Desde que el hombre
descubrió el fuego, éste siempre ha sido un elemento que ha fascinado a la
humanidad, además de por su utilidad calorífica o energética, como elemento
natural de gran belleza; y por ende ha sido utilizado a lo largo de la historia
como elemento purificador en rituales paganos, que posteriormente el
cristianismo adaptó; algo así ha pasado con las celebraciones en los solsticios
de verano y de invierno, con las celebraciones de San Juan o de la Navidad…
Pues bien en la comarca del
Molina de Aragón, en la noche del 24 de diciembre, es decir de la Nochebuena,
se queman grandes piras de madera, que para además de recibir “el nacimiento
del niño Jesús” o del frío Invierno, es la manera ideal de poder concentrar al
vecindario y a las familias en la calle, sin sufrir las peculiaridades que las
noches de invierno tienen en estas tierras.
Y es que la comarca de
Molina de Aragón en la provincia de Guadalajara, es la zona habitada a mayor
altitud de todo el país, y con ello también la zona habitada más fría.
Hoguera de Nochebuena de Cobeta
A lo largo del día 24 y ya
algunos días previos en todas las plazas de los pueblos que conforman el
Señorío se amontonan los maderos, cepellones e incluso algún mueble viejo, para
conformar lo que será la hoguera en la Nochebuena, de igual manera en la ciudad
de Molina donde raro es el barrio en el que no se instala una hoguera.
En el pueblo de Molina, sin
lugar a dudas la hoguera más impresionante es la que se coloca en la Plaza de
San Francisco, la cual sigue ardiendo en la mañana del 25 de diciembre, tras
haber estado ardiendo desde la tarde del 24…
En los pueblos de la comarca
las hogueras se encienden después de cenar, incluso en los que hay cura, tras
la Misa de Gallo; esto no es así en Molina, donde las hogueras se prenden fuego
a eso de las 19 horas…
Alrededor del fuego, se toma
sidra, champán, incluso vino de bota…; se ingieren los primeros polvorones y
turrones de la noche, y desde luego se cantan villancicos, ayudados de viejas y
modernas zambombas, panderetas, etc…
Es una tradición bonita, que
en cierta medida ilumina la noche molinesa, siendo el fuego el elemento
alrededor del cual se produce el reencuentro de los vecinos, familias, hijos
del pueblo que vuelven por Navidad, etc…
El que escribe estas
palabras, tal vez por ser un apasionado del fuego, tal vez por esa máxima de ya
tendremos la eternidad para descansar, o tal vez porque me gusta allí donde
estoy no parar… desde muy pequeño junto con los vecinos y familia organizamos
una hoguera junto a la carretera de Castilnuevo; de todas las que se ponen en
el pueblo seguramente es la menos consistente, pues en vez de grandes maderos,
troncos o cepas; colocamos viejo mobiliario, palés, o estructuras de desecho,
que dan mucho volumen y en los momentos álgidos del fuego gran espectacularidad.
En fin que entre todos debemos seguir haciendo pueblo,
fiesta y tradición; al año que viene más y mejor.
Feliz Navidad.
2 comentarios:
El crepitar del fuego es maravilloso, siempre que sea controlado como el de las hogueras. Bonita (y oportuna, por el frío) tradición. Cuántos recuerdos maravillosos debes tener asociados a esta noche...
Que no se me olvide, Oscar!
Un abrazo y Feliz Navidad!!! y que el próximo año sea mejor (lo ponemos facilito) que este y sigas haciendo tantas cosa, es que no paras macho!
Por cierto, buenísimo el monólogo. Lo de CACSA y lo del S. Roque incompleto, de quitarse el gorro!
Jaume
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