viernes, 15 de agosto de 2025

La Cruz de los Tres Reinos, en Arroyo Cerezo.

 


Un arroyo cruzando el término y lo que parece ser que en su día fue, la abundancia de cerezos, seguramente para utilizar su madera, puesto que, a 1.340 metros sobre el nivel del mar, los fríos son intensos, surgió el topónimo de lo que hoy es la aldea habitada más alta de la Comunidad Valenciana, me refiero a Arroyo Cerezo.

Foto de Alfredo Sánchez Garzón.

Y aunque ese es su nombre oficial, las gentes del Rincón de Ademuz, comarca en la que, se encuentra, popularmente le llaman “el Royo”.

Fuera como fuese es un lugar de singular belleza, sobre un páramo asomado a los valles del río Ebrón y del Turia, y a cuya espaldas, tiene la denominada muela de los Tres Reinos.

Una peculiaridad de la aldea, es que el caserío se divide en tres barrios, y justo en el del medio, se sitúa la sencilla iglesia dedicada a San Joaquín y a Santa Bárbara; si la de las tormentas que, en esta zona son abundantes en la época estival.









En el barrio de abajo se encuentran las antiguas escuelas que, ahora hacen la función de consultorio médico y el bar de la localidad, donde se degustan platos típicos de la zona a muy buen precio.


Y el barrio de arriba, el cual sirve de salida hacia la aldea ya conquense de Hoya del Peral y la Cruz de los Tres Reinos.

           



    En 2023, el Instituto Nacional de Estadística, refleja que pueblan la localidad 8 habitantes, aunque en períodos festivos y fines de semana, son muchos más los habitantes.

            Y hablando de protagonista de la aldea, no podía hablar de Arroyo Cerezo, sin nombrar a Ciresio.

            







    En el año 2001, el Rincón de Ademuz, albergó un proyecto, museístico, de escultura al aire libre, de índole internacional, participando entre otros el británico Phil Bows, el cual fue el ganador de aquel concurso, con la elaboración de un caballo, hecho con ramas de sabina y carrasca; de nombre Ciresio y que aguantó en pie casi dos décadas, las duras inclemencias meteorológicas del Royo, causando gran tristeza, su caída hace un par de años.


Foto página web Arroyo Cerezo.

    







    Como os decía anteriormente en el barrio alto de la aldea, sale un sendero que sube junto al arroyo del Regajo, hacia la denominada muela de los Tres Reinos.


 Se trata es una montaña, cuyo vértice geodésico, se encuentra a 1.555 metros sobre el nivel de mar.

          

  Rodeado de pinos albares y abundante espliego y tomillo, es un lugar de gran belleza, donde se respira calma; el único ruido es el viento acariciando las copas de los pinos, el piar de los pájaros y a veces a los lejos el tintineo de los cencerros del ganado.

   








    Las vistas son impresionantes, hacia el oeste, los montes de Santerón y Algarra (provincia de Cuenca), hacia el norte (ya en la provincia de Teruel y por tanto en Aragón), los Montes Universales y la Sierra de Albarracín, con el monte Jabalón en primera fila, hacia el este los montes del rodeno, el valle del río Ebrón y a lo lejos la ciudad de Teruel, hacia el sur, la Sierra de Javalambre, con el Pico Calderón (más alto de la Comunidad Valenciana), el valle del Turia y la práctica totalidad de lo que supone la comarca valenciana del Rincón de Ademuz, así pues en este punto, confluyen tres Autonomías, Castilla la Mancha, Aragón y Comunidad Valenciana.



            Y esta confluencia de fronteras lo han sido así a lo largo de los siglos, colindando aquí, los reinos de Aragón, Castilla y Valencia; de ahí que al lugar se le atribuyan infinidad de leyendas, como por ejemplo la que cuenta que, en este lugar, había una mesa con forma de triángulo equilátero y tres banquitos, para que el Rey de cada territorio, se sentase dentro de su reino, y desde ahí parlamentar y negociar en todo lo que atañía a sus reinos.

 


            El investigador y botánico Antonio José de Cavanilles visitó el Rincón de Ademuz, allá por el año 1792, en relación a este lugar, dijo que: “un hombre puede sentarse con un pie en Valencia; el otro en Castilla, mirando al norte, y recibir en el otro en Aragón”.

Arroyo Cerezo desde la muela. Fotografía de Alfredo Sánchez Garzón.


           Casi en la cima, se encuentra un refugio corta vientos, hecho en piedra seca, y con forma de C, donde los pastores, los días de fuerte vientos, pueden sentarse o recostarse para no sufrir los rigores climatológicos.

           







 

    La Cruz de los Tres Reinos, por su altura, la lejanía de grandes ciudades, y la ausencia de contaminación atmosférica, lo convierten en un lugar estupendo para ver el cielo, recomendable hacerlo en época estival, pues por la altura y su exposición a todos los vientos, suele hacer bastante frío.







    

    Termino este post, recomendando la visita al lugar, y lo dedico a una de las personas más maravillosas que, conozco, mi amigo José Luis Rodilla Terrer, royano de pro. FINEM.

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