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lunes, 16 de enero de 2012

REMEDIOS PARDO PEÑARRUBIA (una gran mujer)

Panorámica de Minglanilla (Cuenca)

Estimados/ amigos/as de este humilde y un tanto cajón de sastre blog, en esta ocasión os quiero presentar a una de las personas que más admiro; y esto es así por muchas cuestiones, pero sobre todo por su forma de ser y de vivir; se trata de Remedios Pardo Peñarrubia, mi tía Remedios.

Seguramente a ella no le concederán la medalla al mérito del trabajo, ni un premio por su continua acción y labor solidaria en hacer la vida más fácil a todo aquel que le rodea, pero realmente estas menciones no le hacen falta, ya que se las concedemos todos los que tenemos el inmenso placer de conocerla y compartir tiempo con ella.

Mi tía Remedios, es hermana de mi padre y nació en Minglanilla (Cuenca) un gélido19 de febrero de 1926, por lo que está apunto de cumplir los 86 años. Pero esto no es óbice para que siga siendo una trabajadora incansable y es que a penas hace unos días terminó de recolectar las aceitunas con sus hijos y nietos, ella sigue siendo la campeona de la familia en las actividades de la vendimia y es sin lugar a dudas el alma de su calle al llegar los días de las fiestas patronales en honor al Stmo. Cristo de la Salud.

Mi tía en medio de mis padres

Remedios desde muy joven y como la mayoría de las gentes de esta época conoció lo que eran las penurias y la vida dura; con apenas 9 años marchó a Valencia en plena Guerra Civil a servir en casas de gentes adineradas para ayudar a su hermana Isidora cuyo marido había sido encarcelado por ser un destacado dirigente sindical de UGT. Estuvo en Valencia hasta los 14 años, para regresar nuevamente a Minglanilla de donde ya nunca más se marcharía y en donde reside hasta el día de hoy.

En Minglanilla se encargaba además de cuidar a su hermano pequeño, (el que es mi padre), a las labores del campo, así mismo marchaba con mi abuelo de nombre Nicanor a vender fruta, mosto, vino y miel por todas las poblaciones de la provincia de Cuenca, Albacete e incluso Teruel; y es que mi abuelo hacía las funciones de arriero-carretero y con una mula y un desvencijado carro recorrían estas tierras pasando muchas precariedades y anécdotas que mi tía cuenta de forma jocosa y alegre, aunque todos sabemos que el momento de ocurrir no lo fuesen tanto.

Y es que mi tía es una persona de espíritu alegre y optimista, y que pese a su avanzada edad tiene un ideario progresista y moderno que le ha llevado a ser una más del grupo de amigos y amigas de sus nietos, a ser consejera de todo el mundo, y punto de apoyo de toda la familia.

Por no hablar de sus conocimientos en materia agrícola y culinaria. Es una experta en todo lo relativo al cultivo de las vides, los olivos, las huertas, etc… y una cocinera de guía “michelín”. Una persona sabia que siempre sabe escuchar para luego mejor aconsejar, y es que ella ha sido y es matrícula de honor en la universidad de la vida.

Con 14 años, comenzó una relación con el que posteriormente sería su marido, Venancio Martínez, tras once años de noviazgo se casaron celebrando su boda como se hacía entonces con unos buenos tazones de chocolate y soletas (galletas de sabor neutro ideales para mojar),y sopa de ave para los más allegados.

Me cuenta mi prima Rosana (nieta de Remedios) que mi tía fue de las primeras mujeres que se casaron de blanco en el pueblo, ya que tras la contienda civil se había impuesto la moda de casarse con vestidos de color oscuro entre gris y negro; era el 15 e marzo de 1951; su viaje de novios fue la visita a su hermana Isidora que vivía en una portería del centro de Valencia; coincidiendo esos tres días con las fiestas falleras.

Mis tíos Venancio y Remedios fueron muy felices y se quisieron muchísimo, de su relación nacieron mis primos Luis y Rosa Mari.

Pero la mala suerte truncó esta felicidad en agosto de 1973, a mi tío Venancio le dio una trombosis en una pierna que en apenas diez días le arrebató la vida contaba con la edad de 49 años; así pues mi tía se quedó viuda con 47 años, un hijo de 22 y una hija de 16 años.

Mi primo Luis marchó a Valencia para buscarse el porvenir, quedándose en Minglanilla mi tía y mi prima.

En ese momento no existían subsidios de viudedad, pensiones o ayudas sociales, lo que conllevaron a que mi tía con mucho esfuerzo, y la ayuda de un viejo jamelgo cultivase las tierras que tenían y poco a poco fueron saliendo adelante.

Mi padre muchas veces la nombra recordando a mi tía subida encima de las vertederas tiradas por el mulo, para poder apenas arañar la tierra… sin lugar a dudas una vida de mucho trabajo y esfuerzo.

Así mismo siempre ha tenido gallinas, conejos, cerdos, ha elaborado los embutidos de mucha gente del pueblo, ha cultivado flores ornamentales que vendía para la festividad de “todos los santos”, etc…

Años después su hija se casaba con Miguel Huertas, un joven de Jalance que en esos tiempos estaba trabajando colocando una línea de electricidad de alta tensión por las cercanías del pueblo, y que supuso todo un revulsivo en el hogar; trabajador, alegre y de gran corazón enseguida congenió con mi tía Remedios la cual lo tiene como a un hijo más. De este matrimonio nacen mis primos Rosana y Luis Miguel.

Desde entonces hasta hoy todos han vivido juntos, siendo Remedios el pilar afectivo de la casa.

La tía Remedios y familia

En relación a lo que os he comentado con respecto a las fiestas os cuento. En Minglanilla es tradición engalanar las calles, así como pintar los bordillos de las aceras los días previos a las fiestas. Así mismo se disparan grandes estructuras de pólvora con tracas y petardos a lo largo de la procesión del patrón el día grande de las fiestas… pues bien en la calle de San Quirico son tanto mi tía Remedios, como su nieta Rosana (la cual ha heredado su energía y alegría) las que organizan y se encargan de que en el barrio haya fiesta y armonía, engalanan las calles, elaboran la carroza para desfilar, y recogen los donativos de los vecinos, para encargar y montar la traca que disparan como homenaje al patrón al paso de la procesión.

Con mi tía Remedios instantes antes de encender la "traca del Cristo"  Stmo. Cristo de la Salud

 


En definitiva la tía Remedios es una persona sabia y buena, optimista y con un sentido del humor envidiable que hace feliz a todo aquel que está a su alrededor, ahora de nuevo a sus casi 86 años está volviendo a criar, su bisnieto Eneko, el cual no la deja ni a sol ni a sombra.

Sirva este post para descubrir en la red a una mujer anónima, que ha peleado mucho por la vida, por los suyos, por hacer de este mundo un lugar mucho más amable, y que a día de hoy sigue dando lecciones de cómo ser y como vivir.

 


 

Sirva de igual manera para transmitirle mi admiración, respeto y sobre todo cariño.

Si pasáis por Minglanilla, no dejéis de preguntar y conocer a Remedios Pardo Peñarrubia (la nicanora) os aseguro que nos os dejará indiferentes.

 


Apunte:

En 23 de mayo del año 2022 a las 21:00 horas, con 96 años; en su cama y rodeada de sus seres queridos expiró; habiéndonos colmado de besos y abrazos a todos.


 

Su energía estará por ahí, y seguirá haciendo el bien.

Gracias tía por tanto y por todo. 😊

 

(Minglanilla en 23 de mayo del año 2022, a las 21:00 horas.)

 


lunes, 24 de enero de 2011

LOS PINOS DONCEL DE MINGLANILLA (Cuenca)




Los dos pinos doncel junto a la antigua Nacional III

Estimad@s amig@s bloguer@s en alguna ocasión os he hablado de mi relación con el municipio de Minglanilla en la provincia de Cuenca, allí nació mi padre, y allí conservo gran parte de mi familia paterna a la que quiero y admiro mucho.

Pues bien hoy me gustaría hablaros de los dos seres vivos más viejos del pueblo (o de los más viejos) calculo que pueden tener más de 200 años)

A la entrada del pueblo yendo desde Valencia, junto a la antigua Nacional III (Carretera que une Madrid con Valencia) se encuentran dos grandes pinos piñoneros (pinus pinea), que han dado nombre al paraje donde se encuentran como la zona del pindoncel; y es que a esta clase de pinos además de piñonero, también se le denomina pino doncel, de ahí lo de pindoncel.

Estos pinos de grandes dimensiones han sido testigos mudos de la evolución no sólo del pueblo, sino también de los medios de transporte, el tráfico etc… ya que su ubicación en la cuneta de la Nacional III los han hecho espectadores de todo ello.

Mi padre nació en el año 1939, por lo que este año cumple 72 años, me cuenta que cuando él era pequeño los pinos estaban exactamente igual que en la actualidad y que a su vez su padre le daba los mismos argumentos, lo que nos estamos remontando a la friolera de hace 130 años; así pues es complicado calcular la edad exacta, y el siglo en el que se plantaron estos preciosos ejemplares, pero desde luego será difícil encontrar algún ser más viejo en Minglanilla, tal vez algún olivo.

A mi entender estamos hablando de unos árboles singulares, que por su edad y características necesitan de un cuidado y una atención especializada y continua; no sé si estarán catalogados de alguna manera por la Junta de Castilla la Mancha, pero en mi humilde opinión considero que deberían estarlo. De hecho a raíz de este post, voy a hacer un escrito al Ayuntamiento de Minglanilla y a la Consejería de Medio Ambiente interesándome por este asunto. (Ya os contaré)

Minglanilla como muchos pueblos de nuestro país, también tenía presidiendo la Plaza de la Iglesia un enorme olmo (ulmus) que debido a la “grafiosis”, (una enfermedad que está matando a miles de olmos) tras morir tuvo que ser talado, suponiendo todo un triste acontecimiento para la población.

Olmo desaparecido en la plaza de la Iglesia de Minglanilla

Al igual que el olmo de la plaza era todo un símbolo de Minglanilla, también lo son estos dos pinos, que te dan la bienvenida o te despiden según estés llegando o yéndote del pueblo.

Antigua Nacional III entrada a Minglanilla

Es curioso pensar la evolución que “habrán visto” estos árboles junto a la antigua Nacional III, al ver pasar por esa vía aquellos maltrechos arrieros y carreteros transportando toda clase de mercancías desde la rica huerta valenciana a los páramos de la meseta, a lomos de mulas percheronas. O aquellos primeros automóviles, camiones y autobuses, que el ruido y el humo que echaban delataban su ubicación desde varios kilómetros.

A cuantos ilustres viajeros “habrán saludado” y cuantos de éstos habrán admirado sus frondosas copas, por no hablar de la cantidad de comidas que se habrán condimentado con su piñones.

Allá por los años 70, se desvió la Nacional III de la peligrosa travesía que cruzaba Minglanilla en forma de zigzag, por lo que estos dos grandes árboles se han librado del trasiego de los miles y miles de vehículos que a diario circulan por esta vía, convertida hoy día en la Autovía A 3.

Si pasáis por Minglanilla y os gusta la botánica, os recomiendo la visita a estos dos Ilustres Minglanilleros.



LOS AMANTES DE TERUEL. Una bella y triste historia de amor.

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