Corría el año 1238, el
último rey musulmán de València Zayyan Ibn
Mardanix, tras comprobar que nada más se podía hacer, por mantener la ciudad del
Turia, pacta con el rey de Aragón, Jaume I, que éste entre en la ciudad el 9 de
octubre de ese mismo año.
A partir de ahí la ciudad seguía siendo mora, pero sus
dirigentes procesaban una religión distinta, nueva en estos lares; acababa de
darse la conquista de València por las tropas cristianas.
Una vez conquistada la ciudad de València, los cristianos
pensaban que la conquista de los territorios al sur de la ciudad, sería un paso
en barca; no contaban con el impresionante sistema montañoso que había pasado el
Júcar hacia el sur, y la astucia de visir Al-Azraq,
Al-Azraq era
un caudillo musulmán que controlaba el territorio desde Xàtiva hasta Alcoi y
hasta la costa mediterránea; en lo que hoy vienen a ser la comarcas de la Vall de Abaida, el Contat y la Marina Alta.
Le puso las
cosas tan difíciles a Jaume I, que incluso casi logra apresarlo en una
emboscada que junto a sus hombres le organizaron en la zona de Rugat, cuando el
aragonés iba desde Xàtiva hacia Denia.
Uno de los hombres de confianza de Al-Azraq lo
traicionó y contó el plan a los cristianos, haciendo fracasar el plan de apresar
al rey que estaba sometiendo a su pueblo, y al que los des de Al-Azraq,
llamaban el perro infiel.
Esta escaramuza, puso en consciencia a los
cristianos de que, no estaban ante un aficionado y que la conquista de este
territorio no iba a ser tan fácil.
La división interna de los sarracenos,
contrastaba con la unión y fuerza de los cristianos, y el visir consciente de
ello, decidió pactar con el enemigo.
El pacto se haría en la Vall de Gallinera, junto
a un pozo que alimentaba una alberca, cercano al castillo de Alcalá; de ahí el
nombre del pacto, el del “pouet”; era abril del año 1245, es decir, casi ocho
años después de la entrada triunfal de Jaume I en la ciudad de València.
Lo pactado no era otra cosa, sino una tregua de
tes años, en la cual el visir, se declara vasallo de Jaime I, a cambio de la
permanencia y soberanía sobre sus territorios, y la entrega progresiva a los
cristianos de varios castillos de la montaña y de sus rentas.
Así mismo pacta una serie de condiciones para
los habitantes de la zona, y que no es otra, sino la de que sigan viviendo
según sus ritos y costumbres.
A Jaume I le viene bien esa tregua, pues ya
puede ir a la conquista del territorio alicantino, y ya se encargaría el día de
mañana de la montaña y del visir.
La cosa es que los cristianos no cumplen con lo
pactado, y los abusos sobre el pueblo musulmán hacen que entre 1247 y 1258, se
produzcan una serie de revueltas.
La cosa toma dimensiones importantes, pues gran
parte de ejército de Aragón, está ayudando a Castilla en la conquista de
Sevilla, pero a su vez el rey castellano Alfonso X el sabio, que no quiere a un
Aragón fuerte, de forma secreta pacta con Al-Arzaq, y le ayuda en estas revueltas;
de pronto el recién creado Reino de Valencia, se queda sin los territorios al
sur del Júcar: Xàtiva, Denia y Alicante.
Jaume I, desesperado, solicita ayuda económica
para conformar nuevos ejércitos al Papa Clemente IV, el cual le dice que a
cambio debe expulsar a todos los árabes del territorio de la Corona de Aragón;
al rey no le queda más remedio que cumplir con lo pedido por el sucesor de San
Pedro, pero eso sumó al reino, es una situación de guerra generalizada.
En 1258, de nuevo Al-Azraq fue traicionado por
uno de sus consejeros, el cual informa a los cristianos que el sarraceno tenía
acumulada gran cantidad de grano de uno de los castillos, y que la venta de ese
grano, iba a darle importantes ganancias, para poder pagar a soldados y seguir
guerreando.
Las tropas cristianas asaltaron dicho depósito,
llevando al traste los planes del visir, el cual a los pocos días se rinde, y
es obligado a exiliarse.
Los pocos dominios que le quedan, estarán bajo
el gobierno de un hermano y un tío los cuáles están sometidos a las continuas
presiones de los señores feudales cristianos.
Al-Azraq marchó a Granada, y aunque en la corte
nazarí es muy bien tratado; echaba de menos el Mediterráneo, la montaña, la
sierra del Benicadell y el enigmático castillo de Perputxen; así es que en
cuento se produjo otra revuelta, por el abuso de los cristianos, el visir de la
montaña valenciana, raudo regresó al territorio para ayudar a los suyos; los combates
se produjeron en las puertas de la ciudad de Alcoi, los sarracenos tuvieron que
salir huyendo.
Desde la
ciudad de los puentes algunos cristianos les persiguieron, cayendo en una
emboscada, en lo que la historia ha denominado el desastre de la canal, por la
gran matanza que en este paraje se produjo.
Lo cierto es que antes de esa emboscada y a las
puertas de la ciudad alcoyana, el visir de la montaña perdió su vida, fruto de
una flecha que le alcanzó en el pecho, era el 5 de mayo de 1276; pasando su
personaje y leyenda a la eternidad.
Dos meses más tarde, en 27 de julio de 1276, moriría
su archienemigo Jaume I.
Y en conmemoración de aquellos avatares, todos los
años en torno al 23 de abril Alcoi celebra, sus fiestas de moros y cristianos.
Mientras algunos cuentan que, por Perputxen, a
veces se ve el espíritu de aquel visir, caminando entre los bancales y los
roquedales del Benicadell. FINEM.