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sábado, 22 de junio de 2013

Las tormentas de veranos, el rayo que no cesa, y las diversas creencias sobre los mismos...



Hace unos días iba camino de Molina de Aragón (Guadalajara) proveniente de Valencia, y lo hacía por la denominada Autovía Mudéjar; esa que une Sagunto con la frontera francesa por Somport.
A la altura del pueblo turolense de Villarquemado en mitad del valle que conforma el río Jiloca entre los Montes Universales y Sierra Palomera; nos alcanzó una fuerte tormenta, que obligó a muchos de los vehículos a parar en el arcén ante la cantidad de litros que caían. 


A la intensa lluvia  le acompañaban fuertes vientos,  y eso unido a lo oscuro del cielo y al importante aparato eléctrico convirtieron el viaje en toda una aventura.
Y es que desde siempre las tormentas me han parecido un espectáculo de dantesca belleza; donde el susto y el asombro ante la efeméride se mezclaban por completo.
De pronto pensé en las primitivas creencias de que los rayos eran mandados por Dios cuando éste se enojaba con los hombres, o la posterior idea de que no era Dios sino el demonio quien los mandaba…

A día de hoy la ciencia ya ha descubierto la razón de los rayos y las tormentas, y asimismo de igual manera, raro es el edificio oficial, o la mole más alta de un pueblo o una ciudad que no cuente con un pararrayos; Pero esto es a día de hoy, porque de hecho los edificios más castigados con la caída de rayos a lo largo de la historia han sido las iglesias, y justamente han sido éstas las construcciones que más tarde han colocado los pararrayos en sus tejados y techumbres…


La razón de que cayeran los rayos en las iglesias no era otra sino porque eran los edificios más altos, pero la Iglesia como tal, entendía que los rayos eran mandados por el demonio…; además no ganaban para campaneros, ya que para ahuyentar las tormentas éstos se subían hasta los campanarios para tocar las campanas de la fe… siendo muchos de ellos alcanzados por los rayos… 


El propio Tomás de Aquino decía que: “ era Dogma de Fe que los demonios eran capaces de mandar vientos, tormentas y lluvias de fuego desde el cielo”; por lo que la Iglesia Universal entendía que por su propio bien hacer recibían la ira del demonio en sus edificios…


 Tomás de Aquino
Allá por mitad del siglo XVIII Benjamin Flanklin, sabía de la electricidad de las nubes y que el choque de las mismas producía los rayos; por eso pretendía crear un  utensilio que domesticara dicha energía, para eso tuvo que esperar a que en Philadelphia (Estados Unidos)  deviniese una gran tormenta; ocurriendo la misma el 15 de junio de 1752.

 Benjamin Franklin
Ante esa tormenta, Franklin voló su famosa cometa de forma puntiaguda, y estructura de metal, de la cual pendía un hilo de seda que se anudaba a una llave metálica de grandes dimensiones.
Sobre la cometa comenzaron a caer rayos, y al acercar Bejamin la mano a la llave, saltaban chispas… descubriendo de esta manera que los rayos si encontraban un conducto metálico donde meterse ahí se quedaban; Quedando comprobado de esta manera que el fuego eléctrico, como Benjamin le llamaba podía conducirse, siendo éste el origen más incipiente de los actuales pararrayos.


En aquella época las estructuras de la mayoría de las edificaiones eran de madera, por lo que no era raro que éstas ardieran como  motivo de los rayos;  esta situación, junto al invento perfeccionado de Fraklim , conllevó a que en poco tiempo casi todas las casas de Philadelphia tuviesen colocados pararrayos.
 No todos los edificios los colocaron…; las iglesias tanto católicas como protestantes decidieron no colocar dichos artilugios. Y es que decían los eclesiásticos que eso de los rayos eran cuestiones divinas en los que el hombre no debía de intervenir; y que además tocando las campanas de la fe se podían ahuyentar.



Al tiempo cuando en Philadelphia  se habían colocado más de cuatrocientos pararrayos y las iglesias seguían ardiendo por la caída de rayos…, ya decidieron que tal vez la ciencia no era algo tan malo.
En el 1800 se contaban por miles los pararrayos que coronaban los edificios de las colonias norte americanas.

Mientras tanto en Europa se seguía siendo un poco reacio a este invento…; en nuestro país el primero en colocarse fue en el año 1886 en unos almacenes de pólvora en una de las laderas de Montjuic en Barcelona.


Pero esto fue una excepción ya que la Iglesia Española veía el pararrayos como un artilugio sospechoso; aludiendo a que ante una tormenta había que abocarse a Santa Bárbara o tocar las campanas, con un toque que se denominaba “tentenublo”.

 

O también era común que los sacerdotes mirando hacia los cuatro puntos cardinales enumerasen una serie de oraciones para ahuyentar los pedriscos y tormentas. Para esta cuestión en algunos pueblos de Castilla se construían unas pequeñas torretas llamadas conjuraderos.
Finalmente a la Iglesia Europea y española, ante la evidencia práctica del invento, no le quedó más remedio que utilizar los pararrayos para proteger sus edificios de la furia de las nubes…

Rayo en el pararrayos de la cúpula de San Pedro en el Vaticano


Y así pensando en todas estas cuestiones llegué hasta Molina, donde una enorme tortilla de patata de las de mamá me esperaba sobre la mesa…
 Molina de Aragón

Termino este post totalmente ambientado, envuelto en una tormenta de verano, con fuerte aparato eléctrico y chaparrones varios que está cayendo sobre  la ciudad de Valencia.
 
Y haceros conocedores que mientras habéis leído este texto, miles de rayos han caído sobre el planeta a una media de cien por segundo.
Feliz verano ;)


jueves, 20 de junio de 2013

LOS PINOS PIÑONEROS DE MINGLANILLA. Una joya botánica a proteger.



 
 Panorámica de Minglanilla
Allá por el mes de enero de 2011; en esta misma bitácora os contaba acerca de mi relación personal con el pueblo conquense de Minglanilla, así como de la existencia de dos grandes pinos piñoneros (pinus pinea) a la entrada del mismo, que por sus características y edad, entendía que se les debía otorgar una protección para garantizar con ella su cuidado y pervivencia, al considerar a los mismos dos joyas de la botánica.

 
 

Así pues dicho y hecho, tras escribir la entrada anterior en el blog, me puse en contacto con el Alcalde de Minglanilla Rogelio Pardo Gabaldón, y con el Consejero de Medio Ambiente de Castilla la Mancha José Luis Martínez Guijarro, a los cuales les mandé sendas cartas (en 24 de enero de 2011), contándoles sobre las peculiaridades de estos árboles, y pidiéndoles que estudiasen la posibilidad de catalogar ambos ejemplares como árboles singulares, para de esta manera como os decía anteriormente garantizar su cuidado, protección, y por ende la pervivencia de ambos ejemplares.

 

Rogelio Pardo me contestó muy amablemente a los pocos días (2 de febrero 2011):
“Estimado Óscar, nos satisface el interés mostrado por tu parte en los dos magníficos pinos que presiden la entrada a nuestro querido pueblo, y quiero comentarte que será uno de los puntos a tratar en el próximo pleno, te mantendremos informado conforme se desarrollen los acontecimientos para preservar dicho pinos.
Agradeciendo tu interés recibe un cordial saludo.
El Alcalde”
 
 Torre de la Iglesia desde la "Picota"
Así mismo lo hizo el Consejero de Castilla la Mancha, el Sr. Martínez Guijarro (15 de febrero de 2011):
Estimado señor Pardo, me es grato recibir escritos como el que ha enviado informando de los valores naturales de nuestro territorio regional y, en este caso de la existencia de dos ejemplares de pino piñonero sitos en la localidad de Minglanilla (Cuenca), así como la importancia que tienen para los habitantes de la zona o para aquellos que tienen un vínculo con las misma”
Después me da una serie de datos sobre la normativa que regula todos estos procesos, y el importante esfuerzo que se ha hecho desde el Gobierno castellano manchego en la catalogación y protección de árboles singulares.
Y sigue diciendo “Dadas las características que me indica en su escrito, he solicitado un informe técnico específico a la Delegación Provincial de Agricultura y Medio Ambiente de Cuenca, teniendo presente que, de considerarse sus características relevantes para su inclusión en el Inventario Regional, se deberá dar audiencia a los propietarios donde se ubican los mismo, así como a los responsables de la infraestructura de transporte, por su cercanía a la misma.
Le agradezco nuevamente su solicitud, indicando que se dará cumplida información a cualquier proceso de declaración que se inicie al respecto.
Reciba un cordial saludo.
José Luis Martínez Guijarro”
Como todos sabéis en mayo de ese mismo año llegaron las elecciones Autonómicas y Municipales; produciéndose el cambio en el Gobierno Regional de Castilla la Mancha.

 Y revalidando el Gobierno Municipal de Minglanilla el Sr. Rogelio Pardo Gabaldón, el cual tras la arribada del Partido Popular a la Junta de Castilla la Mancha, dejó la Alcaldía para ostentar cargos regionales.
En el programa electoral con el que el PP de Minglanilla concurrió a las elecciones de 2011, entre muchas otras cosas contemplaba la puesta en marcha del procedimiento para la inclusión de los pinos piñoneros en cuestión, en el Inventario Regional de árboles singulares.
Así pues y tras haber pasado el ecuador de la legislatura, he considerado ponerme de nuevo en contacto con el Ayuntamiento de Minglanilla, para interesarme por el tema, que además entiendo el equipo de gobierno lo creyó factible, puesto que lo incluyó en su programa electoral.
 
 Minglanilla en fiestas
Os contaré como se van desarrollando los acontecimientos, con la firme esperanza de que las Administraciones sean sensibles a una cuestión que apenas supone gasto económico y que además supone un elemento de orgullo para el pueblo de Minglanilla, así como una cuestión dinamizadora, por el posible turismo de botánica singular que puede atraer.

 
Y ojala que la concienciación de la ciudadanía y sobre todo de las administraciones, permita que estos “ilustres minglanilleros” sigan dando la bienvenida o despidiendo hasta la próxima a todo aquel/lla que acceda hasta el pueblo.
 
 Los pinos doncel al atardecer
Continuará…




jueves, 10 de enero de 2013

A PROPÓSITO DEL TIEMPO QUE HARÁ... Observando las pistas que nos da la naturaleza.




Ayer por la tarde estaba estudiando en mi cuarto, cuando al mirar por la ventana observé a decenas de pájaros…; eran centenares de estorninos que revoloteaban entre los cableados de las azoteas haciendo toda clase de filigranas, de igual manera comprobé que muchos de ellos se agolpaban en las antenas de los edificios más altos como si estuviesen celebrando una reunión…
 
 
 
 
Me acordé de aquel poema de Antonio Machado: “A orillas del Duero”, en el que describiendo a la ribera del río Duero a su paso por la ciudad de Soria en el mes de mayo de aquel lejano 1907, Machado destacaba: “se ha asomado una cigüeña… ya las golondrinas chillan”.
 
 Río Duero a su paso por Soria
El problema de vivir en la gran ciudad, es que a grandes rasgos pocas veces nos paramos a observar y escuchar las pistas que nos da la naturaleza, basándonos en una fecha marcada en el calendario para la arribada del verano, el invierno, la primavera o el otoño, cogiéndonos por sorpresa la verdadera arribada de éstas.
Cuando era pequeño, un señor muy mayor de mi pueblo, me contaba todos los días cuando iba para el colegio, el tiempo que íbamos a tener; lo hacía en base a su reúma… y también en base a la observación del entorno: nubes o no, viento y su dirección, animales, e incluso vegetación… hay flores que cuando hay exceso de humedad en el aire se cierran, a continuación es muy probable que haya precipitaciones.
 
 Mañana de otoño en Torrebaja (Rincón de Ademuz)
Sin lugar a dudas el revolotear incesante de los pájaros en la tarde de ayer, y su agrupamiento  significaban algo. Siempre me habían dicho que cuando había muchos pájaros juntos sobre un cable era sinónimo de frío…
 
 Fría noche estrellada en Molina de Aragón
Si bien es cierto que yo he sido testigo muchas veces del paso de las grullas desde la laguna de Gallocanta en Zaragoza, por los cielos de la comarca de Molina de Aragón (Guadalajara), hacia las tierras cálidas de Andalucía, y más concretamente hacia las marismas de Doñana, entre Cádiz  y Huelva; a los pocos días o incluso horas del paso de las grullas, se ha producido un brusco descenso de las temperaturas.
 

Grullas a su paso por Molina de Aragón

De igual manera me gusta observar en los árboles y arbustos de hoja caduca, cómo estos van evolucionando en cada estación, y también en cada lugar… por ejemplo la salida de las hojas de los chopos en el Rincón de Ademuz con respecto a la ciudad de Valencia, oscila en casi treinta días, y cuarenta si hablamos de la comarca del Señorío de Molina (lugares en los que hago esta observación habitualmente); de igual manera para la pérdida de las mismas, en Molina de Aragón casi mes y medio antes que en Valencia, y un mes antes en el Rincón de Ademuz.
 
 Bosque de ribera en Molina de Aragón
 
 Bosque de ribera en el Rincón de Ademuz
La cuestión, y es la verdadera moraleja de esta entrada bloguera, es mi consejo de que pese al estrés, el devenir cotidiano, y el vivir en una gran ciudad, intentad ser testigos de todas estas cosas, que desde luego nos reconcilian con esa gran casa que es nuestro planeta; nada más hermoso que poder ver un amanecer o un atardecer, que también por los colores, textura del cielo, brisa, etc… nos anuncian el tiempo que hará en las horas siguientes.
 
 Anochece en Valencia
 
 Arcoiris y tormenta en Valencia
Seguimos en contacto observadores.

LOS AMANTES DE TERUEL. Una bella y triste historia de amor.

     El genial cantautor Ismael Serrano, en su canción “tierna y dulce historia de amor”, afirma eso de que “como todas las histori...