jueves, 10 de enero de 2013

A PROPÓSITO DEL TIEMPO QUE HARÁ... Observando las pistas que nos da la naturaleza.




Ayer por la tarde estaba estudiando en mi cuarto, cuando al mirar por la ventana observé a decenas de pájaros…; eran centenares de estorninos que revoloteaban entre los cableados de las azoteas haciendo toda clase de filigranas, de igual manera comprobé que muchos de ellos se agolpaban en las antenas de los edificios más altos como si estuviesen celebrando una reunión…
 
 
 
 
Me acordé de aquel poema de Antonio Machado: “A orillas del Duero”, en el que describiendo a la ribera del río Duero a su paso por la ciudad de Soria en el mes de mayo de aquel lejano 1907, Machado destacaba: “se ha asomado una cigüeña… ya las golondrinas chillan”.
 
 Río Duero a su paso por Soria
El problema de vivir en la gran ciudad, es que a grandes rasgos pocas veces nos paramos a observar y escuchar las pistas que nos da la naturaleza, basándonos en una fecha marcada en el calendario para la arribada del verano, el invierno, la primavera o el otoño, cogiéndonos por sorpresa la verdadera arribada de éstas.
Cuando era pequeño, un señor muy mayor de mi pueblo, me contaba todos los días cuando iba para el colegio, el tiempo que íbamos a tener; lo hacía en base a su reúma… y también en base a la observación del entorno: nubes o no, viento y su dirección, animales, e incluso vegetación… hay flores que cuando hay exceso de humedad en el aire se cierran, a continuación es muy probable que haya precipitaciones.
 
 Mañana de otoño en Torrebaja (Rincón de Ademuz)
Sin lugar a dudas el revolotear incesante de los pájaros en la tarde de ayer, y su agrupamiento  significaban algo. Siempre me habían dicho que cuando había muchos pájaros juntos sobre un cable era sinónimo de frío…
 
 Fría noche estrellada en Molina de Aragón
Si bien es cierto que yo he sido testigo muchas veces del paso de las grullas desde la laguna de Gallocanta en Zaragoza, por los cielos de la comarca de Molina de Aragón (Guadalajara), hacia las tierras cálidas de Andalucía, y más concretamente hacia las marismas de Doñana, entre Cádiz  y Huelva; a los pocos días o incluso horas del paso de las grullas, se ha producido un brusco descenso de las temperaturas.
 

Grullas a su paso por Molina de Aragón

De igual manera me gusta observar en los árboles y arbustos de hoja caduca, cómo estos van evolucionando en cada estación, y también en cada lugar… por ejemplo la salida de las hojas de los chopos en el Rincón de Ademuz con respecto a la ciudad de Valencia, oscila en casi treinta días, y cuarenta si hablamos de la comarca del Señorío de Molina (lugares en los que hago esta observación habitualmente); de igual manera para la pérdida de las mismas, en Molina de Aragón casi mes y medio antes que en Valencia, y un mes antes en el Rincón de Ademuz.
 
 Bosque de ribera en Molina de Aragón
 
 Bosque de ribera en el Rincón de Ademuz
La cuestión, y es la verdadera moraleja de esta entrada bloguera, es mi consejo de que pese al estrés, el devenir cotidiano, y el vivir en una gran ciudad, intentad ser testigos de todas estas cosas, que desde luego nos reconcilian con esa gran casa que es nuestro planeta; nada más hermoso que poder ver un amanecer o un atardecer, que también por los colores, textura del cielo, brisa, etc… nos anuncian el tiempo que hará en las horas siguientes.
 
 Anochece en Valencia
 
 Arcoiris y tormenta en Valencia
Seguimos en contacto observadores.

2 comentarios:

Eastriver dijo...

Hay que tener sensibilidad, que tú la tienees, para captar y ser capaz de disfrutar todo ello, qué duda cabe. Me admiran tus entradas tan llenas de vida, Óscar.

Juanjo Rubio dijo...

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