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viernes, 19 de octubre de 2012

TIEMPO DE MANZANAS EN EL RINCÓN DE ADEMUZ



 
 Otoño en el Rincón de Ademuz
Estimados/as amigos/as del blog, siempre cuando llegan estas fechas de acceso al otoño, me gusta dedicar una entrada al producto estrella que se cría en las tierras del Rincón de Ademuz, y digo estrella, porque es una especialidad de manzana que sólo se cría en esta comarca.
Me estoy refiriendo a la manzana esperiega. 
 
Es una variedad de bello porte, con gran colorido entre verdoso y amarillo, y un intenso brillo. Así mismo tiene un fuerte olor, suponiendo un excelente ambientador, que también se puede hacer con las mondaduras de su piel.
 
 Su floración es en plena primavera allá por los meses de abril y mayo.
 
 Manzanos en flor en Torrebaja
La carne de este tipo de manzana es de color blanca, con algunas fibras verdosas en su corazón, crujiente, muy jugosa y de sabor algo  entre vinoso y azucarado. Debido a sus características morfológicas, consistencia y textura, es un producto ideal para hacerlas asadas, otorgando en la casa ese característico perfume a hogar, que dura varios días después de haberlas asado…
A este tipo de manzana también se le llama helada, por la cristalización de su azúcar, lo que le otorga un sabor más intenso, dulce e ideal para todo tipo de repostería.
Su recolección empezará en unos días, desde finales de octubre hasta mitad de noviembre, llenándose los campos del rincón de agricultores y familias que toman la recolección de la manzana como una efeméride festiva.
 
Las tierras de cultivo del manzano esperiego por estar en las riberas de los ríos, son de las denominadas de aluvión, por lo que la riqueza nutritiva de éstas están más que garantizadas, así mismo no se les añade abonos químicos, pesticidas, etc... por lo que se trata de un producto totalmente ecologico.
La despoblación sufrida a partir de los años 60 del pasado siglo XX,  el envejecimiento de la población de la comarca y la irrupción de otras variedades de manzana foráneas, han conllevado a que el cultivo y comercialización de la manzana esperiega haya descendido de forma considerable, y en algunos pueblos rinconademucenses casi haya desaparecido; para revertir esta situación, allá por el año 2005, agricultores de la zona, y decidieron crear una  cooperativa (Vircoop), desde la cual han realizado toda una serie de actividades y protocolos para recuperar y conservar la manzana autóctona del rincón de Ademuz; en la actualidad se cultivan unas 27 hectáreas recogiendo una producción anual de unos 300.000 kilos; desde la Cooperativa Vircoop, se pretende doblar el terreno de cultivo y producción y aprovechar las zonas de regadío de las vegas de los ríos Ebrón, Turia y final del Bohilgues.
Con todo ello además de conservar y mantener a la manzana autóctona del Rincón de Ademuz, se pretende crear riqueza, puestos de trabajo, paisaje y aportar alicientes al sector turístico.
 Manzanos vega del Turia Ademuz
En esta dirección el Ayuntamiento de Torrebaja, en las últimas semanas ha puesto en marcha, un sistema de “bancos del suelo”; donde personas que tengas terrenos en barbecho, o abandonados, puedan ponerlas con bajos alquileres a disposición de otras personas que deseen cultivar la tierra y sacarle productividad, lo que supone un beneficio doble para arrendador y arrendatario; según los últimos datos de los que dispongo, más de quince personas ya se han puesto de acuerdo a través de este proyecto. (http://www.torrebaja.es/)

Panorámica de Torrebaja


En el siguiente enlace podéis obtener más información sobre las manzanas esperiegas, la Cooperativa Vircoop, incluso de cómo poder adquirirlas.
Si pasear por el Rincón de Ademuz en cualquier época del año es un puro placer, mucho más lo es cuando comienza la recolección de estos frutos y toda la comarca huele a manzana. Ya me lo contaréis.








miércoles, 3 de octubre de 2012

De peregrinaje en el XLII Septenario de Santerón.




 
 Vallanca (Valencia)
Desde 1718 y cada siete años, los días 16 a 26 de septiembre son sinónimo de festividad en la bella población de Vallanca, al noroeste de la comarca del Rincón de Ademuz (Valencia).
Y es que el 16 de septiembre de cada septenario cientos de personas acuden en romería a la ermita de la Virgen de Santerón. Una ermita ubicada en el término municipal de Algarra (Cuenca), y en el extremo más al sur de los denominados Montes Universales.
A caballo entre la historia y la leyenda, se cuentan por estos lugares que Vallanca sufrió una gran sequía, otros hablan de una gran epidemia de peste; fuera como fuese la cuestión es que según esta historia, las gentes del lugar acudieron a la Virgen a orar para que finalizasen estas calamidades, y al poco éstas desaparecieron, naciendo de ahí la tradición de esta romería y la fe en la Virgen de Santerón de las gentes de Vallanca.
Este año 2012, se ha celebrado el XLII septenario, y casualidades de la vida, el día 16 de septiembre me encontraba yo por las tierras del Rincón, por lo que en compañía de mis buenos amigos Alfredo Sánchez y Luisa Sendra me decidí hacer la peregrinación a Santerón en la mañana del domingo 16 de septiembre.
                                   
Salí de casa en Torrebaja a eso de las 7:30 pues había quedado con Alfredo y Luisa en las puertas de la Iglesia de Vallanca sobre las 8:00, ya que a esa hora partía la comitiva camino de Santerón; la mañana era fresca, rondaban los 8 grados, pero el raso del cielo pronosticaba un buen día.
Vallanca despertaba de una forma especial, el canto de los  pájaros, las campanas volteando anunciando que comenzaban las fiestas, las guitarras, dulzainas y tambores; así como el impecable engalanamiento de la villa, hacían de esos momotos de espera, un instante mágico y especial.
 
 
  
 

 

Al poco llegaron Alfredo y Luisa y en seguida anduvimos tras la comitiva hasta el paraje que denominan la Vega. Una inmensa chopera donde a la tarde cuando la Virgen viene desde su ermita se encontrará con los cientos de peregrinos venidos desde todo el Rincón de Ademuz.
Comenzamos la subida a Santerón, donde Alfredo me explicaba sus hipótesis teóricas en relación a que esta tradición tuviese un origen celta; y sobre los fundamentos de esa teoría de Jean Bertrand que dice que “un lugar sagrado sigue siendo sagrado
 incluso si la religión ha cambiado”; Alfredo me comentaba la original ubicación de la ermita de Santerón en la mitad de un valle a equidistancia más o menos parecida de siete municipios; la cuestión es que días después, Alfredo ha hecho un estudio más en profundidad sobre el tema, en el que se asientan sus argumentos y raciocinios y que les he dado publicidad a través del siguiente post bloguero:
El camino a Santerón desde la villa de Vallanca, comienza por una pista forestal que continúa hasta los altos de la Sierra de Santerón y que permite el acceso a la ermita con vehículo con una distancia de unos 18 kilómetros y que es por donde a la tarde los peregrinos bajan la imagen de la Virgen hasta Vallanca.
El trozo de camino que compartimos peregrinos andando y vehículos es un poco tortuoso, por el continuo polvo que levantan los coches. A los tres kilómetros aproximadamente desde el pueblo, el camino de herradura para los caminantes se desvía a la izquierda para ya no encontrarnos con vehículos hasta la zona de descanso y almuerzo donde de nuevo se mezclan las piernas humanas con las cuatro ruedas…

 
Alfredo me cuenta que antaño todo el mundo subía andando o con caballerías engalanadas para la ocasión, lo que en cierta medida hacía aún más auténtica la peregrinación.
 
(Fotografía de exposición de Vallanca antigua)
Tras la parada del almuerzo, comienza el ascenso de verdad, a través de un serpenteante sendero,  se inicia una gran subida que nos llevará hasta las estribaciones de la cima del monte Talayón (1601 metros), desde el que hay unas hermosas vistas de las Sierras de Tortajada, Javalambre y Escandón, y donde además se aprecia nítidamente todo el valle del Turia/Guadalaviar desde Teruel hasta el Rincón de Ademuz; a este punto llegamos todos jadeantes, pues el desnivel eso nos había proporcionado, pero la panorámica compensaba con creces.
 

 

 
 
 
 
Tras un receso de cinco minutos para beber agua y descargar un poco las piernas continuamos la marcha, ya por la otra vertiente de la sierra, apreciando desde aquí tierras de Castilla, y observando a la izquierda en la lejanía los dominios del marquesado de Moya, con su imponente castillo, la villa de Landete, o las estribaciones de la Sierra de Mira y de Talayuelas.

 
 
 
En una de esas atalayas al vacío, y junto al sendero, nos encontramos con una roca a la que denominan el perro, por el razonable parecido con un can, y donde todos cual japoneses en un museo, nos parábamos a fotografiar.
 
Por fin unos metros después observamos abajo en mitad de un extenso valle el eremitorio de la Virgen de Santerón.
 
 
Han sido tres horas y trece kilómetros de andar, pero que gracias a la buena compañía y a la belleza del paraje se han pasado sin a penas darte cuenta.

Junto a la sencilla ermita, y bajo el enorme nogal plantado a orillas del camino, cientos de personas departen sobre el transcurso del camino, toman algún tentempié y preparan sus tarteras para la posterior comida.
Son las 12:00 horas y comienza la multitudinaria misa, que hace pequeña a la ermita; La misa la ofició el párroco de Algarra (Cuenca), pueblo en cuyo término está la ermita de Santerón; y bueno el cura, era auténtico, con sotana incluida, lo que nos hizo ir a conocerlo tras la celebración de la misa, y aquí está la instantánea del momento…

 
Después y antes de comer, varios jinetes hicieron demostraciones varias con sus caballos, mujeres ataviadas con trajes regionales castellanos bailaron varias jotas; el ambiente festivo y sobre todo de amistad generalizada lo invadía todo.
 
Alfredo, Luisa y yo con unos amigos de éstos naturales de Vallanca, y de una amabilidad extrema, nos separamos hasta la sombra de un pino, pues el sol apretaba y allí entre todos compartimos los distintos manjares que portábamos en nuestras mochilas.
 
Los vallanqueros durante la comida nos contaron muchas cuestiones relativas a la fiesta, a otras peregrinaciones, o incluso a la riqueza medio ambiental del paraje donde se encontraba la ermita.
De igual manera nos contaron que hacía a penas tres septenarios, es decir veintiún años, la imagen de la Virgen se bajaba y subía por la vereda de herradura por la que habíamos accedido los caminantes, dejándonos perplejos por la dureza del camino; y entendiendo perfectamente que pese a haber más distancia por el camino de forestal se bajen y se suban por ahí las andas.
Sobre las 14:30, la imagen de la Virgen salió de su ermita, y a hombros de las gentes de Vallanca comenzó su andadura camino del pueblo; instantes después se hizo lo que se denomina censo del ajuar, donde se anotan las joyas y abalorios que acompañan a la imagen.
 
El camino de descenso se hace cantando, rezando, hablando, etc… habiendo ocho descansaderos donde los portadores hacen sus relevos y estiran los entumecidos músculos…

Yo en el instante que la Virgen salía de su ermita, me despedí de las gentes de Vallanca que también nos habían tratado y de Alfredo y Luisa, pues tenía que regresar pronto a Valencia, por lo que no hice el camino de retorno a Vallanca con la imagen de la Virgen, sino que me volví por la ruta de herradura por la que habíamos subido en la mañana.
Los trece kilómetros de vuelta prácticamente en soledad, pues sólo me encontré gente en el alto del Talayón y en las inmediaciones a Vallanca, me llevaron a reflexionar sobre muchas cuestiones; también me hacían pensar en las cientos de personas que habrían hecho esa ruta alguna vez, cada uno con sus pensamientos, peticiones, fe, esperanzas, etc… lo ancestral del recorrido, y la grandiosidad de la abrupta naturaleza.
Llegué a Vallanca, un poco cansado pero más que satisfecho de haber hecho la ruta, que sin lugar a dudas espero poder volver a repetir… terminé mi excursión a Santerón refrescándome en la magnífica fuente de la Teja junto al río Bohilgues, con la enorme complacencia de todo lo que había vivido.



 Desde aquí un fuerte abrazo a mis amigos Alfredo y Luisa, por ser como son.
 
 Y una felicitación a las gentes de Vallanca por tan magnífica fiesta y celebración, en el 2019 más y mejor.

lunes, 13 de agosto de 2012

UN PASEO POR LAS ESTRELLAS EN LA CRUZ DE LOS TRES REINOS




En el término municipal de Castielfabib (Valencia), y junto a la aldea de Arroyo Cerezo, en el extremo occidental de la comarca del  Rincón de Ademuz, se encuentra el cerro de la Cruz de los Tres Reinos, donde se abrazan Aragón, Castilla y Valencia; es una de las últimas estribaciones de los Montes Universales en el margen derecho del río Turia, y con  una altura de 1555 metros.
Cuentan las crónicas que durante la Edad Media, en este punto se reunían los Monarcas de Castilla y de Aragón (que también lo era de Valencia), para resolver los conflictos, y firmar los tratados y acuerdos, por lo que a la belleza del lugar hay que añadirle el misticismo de la historia y las leyendas.
Y os cuento lo anterior porque en la noche del pasado 12 de Agosto, el recién creado Club Alpino del Rincón de Ademuz había organizado un ascenso nocturno a dicho cerro, con linternas y ropa de abrigo, porque pese a la época estival por estos lares  las noches suelen ser frescas.
Así pues a eso de las 23:00 horas y tal como decía la convocatoria, unas 30 personas arribamos a la plaza de la Iglesia de Arroyo Cerezo, una pequeña aldea situada en un altiplano a  1320 metros de altitud, de poco mas de 15 habitantes, cuyo urbanismo más que original no deja indiferente a nadie.

Desde ahí y tras el cuarto de hora de espera de rigor, comenzamos el ascenso al cerro, atravesando lo que se intuían como choperas, donde de forma continua nos acompañaba el canto de algún cárabo. 


Después atravesamos zonas de abrevaderos y de ganado, donde el olor característico del los grupos masivos animales daban testimonio de ello.


Tras este tramo “embriagador”, nos adentramos en un frondoso bosque de grandes sabinas y pinos albares hasta llegar al punto geodésico.

Allí estuvimos tumbados sobre el empedrado suelo como media hora, para poder ver las estrellas fugaces que tanto se ven en esta época del año, pero la arena en suspensión traída por los vientos del sur o subsaharianos impidieron en cierta medida una visión más clara del cielo. Aunque se contaron por decenas las perseidas que paseaban por el limpio cielo del Rincón.









Desde allí observamos con cierta preocupación que se apreciaba perfectamente la ubicación de la ciudad de Valencia y su área metropolitana, debido a la gran contaminación lumínica de la ciudad levantina; pese a distar más de 100 kilómetros era perfectamente visible el reflejo luminoso en el cielo…
Tras el parón de media hora en la cumbre, y tras contar varios chistes, comenzamos el descenso por otra ruta diferente, un poquito más larga, la que baja por el pueblo turolense de Veguillas de la Sierra, pasando por el mirador de Marco a 1510 metros, desde donde se aprecian diminutas las villas de Veguillas y Alobras.

Alobras y Veguillas de la Sierra desde el Mirador de Marco


 Por aquí el camino también atraviesa frondosos bosques de pinos y sabinas; para tras un fuerte descenso después del mirador, pasar por prados idóneos para el ganado, dando testimonio de ello, la cantidad de abrevaderos que por la zona había.

El último tramo entre Veguillas de la Sierra y Arroyo Cerezo, se hace por un camino de labranza entre campos de cereal y girasoles.

Llegamos de nuevo al pueblo a eso de las 2:30, con la satisfacción de haber vivido una estupenda experiencia, donde pudimos disfrutar de los olores a romero, espliego y labanda en muchos de los tramos, (en algunos también a excrementos de oveja…) donde además el aire limpio y fresco, y más en estos días de ola de calor, suponían todo un revulsivo para los sentidos; y donde la compañía de las buenas gentes del rincón habían hecho el resto.

Desde este humilde blog, mi felicitación y enhorabuena al Club Alpino del Rincón de Ademuz, por su labor y trabajo, en buscar una mayor concienciación medio ambiental, por incentivar las prácticas deportivas en relación con el entorno natural, y por de alguna manera hacer más y mejor Comarca.
Aquí os adjunto su dirección en Internet por si queréis saber algo más sobre esta entidad: http://caelrincon.blogspot.com.es/
Espero hacer más excursiones de este tipo, y si son por esta maravillosa comarca del Rincón de Ademuz mejor que mejor. Os seguiré contando.

LOS AMANTES DE TERUEL. Una bella y triste historia de amor.

     El genial cantautor Ismael Serrano, en su canción “tierna y dulce historia de amor”, afirma eso de que “como todas las histori...