Muchos medios se han hecho eco de algo que dista mucho de ser una anécdota. El "hijo de puta" del todopoderoso Fabra dirigido al líder de la oposición en la Diputación de Castellón y alcalde de Benicassim, Francesc Colomer, solo representa la punta del Iceberg. Una oportunidad para contemplar cómo se celebra un pleno en la Diputación regida con mano de hierro e impunidad por el "cacique" valenciano.
El ambiente recuerda a aquellas escenas políticas del franquismo; Unas instituciones legales manejadas a su antojo por los autócratas.
No es fácil hacerle frente a Carlos Fabra, uno de los principales pilares del Partido Popular en la Comunidad Valenciana.
Pero Francesc Colomer, líder de la oposición socialista en la Diputación de Castellón, no se amedrenta ante Fabra, aunque sabe de la dificultad de su tarea: a pesar de las burlas de la guardia pretoriana y pelotas del Presidente de la Diputación, Colomer sigue hablando de "tirar de la manta" y enumera al político popular una serie de presuntos delitos que no termina.
Fabra replica furioso, reivindicando su presunción de inocencia.
En el turno de preguntas, el líder castellonense muestra su verdadero talante; las burlas y desplantes hacia el Portavoz Socialista son continuas.
El final del pleno registra la anécdota por la que este ambiente va a ser conocido por muchos; Fabra olvida que el micrófono está encendido y muestra cierta debilidad: "Qué hijo de puta".
Personas como Carlos Fabra, son las que despretigian el oficio de la política, y hacen que los ciudadanos cada vez se encuentren más alejados y desconfiados de sus representantes.
Por desgracias una vez los valencianos somos el ejemplo del esperpento y de lo que nunca debería darse en política.
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