Dice el refranero español
que, “de noche todos los gatos son pardos”, refiriéndose a que en la oscuridad
es difícil distinguir las cualidades de alguien o algo.
La Real Academia de
Lengua dice en su primera acepción que pardo, se refiere a un color, semejante
al de la tierra, o al de la piel del oso, y que tira a marrón o rojizo, y de
ahí viene el nombre de este pueblo y de su sierra, las tierras pardas; por eso Pardos
se mimetice absolutamente en las tierras que lo rodea.
Se puede acceder a la
localidad por una carretera local en buen estado, proveniente de la que va
desde Rueda de la Sierra a Hinojosa, o por caminos a través de los montes de
Canales y Pardos.
En esos montes, también
todos ellos de color pardo, existen un conjunto de yacimientos y minas, a
otrora explotados, donde se encontraron grandes vetas de cobre, cristal de roca
y piritas de hierro.
Incluso plata se encontró
por la zona; un industrial italiano de nombre Roberto Garrachupati, fue el
encargado de esta explotación.
Un
paseo por la zona, aprecia las vetustas instalaciones mineras, si bien los
túneles están cegados, pero sigue habiendo enormes pozos, que hacen un tanto
peligroso el paseo por la zona, sobre todo en épocas de nieve, o en horas de
poca visibilidad
Pardos,
como toda la zona de la comarca de Molina de Aragón, también ha sucumbido a ese
mal que asola nuestro país, la despoblación…; a mitad de siglo XX, Pardos lo
habitaban medio millar de personas, en el último censo del año 2024, los
empadronados ascendían a 24 habitantes.
Si
bien todo lo anterior, no es óbice para que en los fines de semana y en los
períodos vacacionales, la población se multiplique incluso por quince.
En
la zona, son famosas, por lo divertidas y acogedoras las fiestas patronales,
que se suelen realizar a mediados de agosto; fiestas en las que no falan las
comidas populares, y un buen remojón en el pilón que preside la plaza del
pueblo.
Vichear
el Instragam de la cuenta @pardosvivelo; da muestra de lo anterior que comento.
La
fuente cuya agua viene directamente de un manantial, está construida en robusta
piedra caliza del terreno y según reza en un letrero, data del año 1912; por lo
que lleva suministrando a las gentes de Pardos, el líquido elemento desde hace 113
años.
La
vida del municipio gira en torno a la plaza de la fuente, al pabellón
construido para eventos, el juego de pelota y a la iglesia, abocada a Santo
Domingo.
Junto
al arroyo de Pardos que, aguas más abajo contribuye a la hermosura del paraje
denominada Monasterio de Piedra, el Gobierno de Castilla la Mancha, construyó
un pabellón para todo tipo de eventos públicos y privados que, precise la
población.
En
la parte alta del pueblo, saliendo hacia los montes de Pardos y Canales, se encuentra el juego de pelota;
al igual que el resto de la comarca de Molina de Aragón, tras la conquista
cristina, se repobló la zona con vascos, los cuales se trajeron sus costumbres,
entre otras el juego de pelota, de ahí que en todos los pueblos y aldeas de la
comarca haya uno; era la instalación deportiva de la época, y rara era la
localidad que no tenía la suya propia, al igual que pasa hoy, con los campos de
pádel.
El
juego de pelota, data del año 1888, y pese a estar remozado con cemento, se
vislumbra a la perfección la piedra arenisca de rodeno, tan característica de
la zona.
El
vallado de la zona alta del tapial, con decenas de pelotas incrustadas, dan
testimonio de la afición al juego.
Así
miso la Iglesia, situada a la entrada del municipio, viene a ser el edificio
más alto del municipio, cuya espadaña destaca desde cualquier perspectiva.
Dos campanas de considerable tamaño, se asoman al vano, y cuyo tañer, llega a todos y cada uno de los rincones del pueblo.
Junto al templo se haya
el cementerio y la ermita de la Virgen de la Soledad, la cual se encuentra en
bastante buen estado; sobre todo si la comparamos con la dedicada a San Pedro,
la cual está convertida en una pura ruina, distinguiéndose su avocación, porque
en el dintel de la puerta, se observan las simbólicas llaves del cielo.
De
camino hacia las eras del municipio, nos encontramos con un característico
pairón; construcciones típicas por estos lares, siempre dedicas a un santo; en
este caso a Santa Bárbara, la de las tormentas, y es que Pardos es un pueblo
inminentemente agrícola, por lo que el tema de las tormentas son muy observadas
de cerca, sobre todo a finales de verano, no vaya a ser que estropeen los
girasoles, y las toneladas de pipas que salen de sus campos; también es tierra
de trigo y cebada; y desde luego también de ganado.
En
el camino que, sale hacia Tartanedo se encuentra otro pairón, éste dedicado a
las ánimas, y que el devenir del tiempo ha hecho que su inclinación, pelee con
las leyes de la gravedad.
El
clima del municipio es como es de toda esta zona de Molina, a la que los
meteorólogos denominan la Siberia española, inviernos muy fríos, primaveras y
otoños, frescos y lluviosos, y veranos con días de calor, y noches, que
difícilmente se puede salir de casa sin un suéter fino.
Por
cierto, hablando de las noches, Pardos, está a unos 1.181 metros de altitud,
muy alejado de grandes focos luminosos y de contaminación, por lo que lo hacen
un lugar ideal para observar el cielo; tal vez por eso, uno de sus hijos, don
Antonio Vela y Herranz, le dio por estudiar física y astronomía, convirtiéndose
en el director del Observatorio Astronómico de Madrid entre el año 1919 al
1927.
En
primavera y otoño, tras las primeras lluvias, muchos de los montes próximos a
Pardos, son prolijos en la cría de setas de cardo y champiñón, un manjar
exquisito, elaborado de mil maneras.
En
las zonas que no se han convertido en campos de labor, las encinas y las
carrascas los imperan todo; y no es raro en cualquier paseo por el campo,
encontrarse con corzos, jabalíes, conejos o zorros; además de decenas de aves,
algunas estacionarias, y muchas de paso.
Hablando
de pájaros viajeros, en primavera y otoño es algo muy normal, primero escuchar
el bullicio y luego verlas volar en forma de flecha, las miles de gruyas, que
desde la laguna de Gallocanta, muy próxima a Pardos, van y viene a invernas o
veranear.
Foto de: Grulla común volando, pájaros, Grus grus | Foto Premium
Pasear
por las calles de Pardos, entre casas de piedra y mampostería, es pasear, por
un pueblito tranquilo, armonioso, y que inspira a la desconexión y al sosiego.
No
podemos despedirnos de Pardos, sin antes haber visitado el lavadero, y la
denominada fuente nueve o bomba, de la cual se extrae el agua potable para el
pueblo.
Si
pasáis por Pardos, ya me contaréis. FINEM
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