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viernes, 1 de agosto de 2014

Y CON AGOSTO LLEGAN LAS CABAÑUELAS.



 

Con la arribada del mes de agosto llegan muchas cosas, las vacaciones, las fiestas de los pueblos, el reencuentro con la familia, los amigos, las comilonas, los baños, los cortes de digestión…

En la veguilla del río Bohílgues
Y a la vez llega uno de los métodos más antiguos para pronosticar  el tiempo que hará a lo largo del año; y es que con la arribada del mes de agosto llegan las denominadas cabañuelas.
Hace ya varios lustros, estaba acompañando a mi tío Miguel, por las viñas que cultiva y recolecta en  el conquense pueblo de Minglanilla, faltaban apenas unos días para comenzar la vendimia y el parte meteorológico había anunciado fuertes tormentas por la zona. 

Con mis tíos de Minglanilla. (a los que adoro)
Yendo hacia una partida rural que llaman “la cobatilla” nos encontramos con un amigo de mi tío, que al igual que me tío se dedicaba a la agricultura, éste nos dijo: “las cabañuelas anunciaron un mes de septiembre fresco y húmedo, y así ha empezado…”; la cosa es que al poco cayó un fuerte aguacero, que por fortuna no venía acompañado de granizo.

Minglanilla (Cuenca)
  

Era la primera vez que había oído la palabra cabañuela; le pregunté a mi tío sobre qué era eso de las cabañuelas y éste raudo me explicó qué se trataba de una muy  antigua forma de predecir el tiempo en base a observar los elementos naturales y el tiempo de los primeros veinticuatro días del mes de agosto.

Por el Alto Tajo

Parece ser que el término cabañuela, ha derivado de una festividad judía en la que se conmemoraban los cien años que el pueblo judaico había estado vagando por el desierto del Sinaí, en busca de la tierra prometida…
La medición de las cabañuelas es simple; según esta tradición y costumbre, el tiempo que haga a lo largo de los veinticuatro primeros días de agosto marcará la previsión meteorológica que hará en  los próximos doce meses.

Campos cultivados Minglanilla (Cuenca)

Se hace una ida y un retorno, por lo que para cada pronóstico mensual se tendrá en cuenta dos días del mes de agosto; así y por lo tanto se mide de la siguiente manera:


Cabañuelas de Ida
Cabañuelas de Retorno
Día de Agosto
Mes que representa
Día de Agosto
Mes que representa
1
Agosto
13
Julio
2
Septiembre
14
Junio
3
Octubre
15
Mayo
4
Noviembre
16
Abril
5
Diciembre
17
Marzo
6
Enero
18
Febrero
7
Febrero
19
Enero
8
Marzo
20
Diciembre
9
Abril
21
Noviembre
10
Mayo
22
Octubre
11
Junio
23
Septiembre
12
Julio
24

Agosto

Así pues para saber cómo será el estado meteorológico por ejemplo el próximo mes de  marzo, habría que observar los días 8 y 17 del presente agosto; y hacer un promedio con los datos obtenidos; si en esos días llueve o hace viento, estarían anunciando según esta práctica un mes de marzo ventoso y húmedo.
Manzana esperiega Rincón de Ademuz

Pregunté a mi tío sobre el terreno que  abarcaba cada una de estas prediciones, y ahí mi tío no supo explicarme, por lo que leyendo sobre el tema  conocí los relatos de uno de los mayores expertos en cabañuelas de nuestro país, Alfonso Cuenca natural del pueblo de Quesada en Jaén, el cual tiene un blog dónde enuncia la climatología que prevé en virtud a esas cabañuelas (http://alfonso-cuenca.blogspot.com.es/); y decía Alfonso Cuenca en un artículo periodístico que las previsiones abarcan un radio aproximado de 250 ó 300 kilómetros desde el lugar donde se realiza la observación. Y alude también Cuenca, que para un correcto análisis es necesario una observancia pormenorizada de todos los elementos que proporciona la naturaleza, como las nubes, los cielos, las plantas, el comportamiento de los animales, etc…
Los molares Torrebaja (Valencia)
Torrebaja

La cuestión que todas estas cosas tan alejadas de la ciencia, aunque en cierta manera tan apegadas, pues la observancia de los elementos, no deja de ser una ciencia y un estudio, pese a la arribada de internet, las nuevas tecnologías y los grandes medios de predicción, se siguen utilizando en las zonas rurales, y sobre todo por los hombres del campo, para intentar saber qué futuro depara  el clima a sus cultivos y cosechas.

Orihuela del Tremedal
A la pregunta sobre su exactitud o no, me gusta pensar que algo de cierto tenga, pero también me preocupa que todo se trata de un gran bulo, como el tan extendido con respecto a los frutos de vaina, guisantes o judías aludiendo a que en los años bisiestos éstos nacen al revés dentro del fruto… ¿cómo va a saber un haba si un año es bisiesto o no? 

 
Cierto o no, la cosa es que hoy 1 de agosto además de como os decía el principio, las vacaciones para mucha gente, comienzan los días de las cabañuelas; estaremos atentos al tiempo.
Feliz agosto.  “FINEM”


Molina de Aragón

sábado, 7 de diciembre de 2013

Crónicas del clima en el Polo del frío español. (Teruel-Calamocha-Molina de Aragón)



 

 Escarcha en Molina dic. 2013
 

 
 
Tal vez por ser natural de uno de los pueblos más fríos del país, y por ende tener a gala tal consideración, desde siempre he sido aficionado a leer sobre meteorología, clima, temperaturas, precipitaciones, etc…; y así y de pura casualidad, fui a “caer” en un estupendo blog, del que nada más conocer ya me hice fan.
Se trata de la bitácora “http://www.estrellasyborrascas.com/”del estupendo Vicente Aupí;  de la cual ya os he hablado en alguna ocasión. (http://blogdeoscarpardodelasalud.blogspot.com.es/2012/12/la-siberia-espanola-y-sus-estudiosos.html)
Cencellada
Aupí, es natural de Valencia, pero con sus raíces maternas en el turolense pueblo de Torremocha del Jiloca; periodista de profesión siempre ha sido un enamorado de la meteorología y de la astronomía; el hecho de que cayesen en sus manos obras de importantes autores sobre meteorología como Inocencio Font Tullot, Eduardo Fontseré y José Jaime Capel, le llevaron a la convicción de montar un observatorio meteorológico en el mencionado Torremocha del Jiloca, en mitad del valle del río Jiloca, entre las sierras de Palomera y de los Montes Universales.
Así que allá por el año 1985, pidió un terreno al Ayuntamiento de Torremocha para tal menester; terreno que el ayuntamiento cedió con cierta facilidad a aproximadamente un kilómetro del casco urbano en dirección al cauce del humilde Jiloca.
Vicente Aupí
Me cuenta Aupí que se gastó en aquel entonces la friolera de 3000 euros (500.000 pesetas de la época); montando un observatorio idéntico a los oficiales, con todo el instrumental, aparataje y cachivaches varios para garantizar una eficaz y fidedigna medición climática; funcionando desde entonces hasta ahora.
Ya unos años antes hacia el 1982; había comenzado a montar un observatorio astronómico, ya que la ubicación de Torremocha del Jiloca, en mitad de un inmenso valle, a mucha altura y alejado de las grandes urbes generadoras de contaminación atmosférica y lumínica, lo convertían en un lugar ideal para la observación del cielo.
 
Molina de Áragón, la luna y venus diciembre 2013
 
Desde entonces hasta ahora, mucho ha sido lo que Aupí ha estudiado, investigado y aprendido, siendo sus fotografías y libros un referente en el mundo de la astronomía y la climatología a nivel de todo el país; allá por el año 2001 publicó “Los grandes enigmas del cosmos”, en 2003 “Guía para exploradores del cielo”, en 2004 “Guía del clima en España”, en 2006 “Fotografiar el cielo” y en 2007 “Atlas del firmamento, de la Osa Mayor a las nubes de Magallanes”; además de cientos de artículos para prensa y revistas especializadas.
 
Ermita Virgen dela Hoz (Molina)
Con todo lo anterior podéis comprobar que el autodidacta Aupí, es un sabio de todas estas materias; eso unido a su sencillez y humanidad, hace que  departir y charlar con él se convierta en todo un placer.
Habíamos hablado a través de email y por teléfono en varias ocasiones, pero hace unos días quedamos en la ciudad de Teruel, para conocernos en persona y de paso conocer de su mano su nueva obra literaria; un magnífico libro científico titulado: “El triángulo de hielo; Teruel-Calamocha-Molina de Aragón”.
 
 
Un libro en el que además de impresionantes fotografías sobre el “polo del frío español”; reúne crónicas históricas desde el siglo XIX, testimonio de sus pobladores y en concreto de los observadores que han sido testigos de excepción de los grandes acontecimientos atmosféricos de los últimos tiempos, con los registros de -30 y  -28 grados centígrados en Calamocha y en Molina de Aragón, constituyendo récords de frío oficiales en zonas habitadas.
 
Carretera N211 Pozuel del Campo, enero 2009
 
Al preguntarle por el pueblo más frío de España, Aupí me dice sin tener duda alguna que aunque la temperatura récord registrada fue en Calamocha, bueno realmente el observatorio estaba en el término de Fuentes Claras, (ambos en la provincia de Teruel), en diciembre de 1963 con -30 grados centígrados, Molina de Aragón (Guadalajara), por media anual e histórico es sin lugar a dudas el lugar habitado más frío del país, registrando también temperaturas extremas como los -28 en el enero de 1952.
Atardece en Molina dic 2013
Aunque también me dice que uno de los observadores de Molina le aseguraba que en las inmediaciones al pueblo y en los términos de Ventosa, Anquela del Pedregal o Piqueras, las temperaturas podían ser aún más extremas si cabe.
 
 
Molina de Aragón
Con respecto al observatorio de Molina de Aragón, cuenta Aupí en su libro que necesitaría ser cambiado de ubicación, pues lleva en el mismo sitio desde su instalación allá por la década de los años 40 del pasado siglo XX; pero que el desarrollo del pueblo hacia el este, han conllevado a que el observatorio se encuentre ya muy céntrico, rodeado de calles, viviendas, etc… y por tanto afectado por ese elemento que se denomina “isla de calor”, suavizando en cierta manera el registro de sus temperaturas y por tanto marcando menos frío del que realmente hace…
 
 
Cuando estás con Vicente Aupí, descubres de inmediato que te encuentras con una persona buena y sabia, por lo que alguien tan curioso como yo aprovecha para aprender mucho, y le pregunto sobre muchas cosas, desde cuál es su percepción sobre el panorámico político, a la preocupante despoblación del mundo rural, etc…; él por circunstancias personales y tristes avatares de la vida, decidió dejar la cálida Valencia, para vivir en el tranquilo Torremocha del Jiloca, contándome los felices que son allí su hijo y él; y de ahí comenzamos a hablar sobre la calidad de vida de los pueblos, y me expone su esperanza de que por la crisis económica, y la superpoblación de las grandes urbes y en concreto de la costa mediterránea la provincia de Teruel vuelva a recuperar población; ojalá así sea…
 
Día de hielo y nieve en Molina de Aragón
La cuestión es que  estimados/as amigos/as que seguís este cajón-desastre blog, indicar que conocer a Vicente Aupí en persona ha sido todo un placer, que me gusta mucho encontrarme con “Quijotes” del siglo XXI, que entusiasmados por la ciencia, el estudio y la divulgación, dedican gran parte de su tiempo y por ende de su vida a mejorar la experiencia y el conocimiento de la humanidad…; porque además os he decir que la mayor parte de todo esto lo hace de manera altruista.
Y que obras como el libro que en estos días se está presentando, suponen todo un revulsivo para muchos aficionados a la meteorología, así como un motivo de orgullo y distinción para los pobladores de estas hermosas tierras del interior peninsular.
En breve os volveré a contar sobre este gran tipo que es  Vicente Aupí, pues en cuanto podamos acoplar agendas iré a conocer su observatorio.
Y por último recomendaros la adquisición de esta magnífica obra científica; siendo su sistema de adquisición y pedido a través de la siguiente página: http://www.verdeteruel.es/libros/
 
Sierra de Caldereros (Señorío de Molina)
Yo ya llevo dos días disfrutando de su lectura.
Ya me contaréis.
 
 Anochece en Molina, diciembre 2013

sábado, 22 de junio de 2013

Las tormentas de veranos, el rayo que no cesa, y las diversas creencias sobre los mismos...



Hace unos días iba camino de Molina de Aragón (Guadalajara) proveniente de Valencia, y lo hacía por la denominada Autovía Mudéjar; esa que une Sagunto con la frontera francesa por Somport.
A la altura del pueblo turolense de Villarquemado en mitad del valle que conforma el río Jiloca entre los Montes Universales y Sierra Palomera; nos alcanzó una fuerte tormenta, que obligó a muchos de los vehículos a parar en el arcén ante la cantidad de litros que caían. 


A la intensa lluvia  le acompañaban fuertes vientos,  y eso unido a lo oscuro del cielo y al importante aparato eléctrico convirtieron el viaje en toda una aventura.
Y es que desde siempre las tormentas me han parecido un espectáculo de dantesca belleza; donde el susto y el asombro ante la efeméride se mezclaban por completo.
De pronto pensé en las primitivas creencias de que los rayos eran mandados por Dios cuando éste se enojaba con los hombres, o la posterior idea de que no era Dios sino el demonio quien los mandaba…

A día de hoy la ciencia ya ha descubierto la razón de los rayos y las tormentas, y asimismo de igual manera, raro es el edificio oficial, o la mole más alta de un pueblo o una ciudad que no cuente con un pararrayos; Pero esto es a día de hoy, porque de hecho los edificios más castigados con la caída de rayos a lo largo de la historia han sido las iglesias, y justamente han sido éstas las construcciones que más tarde han colocado los pararrayos en sus tejados y techumbres…


La razón de que cayeran los rayos en las iglesias no era otra sino porque eran los edificios más altos, pero la Iglesia como tal, entendía que los rayos eran mandados por el demonio…; además no ganaban para campaneros, ya que para ahuyentar las tormentas éstos se subían hasta los campanarios para tocar las campanas de la fe… siendo muchos de ellos alcanzados por los rayos… 


El propio Tomás de Aquino decía que: “ era Dogma de Fe que los demonios eran capaces de mandar vientos, tormentas y lluvias de fuego desde el cielo”; por lo que la Iglesia Universal entendía que por su propio bien hacer recibían la ira del demonio en sus edificios…


 Tomás de Aquino
Allá por mitad del siglo XVIII Benjamin Flanklin, sabía de la electricidad de las nubes y que el choque de las mismas producía los rayos; por eso pretendía crear un  utensilio que domesticara dicha energía, para eso tuvo que esperar a que en Philadelphia (Estados Unidos)  deviniese una gran tormenta; ocurriendo la misma el 15 de junio de 1752.

 Benjamin Franklin
Ante esa tormenta, Franklin voló su famosa cometa de forma puntiaguda, y estructura de metal, de la cual pendía un hilo de seda que se anudaba a una llave metálica de grandes dimensiones.
Sobre la cometa comenzaron a caer rayos, y al acercar Bejamin la mano a la llave, saltaban chispas… descubriendo de esta manera que los rayos si encontraban un conducto metálico donde meterse ahí se quedaban; Quedando comprobado de esta manera que el fuego eléctrico, como Benjamin le llamaba podía conducirse, siendo éste el origen más incipiente de los actuales pararrayos.


En aquella época las estructuras de la mayoría de las edificaiones eran de madera, por lo que no era raro que éstas ardieran como  motivo de los rayos;  esta situación, junto al invento perfeccionado de Fraklim , conllevó a que en poco tiempo casi todas las casas de Philadelphia tuviesen colocados pararrayos.
 No todos los edificios los colocaron…; las iglesias tanto católicas como protestantes decidieron no colocar dichos artilugios. Y es que decían los eclesiásticos que eso de los rayos eran cuestiones divinas en los que el hombre no debía de intervenir; y que además tocando las campanas de la fe se podían ahuyentar.



Al tiempo cuando en Philadelphia  se habían colocado más de cuatrocientos pararrayos y las iglesias seguían ardiendo por la caída de rayos…, ya decidieron que tal vez la ciencia no era algo tan malo.
En el 1800 se contaban por miles los pararrayos que coronaban los edificios de las colonias norte americanas.

Mientras tanto en Europa se seguía siendo un poco reacio a este invento…; en nuestro país el primero en colocarse fue en el año 1886 en unos almacenes de pólvora en una de las laderas de Montjuic en Barcelona.


Pero esto fue una excepción ya que la Iglesia Española veía el pararrayos como un artilugio sospechoso; aludiendo a que ante una tormenta había que abocarse a Santa Bárbara o tocar las campanas, con un toque que se denominaba “tentenublo”.

 

O también era común que los sacerdotes mirando hacia los cuatro puntos cardinales enumerasen una serie de oraciones para ahuyentar los pedriscos y tormentas. Para esta cuestión en algunos pueblos de Castilla se construían unas pequeñas torretas llamadas conjuraderos.
Finalmente a la Iglesia Europea y española, ante la evidencia práctica del invento, no le quedó más remedio que utilizar los pararrayos para proteger sus edificios de la furia de las nubes…

Rayo en el pararrayos de la cúpula de San Pedro en el Vaticano


Y así pensando en todas estas cuestiones llegué hasta Molina, donde una enorme tortilla de patata de las de mamá me esperaba sobre la mesa…
 Molina de Aragón

Termino este post totalmente ambientado, envuelto en una tormenta de verano, con fuerte aparato eléctrico y chaparrones varios que está cayendo sobre  la ciudad de Valencia.
 
Y haceros conocedores que mientras habéis leído este texto, miles de rayos han caído sobre el planeta a una media de cien por segundo.
Feliz verano ;)


LOS AMANTES DE TERUEL. Una bella y triste historia de amor.

     El genial cantautor Ismael Serrano, en su canción “tierna y dulce historia de amor”, afirma eso de que “como todas las histori...