domingo, 7 de septiembre de 2025

Amparito Roca: de un sorteo en Carlet al pasodoble más famoso del mundo

 


          Sin lugar a dudas la existencia de múltiples idiomas a lo largo y ancho del mundo, ha sido un hándicap para eso del entendimiento entre los seres humanos, de ahí que haya habido varios proyectos de crear un idioma único y universal para poder comunicarnos; el esperanto, fue el más desarrollado, pero todos ellos han ido fracasando.



          Pero en cierta manera si que existe uno, que la humanidad ha ido desarrollando a lo largo de los siglos; y que es entendido y leído en cualquier parte del planeta; me refiero a las partituras musicales; y si queridos lectores, de eso va el artículo de hoy, de música, de una joven estudiante de piano, y de una canción que es sinónimo de fiesta y alegría.



          Corría el primer cuarto del siglo XX, cuando el barcelonés Jaime Teixidor Dalmau, había dejado su oficio de músico militar, y se instala con su familia en la población valenciana de Carlet.



          Por su oficio de músico profesional, había sido contratado para instruir y dirigir la denominada banda primitiva de Carlet.

D. Jaime Teixidor (fotografía de musicaesfera.com)

          Y pese a que su especialidad era tocar el clarinete, su formación y el gusto por su trabajo, hacían que, con un viejo piano le gustase componer canciones; por lo que en el verano del año 1925, en las horas que más apretaba el calor, en estas tierras de la ribera del Xùquer, se dedicó a componer una canción, para ser interpretada por banda de música, y que representara la alegría y la luz del pueblo valenciano; y así compuso una melodía que comienza con treinta notas de FA seguidas.



          Teixidor, así mismo además de dirigir la banca primitiva de Carlet, daba clase de piano y violín a varias niñas de familias acomodadas de Carlet; todas ellas así mismo amigas de la hija del músico – compositor.


La Casa Luna (Carlet)

          Fuera como fuese a finales del verano del año 1925, y una vez compuesta la canción, Teixidor les dijo a las alumnas de las clases particulares de música que, había compuesto una canción, pero que no tenía nombre para ella, y les propuso lo siguiente; que todas ellas pusieran sus nombres en un papelito, hicieran una bola de ese papel, que, el cogería una de estas bolas al azar, y el nombre que saliera, daría nombre a la  canción.



          Cumpliendo lo pactado, las alumnas pusieron sus nombres, y el Maestro Teixidor, cogió uno de estos papelitos; tras deshacer la bola, el nombre escrito sería el de Amparito Roca Ibáñez.

          Así pues, la nueva canción ya tenía nombre: “Amparito Roca”.


          Pocos días después en un teatro de la localidad, se estrenaba la obra; era en el Teatro el Siglo, y concretamente la fecha 11 de septiembre del año 1925; las crónicas de lo que allí paso, cuentan que la canción entusiasmó al público, y que el hecho de que la melodía llevase el nombre de una carletina, hizo que todo el mundo se lo tomase como algo propio.

Banda Primitiva de Carlet (Fotografía Diario Las Provincias)

          La cosa es que, a los pocos meses, el “Aparito Roca”, ya se interpretaba por las bandas de música de toda la comarca, y no tardó en llegar a València.



          En 1928 se publicó la partitura en la editorial londinense “Boosey & Hawkes”; lo que le dio tu toque internacional.

          El ritmo, y su carácter alegre y festivo hicieron todo lo demás; lo que había sido una canción elaborada en los meses de calor, para homenajear a sus alumnas, se había convertido en un himno para toda fiesta popular.

          Las fallas de València, las fiestas de Tarragona, de Atienza (Guadalajara), de Villena (Alicante), o de Cestona (Guipuzcoa), lo tienen como himno oficioso.


    Al poco de haber creado “Amparito Roca”, Teixidor marchó a Manises, pues fue contratado con mejores condiciones económicas, para dirigir la banda municipal de este pueblo; y a los pocos años, por la misma razón, marchó junto a su familia a la población vizcaína de Barakaldo; donde trabajó igualmente dirigiendo la banda municipal de la localidad, allí residió hasta su fallecimiento en el año 1957.

          ¿Y que fue de la niña Amparito Roca? Pues Amparito Roca, creció y vivió en la localidad de Carlet hasta su fallecimiento en el año 1993 a los 81 años.



        



    Se casó con un exportador y naranjas, tuvo descendencia y hasta tuvo un sobrino ministro, el Sr. don Bernat Soria Escoms; que fue ministro de Sanidad y Consumo entre los años 2007 y 2009, bajo el Gobierno de don José Luis Rodríguez Zapatero.



          Los que la conocieron, cuentan que, destacaba por ser una persona afable y educada, y que siempre tuvo muy a gala, ser la afortunada de haber dado el nombre a la canción.

Amparito Roca con 26 años. (Fotografía de literaturavillalba): 

          La calle donde nació y vivió en la localidad de Carlet, fue rotulada con el nombre: “Pasodoble Amparito Roca”.




          Y en este año 2025, se ha inaugurado un monumento y se están haciendo actos por los cien años de la famosa melodía.









Y digo famosa porque así es; sin ir más lejos, en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Sídney en el año 2000 fue la pieza con la que la delegación española hizo acto de presencia.





Así pues, y con la máxima de celebrar siempre la vida, acabo este post bloguero, con la maravillosa canción FINEM.



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

viernes, 15 de agosto de 2025

La Cruz de los Tres Reinos, en Arroyo Cerezo.

 


Un arroyo cruzando el término y lo que parece ser que en su día fue, la abundancia de cerezos, seguramente para utilizar su madera, puesto que, a 1.340 metros sobre el nivel del mar, los fríos son intensos, y por tanto pocos serían los frutos, surgió el topónimo de lo que hoy es la aldea habitada más alta de la Comunidad Valenciana, me refiero a Arroyo Cerezo.

Foto de Alfredo Sánchez Garzón.

Y aunque ese es su nombre oficial, las gentes del Rincón de Ademuz, comarca en la que se encuentra, popularmente le llaman “el Royo”.

Fuera como fuese, es un lugar de singular belleza, sobre un páramo asomado a los valles del río Ebrón y del Turia, y a cuyas espaldas, tiene la denominada muela de los Tres Reinos.

Una peculiaridad de la aldea, es que el caserío se divide en tres barrios, y justo en el del medio, se sitúa la sencilla iglesia, dedicada a San Joaquín y a Santa Bárbara; si la de las tormentas que, en esta zona son abundantes en la época estival.









En el barrio de abajo se encuentran las antiguas escuelas que, ahora hacen la función de consultorio médico y el bar de la localidad, donde se degustan platos típicos de la zona a muy buen precio.


Y el barrio de arriba, el cual sirve de salida hacia la aldea ya conquense de Hoya del Peral y la Cruz de los Tres Reinos.

           



    En 2023, el Instituto Nacional de Estadística, refleja que pueblan la localidad 8 habitantes, aunque en períodos festivos y fines de semana, son muchos más los habitantes.

            Y hablando de protagonista de la aldea, no podía hablar de Arroyo Cerezo, sin nombrar a Ciresio.

            







    En el año 2001, el Rincón de Ademuz, albergó un proyecto, museístico, de esculturas al aire libre, de índole internacional; participando entre otros el británico Phil Bows, el cual fue el ganador de aquel concurso, con la elaboración de un caballo, hecho con ramas de sabina y carrasca; de nombre Ciresio y que aguantó en pie, las duras inclemencias meteorológicas del Royo casi dos décadas, causando gran tristeza, su caída hace un par de años.


Foto página web Arroyo Cerezo.

    







    Como os decía anteriormente en el barrio alto de la aldea, sale un sendero que sube junto al arroyo del Regajo, hacia la denominada muela de los Tres Reinos.


 Se trata es una montaña, cuyo vértice geodésico, se encuentra a 1.555 metros sobre el nivel de mar.

          

  Rodeado de pinos albares y abundante espliego y tomillo, es un lugar de gran belleza, donde se respira calma; el único ruido es el viento acariciando las copas de los pinos, el piar de los pájaros y a veces a los lejos el tintineo de los cencerros del ganado.

   








    Las vistas son impresionantes, hacia el oeste, los montes de Santerón y Algarra (provincia de Cuenca); hacia el norte (ya en la provincia de Teruel y por tanto en Aragón), los Montes Universales y la Sierra de Albarracín, con el monte Jabalón en primera fila, hacia el este los montes del rodeno, el valle del río Ebrón y a lo lejos la ciudad de Teruel; hacia el sur, la Sierra de Javalambre, con el Pico Calderón (más alto de la Comunidad Valenciana), el valle del Turia y la práctica totalidad de lo que supone la comarca valenciana del Rincón de Ademuz; así pues en este punto, confluyen tres Autonomías, Castilla la Mancha, Aragón y Comunidad Valenciana.



            Y esta confluencia de fronteras lo han sido así a lo largo de los siglos, colindando aquí, los reinos de Aragón, Castilla y Valencia; de ahí que al lugar se le atribuyan infinidad de leyendas, como por ejemplo la que cuenta que, en este lugar, había una mesa con forma de triángulo equilátero y tres banquitos, para que el Rey de cada territorio, se sentase dentro de su reino, y desde ahí parlamentar y negociar en todo lo que atañía a sus dominios; y de ahí el nombre del lugar, la Cruz de los Tres Reinos.

 


            El investigador y botánico Antonio José de Cavanilles visitó el Rincón de Ademuz, allá por el año 1792, en relación a este lugar, dijo que: “un hombre puede sentarse con un pie en Valencia; el otro en Castilla, mirando al norte, y recibir en el otro en Aragón”.

Arroyo Cerezo desde la muela. Fotografía de Alfredo Sánchez Garzón.


           Casi en la cima, se encuentra un refugio corta vientos, hecho en piedra seca, y con forma de C, donde los pastores, los días de fuerte vientos, pueden sentarse o recostarse para no sufrir los rigores climatológicos.

           







 

    La Cruz de los Tres Reinos, por su altura, la lejanía de grandes ciudades, y la ausencia de contaminación atmosférica, lo convierten en un lugar estupendo para ver el cielo, recomendable hacerlo en época estival, pues por la altura y su exposición a todos los vientos, suele hacer bastante frío.







    

    Termino este post, recomendando la visita al lugar, y lo dedico a una de las personas más maravillosas que, conozco, mi amigo José Luis Rodilla Terrer, royano de pro. FINEM.

sábado, 19 de julio de 2025

Ser más lento que los arrieros de Molina...

 


En los pueblos de la Sierra de Albarracín y del valle del Jiloca (Teruel), cuando una persona es un tanto lenta o tranquila, se le espeta una frase que dice así: “Venga, que eres más lento que los arrieros de Molina que, se levantaban a media noche para salir a medio día”.



            La cuestión que esta frase análoga a la de “ser más lento que el caballo del malo”, no es conocida en la propia Molina; y siempre que la escucho, no puedo evitar esbozar una sonrisa.

           Cuando la escucho la rebato, no por ese amor patrio de si los molineses somos tranquilones o no; sino que de aplicarse, de forma literal, nada de lentitud representaría,  sino solamente ser precavidos y previsores; sea como fuese, aquí os cuento:

Puerta de Molina (Albarracín)

            Desde la ciudad del río Gallo (Molina de Aragón), hasta la puerta de Molina de la turolense Albarracín, hay unos 75 kilómetros; en la actualidad, con un coche eso supone en torno a una hora y cuarto de tiempo, pues las carreteras son de alta montaña; pero a aquellos hombres y mujeres que se dedicaban al transporte de todo tipo de productos, por los caminos de la época, y usando de “motor”, burros, mulas o caballos, es decir a los arrieros, esa distancia suponía si la carga era ligera y la climatología buena, un par de días, si la carga era pesada o el tiempo estaba revuelto, la travesía podía pasar a durar de tres o cuatro días…; por lo que el dicho de ser cierto, supondría que los arrieros de Molina eran muy muy organizados, ante lo que podía pasar.


            


        La cosa es que aquellos arrieros digamos que, fueron el antecedente de las actuales empresas de transporte y paquetería.

    Y de ese oficio, otro dicho popular: “arrieros somos y por el camino nos encontraremos”.

            Este refrán es una manera elegante (y a veces sutilmente amenazante) de advertir que la vida da muchas vueltas, y que es posible que uno se cruce de nuevo con las mismas personas en otras circunstancias; y por tanto si te portas bien con la gente, (esa siembra), la tendrás de vuelta, pero si eres un malaje, pues también.

            Y hablando de Albarracín, de Molina de Aragón y de arrieros, no podríamos dejarnos Cuenca (muy próxima), y cuyo plato estrella es el Ajoarriero.




Ingredientes básicos: bacalao desalado, ajo y aceite de oliva; fácil de cocinar, de conservar y de untar en el pan, además de ser comida calórica; de ahí que fuese algo común en el menú diario de los arrieros; de ahí su nombre.




 A día de hoy nuestro país, según la página del Ministerio de Transportes del Gobierno de España, tiene unos 15.500 kilómetros de autovías y autopistas.



La red de alta velocidad española (AVE y otros trenes que circulan por líneas de alta velocidad), tiene una extensión aproximada de 3 970 km, lo que la convierte en la más extensa de Europa y la segunda del mundo, tras China.



Y según Aena en los primeros seis meses del año 2025, ciento cincuenta millones de pasajeros, han pasado por los aeropuertos españoles.

Con estos datos, parece casi ciencia ficción, que hasta los años 50 y 60 del pasado siglo XX, es decir en términos históricos, antes de ayer, en nuestro país, gran parte de las mercancías se transportaran con carros y mulas por estos arrieros, surcando caminos, y veredas marcadas a los largo de los años.






 O que la madera, se transportarse desde la montaña a las grandes serradoras, a través de la fuerza de los ríos, en lo que denominaban las maderadas.



Esas gentes de vidas duras y trabajadas contribuyeron de forma importante, a que hoy España, sea el gran país que es.


Así pues, sirva este post, como homenaje y recuerdo a aquellos arrieros, entre otros mi abuelo Nicanor Pardo Leal. FINEM.

 

Amparito Roca: de un sorteo en Carlet al pasodoble más famoso del mundo

            Sin lugar a dudas la existencia de múltiples idiomas a lo largo y ancho del mundo, ha sido un hándicap para eso del entendimient...