viernes, 18 de julio de 2014

Hablamos de la historia y origen del Camino de Santiago.



 
Sin lugar a dudas una de las experiencias más bonitas de mi vida fue la de realizar, al menos en algunos tramos el Camino de Santiago; esa vieja ruta que desde hace más de diez siglos atraviesa el norte de España camino de la ciudad de Santiago de Compostela, para terminar en la gran catedral sobre la supuesta  tumba del apóstol Santiago.

 
Desde el siglo X a esta parte todo ha cambiado mucho, y cada uno hace la andadura del camino por motivos diversos, la religiosidad, una promesa, la reflexión, el reencontrarse a uno mismo y miles de motivos más, que podríamos enumerar si preguntásemos a cada uno de los miles de peregrinos que cada día deambulan por las diversas rutas jacobeas.
Mi experiencia personal la contaré en un post dedicado en exclusiva a ello; pero viene a resumirse, por las gentes, los paisajes, la convivencia, los colores, la enigmática magia que encierra todo, una de las experiencias más bonitas de mi vida.

 
Pero como os decía eso lo contaré en otro post; hoy quiero divagar con todos vosotros sobre el hecho de si realmente están o no los restos del apóstol Santiago en la capital gallega.
El apóstol Santiago, también conocido como Santiago el mayor, según la tradición cristiana fue uno de los doce apóstoles de Jesús; según esta misma tradición tras la Ascensión de Jesús a los cielos, Santiago vino a evangelizar por las tierras romanas de Hispania; donde entro otros se sucedió el famoso capítulo de la aparición de la Virgen sobre una columna de jaspe, a la orillas del Ebro en la ciudad romana de Caesaraugusta. 
 
El Pilar. foto del el mundo.es
Posteriormente en el año 43, el Rey de Judea, Herodes de Agripa ordena su decapitación con una afiliada espada.
La cosa es que allá por el siglo IX; el obispo gallego Teodomiro, observando que los musulmanes dominaban la práctica totalidad de la antigua Hispania, y comprobando también el auge que la ciudad de Roma estaba tomando por la peregrinación a la supuesta tumba del apóstol San Pedro, decidió buscar unos restos que correspondieran al apóstol que había predicado por las hispanias y que no era otro sino Santiago.

 

Asique Teodomiro contó  la siguiente historia: vino a decir que por aquellas colinas suaves vivía un ermitaño de nombre Pelayo, y que éste le avisó que llevaba unos días donde en el campo había gran resplandor, un campo de estrellas, un “campus stellae”… Compostela.
El propio Teodomiro acudió desde Iria hasta esas colinas, para observar los acontecimientos que le había indicado el ermitaño, y efectivamente también fue testigo de aquel campo de estrellas…; apreciando que un haz de luz marcaba un lugar concreto en la espesura del bosque; yendo a ese lugar se encontraron un sepulcro con tres cuerpos en su interior…; al instante el Obispo de Iria, determinó que aquellos cuerpos correspondían a Santiago el Mayor, y sus dos discípulos Teodoro y Atanasio.
Tras “el hallazgo”, el Obispo de Iria se lo comunica de inmediato al Rey astur, Alfonso II el Casto.

 
 
 
Y éste hace la primera peregrinación a Compostela, por lo que a día de hoy se denomina el Camino primitivo que parte de la ciudad de Oviedo.
Éste junto a Teodomiro deciden construir una pequeña iglesia sobre la tumba; siendo éste el momento en el que nace el Camino de Santiago, pues comienzan a venir peregrinos desde muchos lugares de Europa, asique al poco la iglesia ya se había quedado pequeña; y Alfonso III, decide ampliar la primitiva iglesia; conformando ya una considerable basílica de características románicas, acabándose ésta hacia el año 890.
Pero al poco un caudillo musulmán de nombre Almanzor en el año 997, la destruye por completo; reduciendo la basílica a escombros…; destruyendo todo, excepto el sepulcro.
Este último hecho conllevó a que al poco tiempo ya en el siglo XI, se volviera a reconstruir un nuevo templo de estilo románico, éste ya de grandes volúmenes para convertirse en catedral y lugar de recepción de peregrinos; a la vez comienzan a levantarse los primeros albergues, hospederías, hospitales, casas de comidas, etc…
En el año 950, junto al Obispo francés de Puy de nombre Godescaldo, acudió hasta Santiago un importante séquito de peregrinos, comenzando de esta forma, el boca a boca y difusión de la ruta hasta la tumba del apóstol
En el siglo XII se cuentan por decenas de miles los peregrinos que acuden desde toda Europa hasta Compostela.
 
 
Desde entonces el peregrinaje fue “in crecendo” hasta los siglos XVI y XIX; que la peregrinación se frenó por la desaparición de los huesos…; la cosa es que el pirata inglés Sir Francis Drake atacaba  a lo largo del siglo XVI, todo lo que tuviera que ver con los intereses de la España de la época, tanto en la península como en las indias; y sobre el año 1589 atacando tierras de Galicia, anunció que en cuento llegara a Santiago destruiría la catedral y el relicario del Santo…; este anuncio y la fama de malvado y destructor del pirata, conllevaron a que el Arzobispo de Santiago Juan de San-clemente y Torquemada, decidiera esconder los huesos de Santiago y sus discípulos…; el problema vino con el hecho de que el Arzobispo no comunicó a nadie dónde escondía esos huesos, y el susodicho murió llevándose consigo el secreto del escondite.

 
Casi tres siglos después en el año 1879, bajo mandato del Arzobispo Miguel Payá y Rico, y tras perforar una bóveda de la catedral; apareció una urna con huesos humanos; y en el 1884, el Papa León XIII; anuncia al mundo por Bula, el redescubrimiento de los restos del apóstol, iniciándose de nuevo las peregrinaciones hasta el día de hoy.

 
 
A la pregunta de la autenticidad o no de los restos de Santiago, de nuevo tenemos que tomar la historia y la leyenda para poder esclarecer algo sobre el asunto; y ésta dice que:
Santiago muere  decapitado en Jerusalén por orden del rey Herodes Agripa, sus restos son echados a los perros, luego siete discípulos recogen los restos, los ponen en una barca de piedra, sin timón ni vela; esta barca cruza desde Palestina todo el Mediterráneo, y tras pasar el estrecho de Gibraltar, remonta el Atlántico hasta recabar en la ciudad romana de Iria Flavia; allí los discípulos de Santiago colocaron los restos del apóstol sobre un losa de piedra, que como si fuera cera se derritió para convertirse en un sarcófago, con la ayuda de dos toros bravos que tras atarlos al carro se amansaron, trasladaron el pesado sarcófago y los restos del pescador de judea hasta el lugar donde los toros decidieron pararse; allí los discípulos construyeron un pequeño sepulcro y erigieron un sencillo ermitorio. Y este según cuenta la tradición cristiana es el sepulcro que encontró Teodomiro bajo el campo de estrellas…
 
Cuando en el siglo XIX se encuentran los restos óseos en la bóveda de la catedral, se lleva a cabo un simulacro de estudio e identificación; acuden  varios cardenales mandados desde Roma, la curia de Compostela y se supone que la Universidad; la cuestión es que entre todos deciden que son los restos de Santiago, y el Papa León XIII dicta Bula “Deus Omnipotens” anunciando los huesos como auténticos, y ordenando que esos huesos nunca más volviesen a estudiarse…

 
 
Decía Miguel de Unamuno respecto al tema que: “un hombre moderno, de espíritu crítico, no puede admitir, por católico que sea, que el cuerpo de Santiago el Mayor esté en Compostela…”
Pero la cuestión es que sea como sea, y con el máximo respeto a quien quiera creer o no, a la fe, a la ciencia, a la historia, o a lo que cada uno quiera acogerse, el fenómeno del Camino de Santiago, y la arribada hasta el sepulcro de Compostela, ha sido, es y seguro que será,  uno de los movimientos de masas más importantes de la humanidad. 

 
Por lo demás y ante todo en la vida, sólo desearos una cosa
Buen camino. FINEM


miércoles, 9 de julio de 2014

Hablando sobre la evolución histórica del Escudo - Blasón de Molina de Aragón.


 Castillo-alcázar de Molina de Aragón.
Hace unas semanas con ocasión de una feria de productos artesanales, etc… en la antigua Iglesia de San Francisco en la villa guadalajareña de Molina de Aragón, un vecino de la localidad y yo comenzamos a departir acerca del escudo de la capital molinesa.

Iglesia y Convento de San Francisco

Hay que indicar para que el lector entienda esta deriva de diálogo, que la antigua Iglesia de San Franciso fue secularizada a finales de los años setenta del pasado siglo XX, para transformarse con la arribada de la actual democracia, en la Casa de la Cultura. 
Cúpula y torre del Giraldo
Con motivo de  dicha remodelación como edificio dedicado al arte y a la cultura, se erigió en el frontispicio principal del edificio, donde antiguamente estaría el altar, un gran mosaico de azulejo moruno, donde además de alegorías a los edificos emblema  del pueblo como el castillo o el puente románico, a modo de pergamino  se refleja la escritura del antiguo fuero molinés, aquella “carta magna” dada por el primer señor de Molina Manrique de Lara en la fundación del Señorío de Molina, allá por los albores  del siglo XII; así como el escudo de la villa, debate que como os decía al principio nos concernía a los dos visitantes de la feria.

 
 
El escudo de Molina no deja ser como suelen ser los pendones, banderas, blasones y estandartes, un pequeño resumen,  de lo que ha sido la evolución histórica de la villa y comarca a lo largo de los siglos.

 

Parece ser que el nombre de Molina deviene por la cantidad de molinos harineros y batanes que las abundantes aguas del río Gallo hacían mover, de ahí que el primer escudo de la villa fuese una rueda de Molino.

En algunas casas de la calle de Abajo, puede verse aún este primigenio y simple escudo.
De hecho cuando los caballeros de Molina ayudaron al Rey castellano Alfonso VIII a conquistar la ciudad de Cuenca, colocaron sobre el lienzo de su muralla, en el tapial que da hacia la hoz del río Huércar, este sencillo escudo, como recuerdo al papel tenido por los guerreros molineses en la toma de la ciudad de la Torre Mangana.

 
          Puerta de Molina en la muralla de Cuenca.
Panorámica de Cuenca                          
Con el tiempo el escudo evolucionó a lo que por estas tierras le llaman el tanto por cien molinés, ya que se duplicó la rueda de molino separada por una barra, asemejando al símbolo matemático.
Ya en el siglo XIII, y fruto del acontecimiento histórico culminado con un tratado de Paz entre el Reino de Castilla y el Señorío de Molina denominado la “Concordia de Zafra”, por la cual Mafalda González de Lara,  hija mayor del tercer Señor de Molina, don Gonzalo Pérez de Lara (que tomó el apellido del nombre de su padre Pedro, al igual que su hija lo tomó de él), se casa con el hijo del Rey de Castilla Alfonso X el sabio, que se conocería posteriormente como Alfonso de Molina.

Castillo de Zafra

De este enlazamiento matrimonial sucedería dos generaciones después la incorporación del Señorío de Molina al Reino de Castilla, por el casamiento de María de Molina, hermana de la última Señora doña Blanca Alfonso de Molina, con el Rey de Castilla Sancho IV el Bravo.
Fruto de este acontecimiento se añade al escudo molinés en el cuartel derecho,  un brazo encorsetado en armadura dorada, cuya mano sostiene entre los dedos índice y pulgar un anillo de oro.

 
Y ese fue el escudo de la ciudad durante siglos hasta que se produjo la Guerra de Sucesión española al comienzo del siglo XVIII; en la cual tras la muerte del Rey Carlos II de la casa de los Austria, sin descendencia, se inicia una cruenta guerra por la sucesión al trono de España entre Felipe de Anjou y el Archiduque Carlos.
Molina al igual que Castilla apostó por el Borbón que fue quien finamente ganó la contienda, pasando a reinar con el nombre de Felipe V; este como gratitud a las gentes de Molina, les otorgó el privilegio de lucir en la parte inferior de su escudo cinco flores de lis, símbolo de la Casa de los Borbones.

 

Finalmente el escudo de Molina de Aragón está adornado con la Corona Real de España, por ser el Rey de España señor de Molina; desde que el Rey castellano Sancho IV el bravo incorporara el Señorío de Molina a Castilla, y así lo ratificara posteriormente Isabel I de Castilla (la Católica).
Monolito inaugurado por Juan Carlos I, XXXI Señor de Molina
Termino el artículo haciendo mención a  lo que la Real Academia de la Historia y a petición del Ayuntamiento de Molina, aprobó en sesión de 17 de enero de 1975 el blasón heráldico de la capital del río Gallo, haciendo la siguiente descripción del mismo:
“Escudo español, partido, de azur la barra de plata acompañada de dos ruedas de molino del mismo metal, y de azur un brazo defendido o armado de oro, la mano de plata, teniendo entre los dedos índice y pulgar un anillo de oro. En la punta, de azur, cinco flores de lis de oro, puestas en aspa. Al timbre, la corona real cerrada.” FINEM


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