miércoles, 10 de junio de 2015

Y el Doncel de Sigüenza murió en la Vega de Granada.



SIGÜENZA
http://m1.paperblog.com/i/206/2063829/pueblos-medievales-siguenza-
No hay guadalajareño que se precie o amante del arte sacro y funerario que no conozca la tumba de Martín Vázquez de Arce, más conocido como el Doncel de Sigüenza.
Se halla en una capilla lateral de la impresionante catedral de Sigüenza (Guadalajara), sirviendo de última morada de un hijo Ilustre de la villa, que encontró la muerte en la Vega de Granada en aquellos tiempos de la reconquista, a las órdenes de Gonzalo de Córdoba (el Gran Capitán).

Escultura funeraria de el Doncel
Parece ser que Martín Vázquez fue uno de aquellos solados escogidos por el Gran Capitán, cuando la Reina Isabel, le pidió que quería ver Granada y el palacio rojo de la Alhambra años ante de su toma; historia que conté en este enlace:
Sobre el  monumento funerario, pone: “Aquí yaze Martín Vasques de Arce - cauallero de la Orden de Sanctiago - que mataron los moros socorriendo - el muy ilustre señor duque del Infantadgo su señor - a cierta gente de Jahén a la Acequia - Gorda en la vega de Granada - cobró en la hora su cuerpo Fernando de Arce su padre - y sepultólo en esta su capilla - ano MCCCCLXXXVI. Este ano se tomaron la ciudad de Loxa. - Las villas de Illora, Moclin y Monte frío - por cercos en que padre e hijo se hallaron.”


“Aquí yace Martín Vázquez de Arce, Caballero de la Orden de Santiago, que mataron los moros, socorriendo al Muy Ilustre Señor, Duque del Infantado, su Señor, a cierta gente de Jaén en la acequia Gorda de la Vega de Granada. Cobró en la hora su  cuerpo Fernando de Arce su padre, y dióle sepultura en esta su capilla. Año 1486. Este año se tomaron La Ciudad de Loja, y las Villas de Illora, Moclín y Montefrío, por cercos en que padre e hijo se hallaron”.

Catedral de Sigüenza
A modo de epílogo la inscripción narra lo acaecido durante ese año, y como el padre se vio en el trance de tener que dar sepultura a su hijo, tras éste haber encontrado la muerte lejos del río Henares y su tierra seguntina, allá en la gran vega que conforman el Darro y el Genil camino del Guadalquivir, tras haber regado antes los jardines y excelencias de la Alhambra.

Vega de Granada
Cuenta la historia que la Guerra de Granada ya iba incardinada al triunfo cristiano, justo un año después el Papa Inocencio VIII concedía la Bula de Cruzada, lo que suponía un gran impulso económico, traduciéndose en soldados y armas.

Corría el año 1486, el emir Muley Hacen había muerto un año antes, tomando el poder su hermano, un soldado despiadado llamado el Zagal, el cual si no obtenía rendición del enemigo, lo pasaba a cuchillo exhibiendo sus trofeos de guerra, en forma de colgar las cabezas de los capitanes cristianos, en los lomos de su caballo…


Los Reyes Católicos mientras tanto pactaban con Boabdil que éste volviese a Granada, y tomase el emirato que por ser hijo de Muley Hacen le correspondía; provocando con ello la división de las tropas árabes, y pequeños conatos de guerra civil moruna entre los partidarios de uno y de otro…

El Albaicín Granada
Mientras las tropas cristianas iban cercando la ciudad de Granada, arrasando allá por donde iban, no dejando en pie, cosecha, casa o cobertizo que encontraran, los nervios y las ansias por poner una cruz en lo alto de la Alhambra, convertían sus hazañas en más de una ocasión en verdaderas grandes imprudencias.

La Alhambra
Era un caluroso miércoles del mes de julio, Martín Vázquez de Arce, se encontraba feliz, por el honor que le suponía ser protagonista de aquellos acontecimientos; no importando las penurias y los peligros que todos los días sufrían.

Antes de salir de la tienda de campaña, Martín y su padre Fernando oraban, ante un Cruz del Apóstol Santiago que su Padre llevaba a todos los lugares donde iba.
Tras el rancho, y la colocación de armadura y armamento, Martín comenzó la andadura hacia el campo de batalla.

Justo cuando iba a salir de Campamento se encontró con Íñigo de Buiza, un tipo grandote y un tanto estrambótico, cuyo papel era el de adalid  almogávar, una especie de espía …; éste siempre iba acompañado de una gran águila y tenía fama en el campamento, de que tenía poderes para adivinar el futuro…

Cuentan las crónicas que cuando Martín se lo cruzó, Íñigo de Buiza se le quedó mirando como con condescendencia, totalmente pálido y sin articular palabra alguna…

Cuando Martín va a montar su caballo, éste también tiene una actitud extraña, y le impide ser montado, hasta el punto que el corcel sale corriendo…
Martín extrañado y un tanto angustiado por los acontecimientos toma otro caballo propiedad de su padre, y raudo se une con su destacamento, al frente del cual está el Duque del Infantado.


Comienzan a atravesar la fértil vega granadina, en una mañana un tanto aburrida por el exceso de tranquilidad; de repente y proveniente de un bosque cercano, un gran griterío de muchedumbre moruna, sorprende a las huestes del Duque, que un tanto desbordado, llama a la retirada camino del Campamento cristiano…; por fin van dejando atrás a las tropas árabes, cuando se encuentran con un destacamento cristiano.
Se trata de una tropa proveniente de las tierras de Jaén, que va siguiendo a una columna de tropas moras…; El Duque del Infantado decide unirse a su empresa, hasta que de repente se dan cuenta que todo se trataba de una argucia de las tropas moras; todo el batallón cristiano se encontraba rodeado de un grupo mucho mayor en número de soldados moros.

La única escapatoria era atravesando una gran acequia, que a modo de caz regaba las fértiles tierras de la vega granadina, se trataba de la conocida popularmente como Acequia Real o Acequia Gorda de Granada.


Así pues las tropas cristianas se dirigieron hacia ella, al mismo tiempo, que las tropas moras, abrían las compuertas del estanque que remansaba las aguas del río Genil.

 Provocando con ello una gran avenida de agua por la mencionada acequia, convirtiéndose éste en una pura ratonera acuática.
A la vez que caballos y caballeros son arrastrados por la corriente, los moros comenzaron a lanzar flechas;  las armaduras de los caballeros  cristianos rechazaban las flechas, pero su peso y quita de agilidad, eran un aliado perfecto para el ahogamiento…
Martín medio ahogado, a duras penas consigue salir de la acequia…; se quita la armadura pensando que así se movería mejor; el problema es que ha salido al lado de la acequia, donde se congregan las tropas enemigas…; el grueso de las tropas cristianas están al otro lado del cauce.
Los pocos cristianos que allí estaban se reagruparon, con Martín al frente de todos ellos, desde el otro lado de la gran acequia, el padre del doncel de Sigüenza gritaba y daba ánimos a su hijo, consciente de que aquello no podía salir bien.

Martín y sus compañeros cristianos lucharon en mitad del aquel enjambre moruno, hasta que una herida de muerte, hizo clavar sus rodillas en la tierra… 

Siendo esta la historia de lo ocurrido, y que de forma breve alguien contó en la tumba que desde aquel lejano año 1586, ha supuesto su última morada.
Si queréis saber más sobre la vida de este caballero castellano y guadalajareño, os recomiendo muy mucho el libro “Sueño que soy Piedra” del Profesor Guillermo Rocafort Pérez.
Y por último dedicar este post a un seguntino excepcional, mi amigo Julio Arjona. FINEM

sábado, 30 de mayo de 2015

HISTORIA DE LA BANDERA OFICIAL ESPAÑOLA



http://curiosidades.batanga.com/
Hace un rato escuchaba  en la radio, la  polémica surgida en relación a que en los próximos días Barcelona Club de Fútbol y Atleti de Bilbao, van a jugar la final de la Copa del Rey en la ciudad condal, y el temor que tiene la Federación Nacional de Fútbol a que se produzca una monumental pitada al himno español, cuando este suene…

.lavanguardia.com/
http://www.abc.es
La verdad es que nunca he sido muy de himnos ni de banderas, entre otras cosas porque me considero ciudadano del mundo y porque además las banderas muchas veces se utilizan para pegar con el palo…
De hecho en las fiestas del pueblo cuando me ha tocado poner banderas, siempre me han gustado la de triángulos de colores, flecos, u otras alegorías que a nadie excluían.



Pero fuera como fuese, nuestro país como todos los estados, tienen un himno y una bandera oficiales, y que lo representan en competiciones deportivas, actos institucionales y oficiales, etc…



En el post de hoy os voy a hablar de la historia de la bandera oficial española:
El 18 de diciembre de 1981, un Real Decreto (2964/81) especifica cuál es el nuevo escudo de España, eliminando del mismo el águila impuesta durante la dictadura franquista; y en su artículo tercero se dice que la bandera oficial, seguiría siendo la rojigualda pero con la incursión del nuevo escudo democrático.

Pero la tradición del uso de esta bandera viene de tiempos pretéritos, y se fue popularizando poco a poco entre la población, sobre todo en los tiempos de la Guerra de la Independencia contra los franceses, ya que los ejércitos españoles, la llevaban como emblema.


Tras la Guerra de Sucesión y con la llegada de la dinastía Borbón a la Corte española allá por el año 1.700, la bandera oficial española, era la de la casa de los borbones, compuesta por los colores blanco y azul celeste. 


 El problema de esta bandera era que para los buques marítimos, tanto de guerra, como mercantes hacían  se hacía ardua complicada su visión; siendo muy habitual el bombardeo y hundimiento de naves propias por la mala visibilidad y con ello identificación del pabellón del buque.


En el año 1.734 accede al poder Carlos III, y éste siendo conocedor de los problemas que la bandera borbónica y por ende oficial de España, conllevaba en el alta mar, estando en el Palacio Real de Aranjuez, convocó un concurso de diseños de banderas, anunciando tal concurso como: “para evitar los inconvenientes y perjuicios que puede ocasionar la bandera nacional que usa mi armada naval y demás embarcaciones, equivocándose en las largas distancias y con vientos calmosos con los de otras naciones.”

Carlos III

Así pues en este concurso se presentaron varios modelos, seleccionando doce bocetos; la condición más relevante era que ésta fuese visible e identificable en las largas distancias; al Rey le gustó el modelo que representaba unas franjas rojas y amarillas; más que nada porque eran colores chillones y vivos y que harían fácilmente identificables a los buques españoles en el alta mar; siendo éste el verdadero origen de la actual bandera española.

En 28 de mayo de 1785, se decretó que los buques de guerra enarbolaran en el mástil mayor, una bandera con dos franjas rojas, y una doble de grande amarilla en el centro; y que los buques mercantes hicieran lo mismo, pero que sus banderas estuviesen compuestas por franjas rojas y franjas amarillas intercaladas. Colores éstos inspirados en la Corona de Aragón.


Con la Guerra de la Independencia, ante la variedad de banderas, y por el hecho de que muchas de ellas se perdieron en el campo de batalla, las Cortes de Cádiz de forma tácita oficializaron la rojigualda, de ahí que los ejércitos españoles comenzasen a llevarla como emblema, siendo en este momento cuando comenzó a popularizarse entre la población la utilización de la bandera.


Finalmente en el año 1843, por Real Decreto de 13 de octubre, firmado y promulgado por la Reina Isabel II, se aprueba la bandera roja amarilla y roja, como común a los ejércitos.

Isabel II

Siendo poco a poco aceptada como oficios o representativa del país, aunque realmente la oficial seguía siendo la bandera borbónica.
El 1931 con el triunfo en las grandes ciudades de los partidos republicanos, se instauró la Segunda República, aprobando ya una bandera oficial diferente a la monárquica, y que sería la que también llevarían los ejércitos españoles; se trataba de tres franjas de igual tamaño, donde además del rojo y amarillo se integró el morado, como haciendo mención al pendón de Castilla, estando así incluidos en la nueva emblema los dos Reinos más importantes originarios de España, Castilla y Aragón.


El 18 de julio de 1936, un sector del ejército da un golpe de estado contra la República Democrática Española, fracasando en un primer momento y dando paso a una cruenta y devastadora Guerra Civil, la cual fue ganada por los golpistas, instaurándose una dictadura, la dictadura del General Franco, el cual repuso la bandera rojigualda, incluyendo un escudo con muchas analogías al empleado por los Reyes Católicos tras la toma de Granada.


Ya en democracia de nuevo, tras la dictadura y la transición, el artículo 4.1 de la Constitución, tipifica que: “La Bandera de España está formada por tres franjas horizontales, roja, amarilla y roja, siendo la amarilla de doble anchura que cada una de las rojas".


Y ésta es a modo groso la historia de la bandera española; recordándoos a todos/as que por encima de la oficialidad están los sentimientos y que bajo la premisa del respeto mutuo, cada uno se envuelva en la bandera que quiera, si es que quiere hacerlo. FINEM

 



viernes, 8 de mayo de 2015

En busca de unos TILOS centenarios por las rochas del Alto Tajo.



La Pinta era más ligera e iba delante de las otras dos carabelas, eran las 2:00 de la madrugada del 12 de octubre del año 1492; un tal Rodrigo de Triana, apostado en lo más alto de los mástiles de la nave, comienza a gritar y hacer aspavientos…: sus cuerdas vocales dicen “tierra, tierra a la vista”…
Las naves que dirigía el Almirante Cristóbal Colón, bajo el patrocinio de los Reyes Católicos, habían llegado al nuevo mundo, se acaba de descubrir América…
 


Lejos de allí en los más profundo del Reino de Castilla, y dentro de los vastos terrenos que conformaban un antiguo Señorío, asomados a los cañones del río Tajo, cerca del caserío de Peralejos nacían unos ejemplares de tilos.
 
Lo hacían allí por la idoneidad del lugar, sitio húmedo y fresco, resguardado de la incidencia de los rayos solares y casi colgados de  un precipicio de inefable belleza.
 
Hace unos días quinientos años después de aquel avistamiento de tierra allende los mares, mi hermano Javi, mi cuñada Tere y el que escribe, decidimos ir a visitar a estos longevos seres vivos, a estos supervivientes natos, que tantas lecciones de vida dan con solamente contemplar sus portes.

 
Tomando la carretera que parte desde Peralejos de las Truchas (Guadalajara), en paralelo al río Tajo, y en dirección al puente del Martinete, es fácil identificar, en mitad de la ladera de en frente y  bajo las rochas del padre Tajo, los “brazos” aún deshojados de estos grandes seres vivos, o el color verde intenso de las incipientes hojas con forma de corazón, que anuncian una nueva primavera.

http://www.panoramio.com
Peralejos de las Truchas.
Así pues dejamos el coche en una explanada junto al puente del Martinete, para comenzar a andar por un sendero que surge a mano izquierda, en la margen izquierda del Tajo.

 
Tras atravesar un frondoso pinar albar, y junto a un pequeño arroyo que aboca sus aguas al Tajo junto al Martinete, comenzamos a subir la ladera de la montaña, entre aliagas en flor, y decenas de caparazones de caracolas.

 
 

 

Los chopos vigilantes del arroyo, cuanto apenas tenían las yemas pintadas, anunciando el brote de su “nuevo vestuario estival”; y es que el campo en esta época del año, y por estos lares es todo un espectáculo.

 

  
 

Por fin alcanzamos las rochas o grandes farallones tan característicos del Alto Tajo que simulando grandes murallas, conforman inexpugnables castillos imaginarios.

 
 
 
Bajo las paredes siempre hay un sendero de los animales, siendo éste el camino ideal a seguir en busca de los grandes tilos.

 
Desde aquí las panorámicas son de impresión, el paisaje abrupto y soberbio, invita a la reflexión, al pensamiento.

 
Hace poco leí un libro editado y creado  por los componentes de la Asociación Micorriza; el título del mismo es: “Guía de árboles y arboledas de la Comarca de Molina de Aragón y Alto Tajo”; libro que sin lugar a dudas recomiendo encarecidamente, y que en su contraportada decía: “Las plantas sobrevivimos sin los humanos. Sois vosotros los que no podéis vivir sin nosotras…” entendiendo aún más si cabe esta frase al contemplar este gran espectáculo digno del jardín de las Hespérides.

Por fin y de repente entre la espesura del bosque llegamos al encuentro de los grandes tilos. 

 
Siendo el segundo de ellos el que más impresión me dio, por su grandeza, robustez, y longevidad manifiesta.

 
 
Allí nos sentamos a descansar y a pensar en la historia del árbol, pensando como os decía al principio que podría datar perfectamente del siglo XV.

 
El lugar donde se encuentra tiene un cáliz especial, era como si la tila (el fruto del tilo), se esparciera en el ambiente, pues todo invitaba a la tranquilidad, a la relajación, a la reflexión.

 
  
Observando las dimensiones del árbol y su lugar de residencia, y con eso de que el lugar invitaba a la reflexión, también pensé en ese proverbio indio que en base a la ambición de ser humano dice que: “cuando hayas matado al último animal, contaminado el último río y talado el último árbol, te darás cuenta que el dinero no se come…”

 
 
Así y tras la satisfacción de haber conocido a estos grandes supervivientes, y con el firme deseo de que el “homo sapiens”, haga honor a eso de ser el animal racional, y sepamos cuidar del planeta, para que sean muchas más las generaciones que puedan disfrutar de los mismos, regresamos bajando la ladera, entre quejigos, jaras y aliagares.

  
 
 Para de nuevo en paralelo al Tajo, y junto a las decenas de fuentes que del gran cañón brotan caminar con plena energía revitalizadora de nuevo hacia la civilización, dejando allí a estos grandes testigos mudos de la historia, con un sin lugar a dudas hasta pronto. FINEM

LOS AMANTES DE TERUEL. Una bella y triste historia de amor.

     El genial cantautor Ismael Serrano, en su canción “tierna y dulce historia de amor”, afirma eso de que “como todas las histori...