jueves, 13 de septiembre de 2012

EN EL CORAZÓN DEL MAESTRAZGO TUROLENSE; El nacimiento del río Pitarque.



 
A finales del mes de agosto y apurando  los últimos  días de asueto y descanso, dos buenos amigos y yo (Lucía, David y el que escribe), decidimos ir de excursión a Pitarque, un pequeño pueblo del maestrazgo turolense, en cuyo término se encuentra el nacimiento del río con su mismo nombre, formando un impresionante cañón de grandes farallones de rocas calizas.
 
El acceso al pueblo se hace por una estrecha y serpeante carretera que desemboca en una plaza que a su vez hace funciones de frontón.
 
 

Los vehículo hay que dejarlos a la entrada a la villa, puesto que la anchura de las calles en general no dan para mucho tráfico rodado, desde ahí de forma continua indicadores de madera van anunciando la ruta a seguir para encaminarte al sendero que se dirige hacia el barranco.
 
 
 
La ruta desde el pueblo de Pitarque hasta el nacimiento del río, tiene unos 6 kilómetros aproximadamente, con algún tramo en pendiente, pero de total facilidad y accesibilidad; se trata de un bello recorrido del que ya hizo mención allá por el año 1779 el humanista y botánico Ignacio Jordán de Asso,  más conocido por su seudónimo como Melchor de Azagra.
 
Cuando apenas llevas recorridos dos kilómetros y el cañón del río comienza a estrecharse, aparece en el camino la ermita de la Virgen de la Peña; un pequeño templo de planta rectangular, originario de finales del siglo XVIII, que asomada al precipicio es un balcón privilegiado a la denominada poza de la Virgen.
 

 
A partir de aquí la vegetación se hace mucho más exuberante, saliendo al paso del  camino toda clase de árboles de ribera, y de bosque mediterráneo; pese a la canícula que caía el día de la visita, el paseo por aquí era agradable y reconfortante; también contribuían a ello los recovecos con musgo y líquenes que aparecen de forma continua, o las varias cascadas que pese a la sequedad del año, se despeñaban con bravura hacia las aguas del río Pitarque, refrescando a los paseantes del sendero.
 

Pero si el follaje del camino impresiona, mucho más lo hace lo abrupto del terreno, con unos roquedales inmensos cuyas paredes están habitadas por una gran colonia de buitres leonados, y que además las formas caprichosas que el viento y la lluvia les han ido confiriendo  a lo largo de los siglos, hace volar a la imaginación en parecidos razonables.
 

 
 












También se observan grandes desprendimientos, e incluso la cutrez de la modernidad, que hace pasar por mitad de este barranco una línea de tensión media, causando un importante impacto visual… 

 Un kilómetro después de la ermita de la Virgen de la Peña, aparece la construcción de una vieja central hidroeléctrica, que producía electricidad aprovechando la fuerza con la que discurrían las aguas del Pitarque; se puso en marcha allá por el año 1923, y proporcionaba electricidad a más de treinta pueblos, desde Utrillas a Villafranca del Cid (Castellón), siendo fundamental esta electricidad para la incipiente industria lanera del Maestrazgo.
La central tiene anexionadas dos curiosas garitas  en las esquinas del camino, luego he podido saber que eran para vigilancia y defensa en los tiempos posteriores a la guerra civil.
Todo este trayecto se va haciendo a media altura con respecto al río, sólo cuando a penas quedan quinientos metros para el nacimiento del río, el sendero se cruza con él en un sencillo puente, para posteriormente sendero y río ir en paralelo bajo unos impresionantes salientes de la roca, donde hace años se construyó una pequeña presa para la retención de las aguas y proporcionar unas fantásticas piscinas naturales.
 


En ese preciso lugar, hay una especie de sumidero en la roca, que las gentes del lugar denominan la chimenea por su apariencia y por el que de normal cae el agua en grandes cantidades; este año en nuestra visita estaba totalmente seco.
 
Unos doscientos metros más adelante, llegamos al lugar donde nace el río, lo hace de forma constante, y pese a la sequía con una caudal considerable; en ese mismo lugar nos comimos nuestros bocadillos e incluso dormimos un poco de siesta. Es el típico lugar al que te gustaría “teletransportarte” en los momentos de tensión, estrés, angustia, etc…
 
Como no podía ser de otra manera, después nos bañamos justo debajo del nacimiento; la temperatura del agua…, fría no lo siguiente, pero el placer de bañarte en un lugar como ese compensaba la destemplanza del líquido elemento.
 
 
 

De regreso hacia el pueblo de Pitarque, unas cabras montesas salieron a despedirnos…
 
Finalmente llegamos al coche un poco cansados, pero más que satisfechos por la excursión realizada, por los parajes conocidos y por el revulsivo que suponía para los sentidos el haber estado todo el día en mitad del paraíso.

Acabo este post haciéndoos una recomendación a la visita de este paraje, ya me contaréis.
 

8 comentarios:

juan manuel játiva dijo...

Estimulante escapada, pero, reconócelo, estabas conteniendo la respiración.

raf dijo...

Ameno, entretenido y bien documentado gráficamente. De nuevo, un placer leer tus crónicas.

Enrique Gil Bazán dijo...

Gracias Óscar por descubrir rincones magníficos del Aragón profundo. Es difícil encontrarse con alguien capaz de disfrutar en sitios así, casi desconocidos por lo ocultos y escondidos. Y sin hechos diferenciales, sin casinos, idiomas casi inútiles y sintiéndose igual que los demás. Así es mi tierra. Gracias!!!!

ALFREDO SÁNCHEZ GARZÓN dijo...

Me ha encantado tu post, Óscar, es estupendo que haya lugares tan preciosos y conservados como Pitarque, desconocía el pueblo y las bellezas que esconde: quizá si conociéramos más nuestro país –me refiero a España- lo estimaríamos y cuidaríamos más, como se merece. Y estaríamos orgullosos de ser españoles –de nuestro paisaje, la historia y sus gentes-, mejorando lo presente... Cuídate, un abrazo.

Juanjo Rubio dijo...

Las imágenes desprenden aires fresco y encanto.
Gracias por compartir la aventura.

Patraixense dijo...

Me ha gustado mucho, perdona si no hago muchos comentarios.
De todas formas te sigo siempre, aunque a veces se me salten fechas por trabajo...
Un saludo

SEGIS dijo...

Me has recordado un trayecto que Sus y yo hicimos hace algunos años, cuando las garras nos mantenían con más gallardía, por eso te doy las gracias y te felicito por tu reportaje.

Anónimo dijo...

Hay Oscar!!! me encanta tu blog!!! es genial, como tu. Me encanto el nacimiento del rio Pitarque y viendo esto me han venido muy buenos recuerdos de este lugar!!! Da gusto leer todo lo que escribes. Vero.

LOS AMANTES DE TERUEL. Una bella y triste historia de amor.

     El genial cantautor Ismael Serrano, en su canción “tierna y dulce historia de amor”, afirma eso de que “como todas las histori...