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viernes, 6 de septiembre de 2013

El ALTO TAJO homenajea a sus gancheros y al gran José Luis Sampedro.



Hacía varios años que quería ir, pero unas veces por estudios, por curro, o por simple pereza, nunca había podido acudir a la fiesta de los gancheros que todos los años celebran a finales de agosto o principios de septiembre los pueblos ribereños del Alto Tajo en la comarca del Señorío de Molina.
Así que este año fue un poco pensado y hecho y allí disfrutamos la familia Pardo de la Salud, de un estupendo día junto a las buenas gentes de estas tierras agrestes que suponen el antiguo Señorío de Molina.

 
 
 
Ya os he contado en alguna ocasión, que uno de los primeros libros que recayeron en mis manos siendo muy niño, y regalado por mi hermano Javi fue “El río que nos lleva” del gran José Luis Sampedro; ese libro supuso para mí varias cosas, enamorarme aún más si cabe del parque natural del Alto Tajo, preocuparme por todas las cuestiones que le atañen, y conocer a José Luis Sampedro del que me considero fan número uno para toda la vida.
En este post algo os cantaba:

 
 

Y es que desde hace diecisiete años los pueblos serranos de Peralejos de las Tuchas, Taravilla, Poveda de la Sierra, Peñalén y Zaorejas, celebran esta fiesta que no es otra cosa, sino un homenaje a aquellos hombres que transportaban las maderadas desde los pinares de Sierra Molina, hasta el Real Sitio de Aranjuez, aprovechando la fuerza de la corriente del río, pasando toda clase aventuras, vivencias y sobre todo una muy dura vida.
Se hacían al comienzo de la primavera, para así aprovechar el aumento del caudal por el deshielo, los días más largos, y la paulatina suavización de las temperaturas.

   

Sin lugar a dudas la parte más dura del itinerario, era la que transcurría por las tierras del antiguo Señorío de Molina, es decir el curso alto del río Tajo, donde los barrancos y cañones deparan toda clase de obstáculos y dificultades; siendo un cauce tortuoso, irregular y de grandes desniveles; cuyas aguas transparentes son bravas y gélidas a partes iguales…; lo mismo ocurre con  el ambiente normal de la zona en esta época del año, donde las heladas nocturnas están garantizadas.

 
 
 
El progreso hizo que a finales de los años 40 del pasado siglo XX, la mejora de las vías de comunicación y la existencia de grandes camiones, permitiese que el trabajo de meses se realizase sin apenas penurias en muy pocas jornadas, a día de hoy incluso en unas horas.
Por tanto  y como os contaba al principio con la intención de mantener vivas las tradiciones, recordar los antiguos oficios de la tierra, y también como homenaje a José Luis Sampedro, hace más de una década se reunieron ciudadanos de estos pueblos, para conformar una Asociación, que fuese la que organizase todos estos acontecimientos.

 
Me contaba un miembro de la Asociación que en tiempos de José María Barreda como Presidente de Castilla la Mancha, las subvenciones y ayudas para la Asociación y el desarrollo de estas fiestas llegaban, pero que tras la arribada de Cospedal al Palacio de Fuensalida éstas se habían reducido a la nada…; asique su pervivencia estaba siendo muy complicada, financiándose con ayuda de los Ayuntamientos, loterías, etc…

José María Barreda en la fiesta de los gancheros
 Pese a las penurias económicas y con esa máxima de la imaginación al poder, organizaron una fantástica fiesta que en esta ocasión se celebraba en el pueblo de Peralejos de las Truchas; (cada año cambian de municipio, al año que viene toca Poveda de la Sierra). La fiesta comenzó en la tarde del viernes 30 de agosto con un pregón, presentación de la fiesta y un vino de honor.
Para continuar a lo largo del sábado 31 con comida popular, bailes regionales, juegos populares, demostración de corta de madera, suelta de troncos en  un tramo del río, saca de los mismos ayudados de mulas romas.

 
  
 

Y lo que sin lugar a dudas a mi juicio fue el acto más emotivo, el homenaje a José Luis Sampedro; al que acudió su viuda Olga Lucas; y que consistió en la lectura de uno de los pasajes de su novela “El río que nos lleva”, y la inauguración en la fuente de Peralejos de las Truchas, de un monolito metálico, en el que el propio José Luis Sampedro hace de ganchero sobre una balsa de troncos, con gancho incluido.

 

 
Olga Lucas (Viuda de José Luis Sampedro)
En otras ocasiones el propio Sampedro había sido anfitrión de estas fiestas, siendo uno más; y es que el propio Sampedro decía que desde que descubrió estas tierras estaba entusiasmado con las mismas y sus gentes.
 Este fue el primer año, en el que humanista y sabio Sampedro ya no se encontraba entre nosotros, pero desde luego era un sentimiento generalizado, el percibimiento de  que su espíritu inquieto y revolucionario se ha quedado para siempre en los cañones del río Tajo.

Así y para concluir, sólo puedo deciros que fue una experiencia maravillosa, que desde luego recomiendo encarecidamente y que si queréis podemos compartir porque pienso volver a repetir.
Un abrazo enorme y mi felicitación a los integrantes de la Asociación de gancheros del río Tajo y por ende organizadores de estas efemérides.

 

                                              

Y que ojala muchos años pueda seguir organizándose la grandiosa fiesta de los gancheros, los pastores de los bosques flotantes ;)



jueves, 11 de abril de 2013

NUESTRAS VIDAS SON LOS RÍOS QUE VAN A DAR A LA MAR. Hasta siempre José Luis Sampedro; el río Tajo (el río que nos lleva) seguirá hablándonos de tí.



Creo que José Luis Sampedro se enamoró del río Tajo sobre todo en su curso alto, por la bravura de sus aguas, y el tesón conseguidor de desmoronar y agujerear verdaderas murallas rocosas, ese era el carácter revolucionario de este joven de 96 años, que hace unos días nos dejó...; quiero contaros, con tristeza y admiración por este entrañable señor, como me aficioné a la lectura gracias a una de sus obras...; desde entonces hasta hoy, le admiro y quiero a partes iguales.
 Alto Tajo
Allá por el año 1988, y siendo todavía muy niño, recuerdo como en “mi pueblo” Molina de Aragón (Guadalajara), empezó a surgir todo un clamor aludiendo a que el pueblo se llenaría de famosos, que eso sería bueno para la comarca, etc…; toda aquella exhalación de habladurías, rumores, etc…, no eran otra cosa sino el prólogo de que en unos meses el director de cine Antonio del Real, iba a rodar una película en Molina y alrededores; una película que iba a contar con actores del primer orden como Alfredo Landa, Tony Peck, Eulalia Ramón, Santiago Ramos, Fernando Fernán Gómez, Antonio Gamero, Concha Cuetos, Ovidi Montllor, Mario Pardo y Juanjo Artero entre otros.
Y esta película se iba a titular “El río que nos lleva”.
 
 Cartel de la película
A las pocas semanas tanto Molina, como Peralejos de las Truchas, algunos parajes del río Tajo, y sobre todo el Barranco de la Hoz con el río Gallo de protagonista se convirtieron en un estudio gigante.
Mi hermano mayor, (Tonín para la familia, y Antonio para el resto), gran aficionado al piragüismo fue contratado para la colocación de troncos, y balsas a lo largo y ancho de un importante tramo del río Gallo, incluso creo recordar que le pagaban unas 5000 pesetas de la época por tronco colocado…
 
 Fiesta de los Gancheros
Fueron muchas las personas de la zona que participaron en aquel proyecto, incluso de extras.
En el colegio nos explicaron que esa película se basaba en una novela, que a su vez relataba las duras vidas de unos señores a los que se les denominaba gancheros…
Mis dudas y continuas preguntas, fueron las que hicieron a que mi otro hermano, en este caso el mediano (Javi) me regalase la novela en cuestión cuyo título, era el mismo que el de la película “El río que nos lleva”.

 
Recuerdo aquel momento con gran nostalgia, me sentí de repente adulto, pues era la primera vez que llegaba a mis manos un libro sin dibujos, un libro de tamaño medio, con mucha letra y que en su portada nada ponía sobre la edad recomendada.
Tardé poco en engancharme a la novela, pues el misterio que encerraba cada personaje en sí, los distintos avatares que les iban acaeciendo, y el paso por parajes y lugares cercanos a Molina, en los cuales había estado, o había oído hablar; conllevaron a que en apenas un par de semanas lo hubiera leído.
 Laguna de Taravilla
La novela en sí, supone todo un homenaje al duro trabajo de los gancheros;  un oficio que fue desapareciendo paulatinamente por la aparición del transporte de la madera por carretera a través de grandes camiones; pero que con anterioridad se hacía desde los cursos altos de los ríos, hasta las zonas industriales, a través y con el único motor de la corriente de sus aguas, y la habilidad y destreza de los gancheros, haciendo de los cauces un río andante, y convirtiendo a los gancheros en pastores de bosques flotantes.
En un viaje lleno de penurias, incomodidades y hostilidades que otorgaba a los mismos un carácter especial.
 
 
En este caso la novela comienza en las inmediaciones del pueblo de Zaorejas (Guadalajara), con un intenso ritmo narrativo; para siguiendo el accidentado cauce del río Tajo, pasar por lugares como Alpetea, Buenfuente, Huertahernando, Huertapelayo con su puente de la Tagüenza, Valtablado del Río y Ocentejo en su curso alto. De ahí ya se desliza por los suaves parajes alcarreños, acercándonos a Carrascosa, Trillo, Viana, Entrepeñas, Anguix y Zorita de los Canes; fluyendo ya hacia su desenlace por los sotos de Mazuecos, Fuentidueña y Buenamesón, hasta el Real Sitio de Aranjuez (Madrid)
 
 Mapa itinerario "El río que nos lleva"

La obra en sí, se publica y edita en el año 1961; en una entrevista escuché a José Luis Sampedro hablando de esta novela, que es una de las que más placer le dio escribir, ya que fue mucho y costoso el trabajo de aprendizaje y formación sobre el tema el que tuvo que realizar; que así mismo fueron decenas las veces que tuvo que acudir a las tierras de Molina, de las que decía que  llegó a “amar y admirar entrañablemente”.
Sampedro cuenta como se encontró con una tierra salvaje, cuya lejanía y aislamiento protegían esos parajes vírgenes e impolutos.
 
 
Describe a las gentes del Señorío de Molina como; “graves pero acogedoras, tradicionales pero abiertas, bien asentadas en su dignidad como un patrimonio supremo e irrenunciable.”
Así mismo en una entrevista en la Cadena Ser de Guadalajara, Sampedro decía lo impresionado que le habían dejado las gentes de Alto Tajo, así como la admiración que sentía por ellas.
   

Desde luego a mí no me cabe ninguna duda, que tanto su novela, como la película basada en la misma y en cuyo guión también participó, fueron y siguen siendo un emblema patrimonio de las tierras del Alto Tajo, una publicación que no debería faltar en ninguna biblioteca o colegio del Alto Tajo.
Y así amigos míos es como conocí a este gran hombre llamado José Luis Sampedro, ese humanista con el que siempre he coincidido en sus planteamientos y propuestas, un hombre sabio y bueno, que con su partida hace unos días, nos deja un poco más huérfanos ante un mundo cada vez más hostil.
JL Sampedro en el río Tajo
Y este pequeño relato sobre su novela, mi humilde homenaje a esta gran persona; y como nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar, yo estoy seguro que su Espíritu estará navegando por ese río que nos lleva...
Hasta siempre Maestro. ;)  

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