sábado, 23 de diciembre de 2017

Cuando el "Gordo" de Navidad cayó en Molina de Aragón.



 

     Corría el año 1812, nuestro país se encontraba en una gran encrucijada histórica.
Por un lado, el 19 de marzo, en Cádiz se había aprobado la primera Constitución de nuestra historia, tenía un corte liberal; en esa época el calificativo liberal venía a significar de ruptura con al absolutismo del antiguo régimen y la consagración de derechos y libertades individuales de los ciudadanos.

Juramente Cortes de Cádiz (Congreso.es)
     El trono de España estaba ocupado por el hermano de Napoleón Bonaparte, un tal José I, que fue mucho mejor Rey, que aquel “Deseado” de Fernando, por el que los españoles luchaban.

José Bonaparte. (https://jordicarreno.wordpress.com/)
     Son los tiempos en el que la guerra de España por su independencia con respecto a los franceses se recrudece, y los gabachos asaltan la población de Molina, quemando más de seiscientas casas…; dejando desolada prácticamente toda la población.

historiadeiberiavieja.com

     En el seno de esas Cortes de Cádiz, que, por el arrojo de Molina en la lucha contra los franceses, años después le concederían el título de ciudad; el título concedido en concreto fue el de “Muy noble y muy leal ciudad de Molina”; decidieron como modo para aumentar los ingresos del erario público de ese Estado incipiente que estaba naciendo, y sin producir quebranto a la ciudadanía, crear un sorteo de lotería, que se celebraría en torno a la festividad de Navidad.

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     Así pues, el primer sorteo se celebró el 18 de diciembre de ese 1812; al principio no se le conocía como Sorteo de Navidad, apelativo que llegaría en el año 1892, sino que en su estreno se le denominó Lotería Moderna.

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     Desde siempre los encargados de llevar a cabo el sorteo fueron los niños y niñas del Colegio de San Ildefonso de Madrid. Un colegio creado allá por el año 1543, bajo la protección del Emperador Carlos V; para niños huérfanos y desvalidos. 
Panorámica de Molina desde la ermita de la Virgen del Gavilán.

     En un comienzo y hasta el año 1913, los números estaban impresos en papeles, pero a partir de ese año, comenzó a utilizarse el sistema de bombos y bolas de madera, que a día de hoy se siguen utilizando.

Pues bien, en pleno siglo XIX, concretamente el miércoles 22 de diciembre del año 1852 cuando esos número todavía lo eran impresos en papel, los niños San Ildefonso cantaron el número 11528, siendo éste el Gordo de Navidad.
 
     
Los boletos de la Lotería de Navidad en ese momento costaban 60 reales, es decir 15 pesetas o lo que es lo mismo 0,09 euros; y el Gordo a la serie suponían 120.000 pesetas, unos 721,21 euros, y según los rotativos de la época, el Gordo había caído en la población de Molina de Aragón.

 
     
Hasta la capital del Señorío llegaron los décimos gracias a los transportistas de la época, a los que se les denominaba arrieros, esos que siempre te encontrabas en el camino.





     Aquel miércoles 22 de diciembre del año 1852, seguro que en Molina hacía frío, lo que también es seguro, es que ninguna televisión acudió a las tierras del río Gallo, para grabar a los agraciados, aún tendrían que pasar más de cien años, para que naciera televisión española (1956); pero es que además fue prácticamente imposible saber a qué familias les había tocado el gordo, todo el mundo lo llevaba en secreto, pues en la época había miedo de que se les considerase gente con dinero, por si acaso les robaban, secuestraban o hacían algo.

 
     El dinero tardó en arribar desde Madrid, pues lo hizo en un carro tirados por mulas, supongo que con vigilancia.

 
     Y aunque digo que hubo mucho sigilo para saber a quién le había tocado el Gordo, alguna señal se vislumbró; en la calle de las Tiendas, cerca de donde se encontraba la puerta de la muralla denominada de Valencia, comenzó a construirse una enorme manzana de piedra de sillar, y balcones forjados…; con el tiempo se le denominó la casa de la Lotería. A día de hoy en sus bajos se encuentra la librería “Malo”.
 
Casa de la Lotería Molina de Aragón
     Y así fue como Molina, salió una vez en el periódico no por sus bajas temperaturas, sino porque allí había caído el Gordo. “FINEM”.


Valle del Río Gallo y hoz. Molina de Aragón

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