miércoles, 3 de diciembre de 2014

DEL JARDÍN DE LAS HESPÉRIDES AL RINCÓN DE ADEMUZ: La manzana esperiega.



El pasado domingo y tras un importante episodio de lluvia, varios fuimos los curiosos que nos acercamos a los amplios puentes que cruzan el río Turia a su paso por   la ciudad de Valencia, absortos viendo con qué caudal bajaba el río llamado por las tierras de Teruel Guadalaviar, comenzamos a hablar de las comarcas y pueblos por los que pasa…
Río Turia crecido a su paso por Valencia
Río Turia crecido a su paso por Valencia
Tal vez por añoranza, tal vez por orgullo patrio pues en esas tierras se encarnan las  raíces de mi familia materna, raudo les hablé del Rincón de Ademuz.


 

Os aseguro que no es fácil en pocas palabras describir cómo es el Rincón de Ademuz, pues hay que explicar cómo es el tintineo de las estrellas en una noche de verano, cómo son sus ríos, sus valles, cual majestuosas son sus montañas, que tramas urbanísticas tienen sus pueblos, cuál es el grado de nobleza de sus gentes, o cuántos ingredientes tiene su plato estrella… de nombre las gachas.

Río Bohilgues
Valle del río Turia entre Torrebaja y Ademuz
   
Castielfabib y Ademuz

Río Ebrón en Torrebaja
 
En esta improvisada tertulia como en los chistes de un inglés, un alemán y un español, nos encontrábamos una variada representación de las regiones españolas, comprobando que las gachas, no eran exclusivas del Rincón de Ademuz, y que bajo el mismo nombre había una amplia variedad de recetario y elaboración, incluso de ingredientes, mostrando que no tenían nada que ver las gachas rinconademucenses con la manchegas, las andaluzas, o las navarras…

Gachas Rincón de Ademuz
Torrebaja

Hablando de los paisajes, les conté que sucede en esta época del año en las tierras del Rincón, y es que pasear por la riberas de los ríos, o por los páramos de sus cumbres es una gran experiencia todo el año, pero en otoño además de sus colores típicos ocurre otra cosa…; y es que el Rincón de Ademuz se impregna de un aroma intenso y suave a la vez, que recuerda al hogar materno y a tiempos pretéritos; en otoño el Rincón de Ademuz huele a manzana.

 
 

 
 
Una buena orografía, fuerte tierra, abundante agua, y sabias manos de los agricultores de la zona, hacen que se críe una variedad de manzano, que casi es exclusivo de estas tierras; me estoy refiriendo a los manzanas esperiegas, y que según la tradición reciben este nombre porque derivan directamente del jardín de las Hespérides, ese gran jardín regalado por Gea a Hera tras su boda con Zeus, y que según la mitología griega daba manzanas doradas, que proporcionaban la inmortalidad…

 
 
De aquel huerto de las Hespérides, llegaron las esperiegas, que en otro jardín paradisiaco llamado Rincón de Ademuz florecen en la primavera, para en el otoño convertirse en deliciosos frutos que gracias a sus propiedades, también conllevan a la inmortalidad.

 

Se recolectan desde finales de octubre hasta diciembre, debiendo guardarse en las bodegas y en los garajes unos días, para que éstas cojan un mayor grado de maduración, cuando esto ocurre su piel se ablanda y su sabor se intensifica; durante esos días de almacenamiento en las casas, los pueblos desprenden un aroma típico, que como el flautista en Hamelin, te hipnotiza y te engancha para siempre.

 

Así pues amig@s de este cajón de sastre blog, os recomiendo muy mucho la visita a esta desconocida y bella comarca; porque además el carácter sencillo y noble de sus gentes, os hará que os sintáis como en vuestra propia casa.
Y si podéis disfrutar del sabor de la alta montaña, degustando las manzanas del jardín de Hera. FINEM


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha encantado esta entrada. Estando tan lejos de casa me has emocionado.
¡Un saludo desde China!

Anónimo dijo...

Me ha encantado esta entrada. ¡Cuánto se echa de menos la tierra cuando estás lejos de casa! Gracias por acercármela un poco.
Un saludo desde China,
Manoli

Dianayr dijo...

No es fácil en pocas palabras describir cómo es el Rincón de Ademuz, la verdad es que no Óscar!
Eso sí, te has olvidado de hablar del frío, eso si con todo lo que ofrece poder disfrutar de el Rincón, ¡casi ni que lo sientes! Gachas, espedriegas... ¡que ganas de volver a la calle Cantón!

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