente X.
Calixto III |
Alejandro VI |
Y es en relación a éste último personaje, sobre el que quiero
contar algunas cuestiones:
Desde siempre había visto la iconografía de San Francisco de
Borja sosteniendo una calavera, incluso en alguna pintura había visto esta
calavera con corona Real:
Iconografía San Francisco de Borja |
Tras visitar el Palacio Ducal supe cuál es la razón
de esta representación, ya que además el pasaje ocurrido, resultó ser el punto
de inflexión en la vida del Borja, el cual decidió abandonar los lujos de su
condición social, para convertirse en sacerdote Jesuita.
Interiores del Palacio Ducal
Francisco de Borja formaba parte de la Corte española al
servicio del Emperador Calor I de España y V de Alemania, hijo de Felipe el
Hermoso y de Juana la Loca, y por ende nieto de los Reyes Católicos.
Emperador Carlos V |
Una de sus funciones fue la del cuidado y protección de la
Emperatriz Isabel de Portugal, esposa de
Emperador Carlos; ya que éste por ser la máxima autoridad de vastos
territorios, estaba mucho tiempo fuera de la Corte.
Emperatriz Isabel de Portugal |
Las crónicas cuentan de la virtualidad de la Emperatriz
Isabel, donde la bondad y la belleza parece ser que discutían a ver cuál era
más abundante en su persona.
Así no es de extrañar que en el de Gandía surgiera un querer
y fervor especial hacia la Emperatriz, hablando algunos historiadores de la
existencia de un amor platónico hacia la reina por parte de Francisco de Borja.
La cuestión es que en abril del año 1539, la Emperatriz tiene un
alumbramiento, en que da a luz a un niño muerto, el malogrado parto, le provoca
grandes derrames que pocos días después acaba con su propia vida, a la edad de
treinta y seis años…; fallece en el Palacio de Fuensalida de Toledo, y el
Emperador manda que sea enterrada en el panteón Real de Granada; así pues se
prepara un cortejo fúnebre que transporte los restos mortales de la bella
Emperatriz desde Toledo hasta la ciudad de la Alhambra, y para coordinar tal
empresa, Carlos I designa al desolado Francisco de Borja.
La marcha fúnebre duró más de dos semanas, por tierras de la
Mancha y Andalucía en mitad de una descomunal calurosa primavera.
Al llegar a Granada y justo antes de entregar el féretro a los
monjes que debían sepultarlo, para dar fe del hecho de la entrega del cuerpo de
la Emperatriz, se mandó abrir el ataúd…; el calor y los días de marcha en el traslado
habían conllevado a un veloz avance en la descomposición del cuerpo sin vida de
la Emperatriz.
Esta visión impresionó enormemente a Francisco de Borja, el
cual afirmó que: “no puedo jurar que esta sea la Emperatriz, pero si juro que
es su cadáver el que aquí ponemos”… instantes después muy apesadumbrado
prácticamente calló derrumbado ante uno de sus caballeros.
El que después fue Duque de Gandía no puede quitarse de la
cabeza la visión de aquellos restos, de la mujer por la que había sentido tanta
devoción, entrando en un importante desasosiego espiritual; y pronunciando
aquella célebre frase de “nunca más servir a Señor que se me pueda morir”.
Sus pensamientos raudos tras estos sucesos comenzaron a
valorar lo espiritual frente a lo material, y pidió al Emperador abandonar la
Corte y la vida pública, pero Carlos V, no aceptó su petición, y le encomendó
ser Virrey de Cataluña, cargo que desempeñó el de Gandía desde el año 1539 al
1543; siendo en este año y tras la muerte de su padre, cuando además heredó el
título del Ducado de la capital de la Safor.
En 1546 fallece su esposa, siendo éste el motivo último que
le impulsa a Borja a abandonar los lujos de la nobleza para ingresar en la
Compañía de Jesús; pero lo hace en secreto, pues su descendiente en el Ducado
todavía es pequeño, y además Ignacio de Loyola le indica que debe de estudiar
Teología, haciéndolo en la Universidad que sea acababa de fundar en Gandía.
Así pues el Duque de Gandía ejerce como tal de cara a la
galería, pero había ordenado construirse una humilde y sencilla alcoba tras el
Salón del Trono, donde dormía y vivía, así como un recóndito oratorio, muy
transformado a día de hoy.
En 1550 cede el Ducado de Gandía a su primogénito Carlos de
Borja que pasa a ser el quinto Duque de Gandía, y acabados sus estudios de
Teología, Francisco de Borja fue ordenado Sacerdote.
Una de las funciones como Sacerdote fue la de reconfortar y
atender a Juana I de Castilla, conocida popularmente como Juana la Loca, ya que
éste había sido recluida en un palacete en la ciudad Castellana de Tordesillas
durante más de cuarenta y seis años… pero esta es otra historia de la que algún
día comentaremos en el blog.
Juana de Castilla recluída en Tordesillas |
Francisco de Borja murió el 30 de septiembre de 1572 en la
ciudad de Roma; en 1572 fue Beatificado y en 1671 Canonizado como Santo.
Así pues ya sabéis el porqué de la iconografía del Santo de
Gandía…
Si pasáis por la bella Gandía no dejéis de visitar el Palacio
Ducal, ya me contaréis. FINEM.