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domingo, 7 de febrero de 2016

Y EL RÍO MESA NACE EN EL PUEBLO DE SELAS. (Paseando por los pueblos del antiguo Señorío de Molina)



La provincia de Guadalajara se encuentra mucho más cerca del mar Mediterráneo que del Océano Atlántico, sin embargo, es a éste hacia donde transcurren la mayor parte de las aguas que bien en forma de lluvia o de nieve, precipitan sobre las sierras y parameras que conforman la provincia guadalajareña.
https://upload.wikimedia.org
Hacia el mar Mediterráneo solamente se dirigen las aguas y las nieves que caen en una parte de la comarca de Molina de Aragón; esto sin contar el trasvase que desde los pantanos de Entrepeñas y Buendía llevan las aguas del río Tajo hasta la cuenca del río Segura en las tierras de Murcia y Alicante.
https://upload.wikimedia.org
Así pues como iba diciendo una pequeña porción de territorio guadalajareño vierte sus aguas al mediterráneo, y lo hace a través de dos arterias hídricas que reciben los nombres del río Piedra y río Mesa.

Río Mesa

El primero es muy famoso, por los caprichos que sus aguas calcáreas, han conformado en torno a un Monasterio zaragozano en el pueblo de Nuévalos; me estoy refiriendo al Monasterio de Piedra.

Claustro Monasterio de Piedra

Y el segundo menos popular pero no por eso menos bello; es el autor de un precioso valle desde Anquela del Ducado, hasta Algar de Mesa, donde de pronto el mismo se convierte en cañón de grandes meandros, hasta la población aragonesa de Jaraba. 
 
http://www.hocesdelmesa.com
Después ambos, río Mesa y Piedra se mezclan en una perfecta simbiosis en el pantano de la Tranquera.

Embalse de la Tranquer(Zaragoza)

A este punto el río Piedra llega excitado, pues apenas unos kilómetros antes acaba de despeñarse por la cascada de la cola de caballo, y ha conformado decenas de saltos y chorreras, así como un lago de espejo.


Desde ahí ambos “caminarán” juntos hasta el Jalón, a los pies de la romana Bílbilis (Calatayud); para poco después verter su líquido elemento, en el gran río Ebro, que plácidamente “pasea” más que camina” hacia el mar. 

http://www.turismodezaragoza.es/
El nacimiento del río Piedra se lo disputan varios términos municipales…; que si lo conforman las ramblas de Campillo de Dueñas, las de la Yunta, etc… y en el fondo todos llevan algo de razón pues al final todas se juntan; aunque la opinión mayoritaria es que nace en el término municipal de Rueda de la Sierra (Guadalajara).


Sin embargo con  respecto al río Mesa, no hay discrepancias en relación a dónde brotan sus aguas; el río Mesa nace de las fuentes del pueblo de  Selas (Guadalajara).
Selas es un pequeño municipio, que junto a la nacional 211, se percibe discreto y mimetizado entre las sabinas, encinas y pinares que rodean a su caserío. 


Se sitúa a unos 1252 msnm, y desde la carretera es fácil de reconocer por su singular torre del reloj que, en un montículo del pueblo, indica a todo aquel que hacia su dirección quiera mirar la hora del día en la que estamos.

 

Mi padre herrero de profesión, en muchas ocasiones me ha contado que el chapitel que corona la torre la hizo a finales de los años 70 del pasado siglo XX, y que la colocación del mismo sobre el cubo fue todo un acontecimiento para el pueblo. 

 
 
 
A Selas se accede desde la carretera nacional 211, esa que une Alcolea del Pinar con Tarragona, por una estrecha vía, de firme asfalto y altos chopos, que recibe el nombre de calle Carretera.
  Allí mismo se conserva el cuartel de la benemérita, construido todo él en piedra, allá por el 1960,  y que ahora son casas particulares; junto al cuartel también están las viejas escuelas nacionales, que en estado de abandono, melancólicas narran un pasado no muy lejano donde el griterío de la chiquillería era el soniquete de fondo, junto al del deambular de las copas de las grandes acacias que rodean el edificio.

Podría decirse que el municipio se divide en dos barrios; el más alto y soleado que rodea la iglesia, y el bajo y situado al norte de la localidad, donde se encuentran el Ayuntamiento y el frontón.

 
La parte alta del pueblo, justo detrás de la torre del reloj, es la zona primaria que dio origen al núcleo de población.
En la plaza que se conforma bajo un viejo olmo, hay una fuente abrevadero, en cuyo frontis marca la fecha de 1918.

 
La iglesia está dedicada a la Virgen de Minerva, patrona del municipio; se trata de un sólido edificio construido en mampostería a finales del siglo XVI; con cúpula central  y crucero. 

 
Y a la cual se accede por un arco de medio punto, protegido por un soportal, el cual en una de sus dovelas tiene un curioso reloj de sol.


 
El campanario es sencillo con dos grandes campanas que suenan a arrebato en los días de fiesta, o cuando ocurre alguna tragedia, como la de aquellos aciagos días del mes de julio del 2005, cuando una devastador incendio asoló cientos de hectáreas de pino resinero, y se llevó consigo la vida de once trabajadores dedicados a la extinción de incendios.

 
 
http://www.difo.uah.es
Y es que Selas tradicionalmente ha vivido adaptándose a los recursos naturales que el entorno le ha dado, siendo la ganadería estante y transhumante, la producción de cereales de secano, y la extracción de resina, sus fuentes de actividades económica principales.


La parte baja del pueblo también cuenta con fuentes y grandes árboles, junto al frontón, un escenario fijo, desde el cual en las estrelladas noches de agosto, músicos venidos sobre todo de la zona de levante, hacen las delicias de jóvenes y mayores; más de los primeros, pues es casi ya una tradición que las modernas orquestas apenas lleven en sus repertorios los pasodobles que a las gentes de mayor edad tanto gustan de oír y de bailar.

 
 

Dejando el edificio del Ayuntamiento a un lado, 
 y caminando en dirección al pinar, a mano derecha surge un camino que acaba en una zona de descanso y esparcimiento, donde los grandes chopos anuncian la abundancia de agua, y el tintinear de cientos de cencerros, aluden a que los pastos son frescos y sabrosos para la cabaña bovina que pese a la poca población, ( en torno a 60 personas), es abundante aún en Selas.

Junto a los mencionados grandes chopos una fuente, y los primeros “pasos” de ese río Mesa, que es el que nos ha llevado a hablar de Selas.

 
 
 

En definitiva Selas, es un pueblo más de los muchos que conforman lo que era el antiguo Señorío de Molina; donde perderse por sus callejas, recovecos y plazas, es pasear por un tiempo presente, pero estático, donde parece que al reloj le cunden más las manillas; y donde la tranquilidad, la paz y el sosiego lo envuelven todo.

 

 
 
 

El aroma de los campos que circundan al apelotonado caserío, el humo de sus chimeneas, el rumor de sus aguas, y la bondad innata de los selanos y selanas hacen el resto.


Y hablando de eso, es decir de la buena gente, quiero dedicar este post, a unos grandes selanos, a la familia Langa – Maestro y a Carmen la conserje del Instituto de Molina, a la que tanta guerra di en mis tiempos de alumno de la Eso y Bachiller.

 
Por lo demás cuando paséis por Selas, ya me contaréis. FINEM


miércoles, 18 de junio de 2014

En la frontera entre Castilla y Aragón, se encuentran el pueblo y el castillo de Embid (Señorío de Molina).



 
Entre campos de cereal, encinas, robles y algún quejigo que otro, que por estas tierras se denomina rebollo, a 1073msnm y justo en la línea divisoria entre Castilla y Aragón se encuentra el antiquísimo pueblo de Embid.

 
 
Está situado en el extremo más oriental de la provincia de Guadalajara y del antiguo Señorío de Molina; y su patrimonio artístico e histórico es cuantioso y de gran valor.
 
 
Sin lugar a dudas el edificio que destaca sobre todos, es el vetusto castillo que tras haber sufrido un colapso estructural allá por los años noventa del pasado siglo XX, está experimentando una paulatina restauración, que de nuevo le está confiriendo los bríos y esbelteza  con los que contaba desde su construcción a mediados del siglo XIV.

 
Testigo de mil batallas y de las continuas tensiones entre Castilla y Aragón, el castillo de Embid sufrió embistes varios y destrucciones por parte de los aragoneses, que de inmediato los de Castilla reparaban…, ya que les servía de refugio y cuartel general; incluso en la guerra de Sucesión entre Felipe de Anjoy y el Archiduque Carlos, los seguidores de este último lo tomaron e incendiaron…

 

A partir de 1426 en pleno siglo XV, el castillo perteneció a don Juan Ruiz, al que popularmente se le conocía como el Caballero Viejo por su longeva vida,  y que además contaba con la propiedad igualmente de otro castillo de la comarca, éste más como tipo residencia y de recreo en el valle del río Gallo, me refiero al castillo de Santiuste.

 
Más tarde fue su familia la que como Marqueses de Embid, gestionaron y gobernaron la vieja atalaya.

 

Después el devenir de los tiempos, las extremas inclemencias meteorológicas de estas altas tierras de Guadalajara, y la desidia de la administración, conllevaron a como os decía al principio que el castillo se convirtiera en una mínima sombra de lo que fue…

http://lc-architects.blogspot.com.es/2011/08/restauracion-y-consolidacion-del.html

A día de hoy se han remozado los muros de mampostería, que con planta pentagonal y cubos en las esquinas para reforzar los tapiales, otorgan al castillo una configuración de fuerte inexpugnable, rematada con la esbelta torre del homenaje para dominar las tierras que por color y drenaje, llaman a las puertas de Aragón.

 

Pero además del castillo, Embid cuenta con un interesante patrimonio civil y religioso. Comenzando por lo primero es interesante la visita a esas viejas casonas molinesas, relacionadas con apellidos hidalgos del antiguo Señorío de Molina, y que en silencio nos hablan de un pasado de mayor esplendor; así pues no hay que dejar de ver la casa de los Ordóñez de Villaquirán, León Luengo, Martínez Molinero, o la de los Sanz de Rillo Mayoral entre otras.

 
  
 
 
En el ámbito del patrimonio religioso, sin lugar a dudas cabe destacar su iglesia dedicada a Santa Catalina, que según reza en el arco de la puerta, data del año 1530, de trazas sencilla y con espadaña orientada al oeste, el edificio es el nexo de unión entre la zona del castillo y el caserío de la población.
 

 
 
 

También frente a la villa se encuentra una humilde ermita dedicada a la Virgen de la Soledad, donde un humilde paso espera al Viernes Santo para ser sacado en procesión…;
por los alrededores de la ermita me encuentro con una mujer sencilla y amable, de nombre Leonor, la cual me cuenta cómo es la vida en el pueblo, me habla de que pese a su avanzada edad, a ella no le da tiempo de aburrirse, pues sigue cosiendo y zurciendo como cuando era joven; y es ella la que me habla de la belleza de la techumbre de la ermita de la Soledad, y de la fiesta-romería que se celebra en la ermita camino de Aragón…

Leonor del Molino

Se trata de la ermita dedicada a Santo Domingo de Silos que es el patrón del pueblo, y del que hay réplicas en mosaico y baldosa repartidas por doquier a lo largo y ancho de la villa.
 
Así pues tras las indicaciones de la amable Leonor, emprendo marcha hasta la mencionada ermita, la cual se encuentra a unos cuatro kilómetros de Embid dirección a Zaragoza, junto al viejo camino real de Castilla a Aragón; lo que hoy es la Autonómica CM 213 que une Molina con Daroca.
El paraje es de singular belleza, sobre todo en la parte trasera de la ermita, donde comienza un angosto valle que evacúa en el río Piedra; la ermita es de trazas sencillas y está repleto de cuadros donde se cuentan pequeñas y curiosas historias relativas a ofrendas de feligreses, a supuestos milagros del santo, etc…, una talla de Santo Domingo de Silos preside el barroco altar del ermitorio.

 
 
 
 
 
Y como me había dicho Leonor allí me encuentro una fiesta; en este caso es la romería del pueblo zaragozano de Castejón de Alarba, situado a más de treinta kilómetros de la ermita.
 
Con ese graciejo que tienen los maños, y con la nobleza que les caracteriza de inmediato me invitan a comer toda clase de dulces y pastas artesanales, me cuentan que siempre acuden a la ermita para la Pascua de Pentecostés, y que ahora lo hacen en coche y autobús, pero que antaño lo hacían con carros y caballerías, haciendo noche en Castilla…

 
La vuelta motorizada, la hacen con ramos de carrascas en flor, que cuelgan en sus balcones hasta el próximo año.
De vuelta para Embid, decido dar un paseo por el lecho del río Piedra; ese que unos kilómetros más abajo ya en la provincia de Zaragoza configura el bello rincón del Monasterio de Piedra…; 
 el río por esta zona va subterráneo, saliendo a la superficie solamente en época de muchas lluvias o deshielo; andando  poco a poco el  cañón es cada vez más angosto y profundo, donde las rapaces vuelan a su libre albedrío, y el silencio más absoluto se convierte en banda sonora.
 
Tras caminar un par de kilómetro  arribo al paraje del Rosel…en mitad de la barranquera y aprovechando un poco la apertura en curva del cañón, las gentes de Embid erigieron en tiempos una sencilla ermita dedicada a la Virgen del Rosario,  restaurada en 2006, junto a la fuente que da nombre al lugar del Rosel, un amplio abrevadero para animales y mesas y sillas para el ocio y esparcimiento. 
 
 
  
 
En definitiva Embid no sólo es un pueblo de paso, sino que es una villa que encierra historia, encanto y amabilidad de sus gentes por los cuatro costados.
 
Muy recomendable su visita, ya me contaréis. “FINEM”



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